Elena Poniatowska: Colectivo Valle del Mezquital
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uerétaro se ha vuelto un emporio de empresarios, es una ciudad industrial importantísima no sólo reconocida por su maravilloso acueducto, sus piedras semipreciosas, el tesón y la inteligencia de sus creadores, ya sean joyeros o ingenieros, muchos de ellos instalados también en San Juan del Río, que ya desde la entrada nos recibe con sus espléndidos sombreros tejidos de palma y sus exhibiciones de piedras bellamente montadas en anillos y prendedores a los que acuden muchos novios para comprar a su futura esposa un anillo de compromiso que dure toda la vida.
–La parte industrial de Querétaro es San Juan del Río, donde están las empresas de escala internacional. Está la Coca-Cola, la Cooperativa Pascual… –nos dice Yvonne Molina.
–Soy amiga de los trabajadores de Pascual porque querían muchísimo a Demetrio Vallejo, le hicieron muchos homenajes.
Octavio Jiménez sabe todo de Querétaro y habla con entusiasmo de los logros y luchas del Colectivo Cultural Valle del Mezquital.
–Pascual tiene la Fundación Cultural de Trabajadores Pascual Boing, y tienen una colección muy grande de arte, me atrevo a decir que es una de las más grandes de Latinoamérica en pintura. Desde hace 25 años llevamos exposiciones a Tepeji del Río; al convento franciscano, parte de la colección de Pascual Boing.
–¿En Tepeji no pensaron en hacer un museo con todos sus intereses culturales?
–Acaban de abrir el Museo Textil en Tepeji, de la fábrica La Josefina, porque tienen maquinaria del siglo XIX hasta el presente; entonces, adecuaron una parte grande de la fábrica para hacerla sala de exposición. Incluso, tratábamos de hacer un museo de arte sacro con piezas de los siglos XVIII, XIX y algunas del XVII, porque las hay en el convento; también hay otras de Juan Correa o de Francisco Martínez, grandes pintores novohispanos.
Hacer el museo es un poco complejo por las cuestiones de que la parroquia de San Francisco de Asís es muy activa, hay mucho movimiento todo el año, sobre todo en Semana Santa: tenemos encapuchados sevillanos, vestidos a la usanza de esa época y procesionan el Viernes Santo por la noche; se cierra todo el pueblo para dar paso a esta procesión tan bonita. Es lo que tratamos de recuperar para hacer un museo de la vida cotidiana de Tepeji.
–¿Les conviene tener un aluvión de turistas?
–Creo que sí, porque abriría un espacio económico, ya que la mayoría de la gente trabaja en fábricas; entonces, tener ingresos extras de esta naturaleza, caería muy bien a todos.
–¿Son de origen campesino?
–Éramos un pueblo campesino, sembrábamos maíz. La mayoría abandonó las tierras por ir a las fábricas. Es común. ¿Cuánto cuesta una tonelada de maíz? Se paga muy barato, y tener una tonelada de maíz es un proceso de medio año o más, desde la cosecha, la fumigación hasta el desgranaje, y para que paguen por una tonelada 600, 800 o mil pesos es una baba y una ofensa al pueblo, a los campesinos. Por eso no sólo en Tepeji, sino en muchas partes del país, han abandonado las tierras, cuando éstas deberían ser la parte medular para salvar nuestra nación.
“Importamos maíz transgénico de Estados Unidos, cuando en México podríamos tener buen maíz. Como le digo, una tonelada de maíz la compran muy barata y eso no alcanza para vivir, mucho menos para repartir entre todos los que trabajaron la tierra, por eso están abandonadas. En Tepeji tenemos comunidades realmente muy necesitadas y la ayuda no llega. Los políticos sólo van cuando hay campaña, elecciones, después se olvidan de todo. Hay una comunidad donde les hicieron un centro de salud que está abandonado, no hay luz ni agua, sólo el hueco. Esa es la realidad del abandono de las tierras.
No lo quisiera decir, pero entre seis o siete presidentes municipales hicieron un megafraude y se repartieron el dinero. Fue un desvío de recursos, 40 millones de pesos, cuando en muchos lugares no tenemos carreteras ni agua. Dieron facilidades a un consorcio empresarial dirigido por ex funcionarios, hicieron un campo de golf enorme, privado y muy caro, donde están los mantos acuíferos para los habitantes de Tepeji. ¿Cómo es posible eso?
–¿A quién le dan trabajo?
–A muy pocas gentes de Tepeji, como a 100 personas, máximo; es muy grande. No hay ningún beneficio, ni siquiera bajan al pueblo, nada más van a sus casas de fin de semana.
“Hicieron el campo de golf sobre un lugar que tiene vestigios arqueológicos Es sabido, la gente sabía dónde estaban los vestigios; en otra parte hay basamentos piramidales, en otras hay tumbas antiguas de origen zapoteco, teotihuacano, tolteca, porque Tepeji del Río era un paso obligado para llegar a la Tollan, Tula.
“Tepeji está a 20 kilómetros de Tula, pero casi no vamos allá; estamos concentrados en Tepeji. Conocemos amigos de Tula, sí nos vemos, pero para trabajar en la lucha del rescate del patrimonio cultural. Ahorita estamos luchando porque llegó a Tepeji el Plantel Azteca, de Salinas Pliego, lo pusieron en un edificio que construyó el pueblo hacia los años 40 y ese colegio estuvo administrado por religiosas, ya que éstas se fueron se lo quedó otra persona; cuando quedó vacía la escuela, hace año y medio, se la dieron al señor Salinas Pliego, a su fundación. Nosotros estamos reclamando un predio vacío en esa escuela para hacer un andador cultural y un museo al aire libre, pero estamos luchando contra el gobierno estatal y contra los intereses económicos de otras personas.
“Hemos hecho jornadas culturales para denunciar y decir al pueblo lo que está pasando. Queremos rescatar ese espacio para el pueblo; vamos a trabajar más duro para rescatar el plantel completo y hacer una escuela de artes ahí mismo, pero es una lucha larga, no creo que vaya a ser fácil.
Los miembros que se estaban integrando de la comunidad se han ido saliendo porque pierden interés; muchos son muy pesimistas de decir que nunca lo vamos a lograr, pero otros creemos que sí vamos a recuperar el edificio que construyeron nuestros abuelos y que forma parte del patrimonio cultural del municipio. Estamos luchando por eso a través de nuestros colectivos y vamos a lograrlo.