El Bueno, el Feo y el Malo: 3 escenarios que hacen girar la brújula del inversor
Pablo Gil, estratega jefe del bróker polaco XTB, acaba de presentar un exhaustivo análisis con los desafíos a los que se enfrentan los inversores en este 2023 y las pistas para no caer abatidos en una emboscada de la macroeconomía y los mercados. Para ello, el experto ha recurrido a la iconografía universal de una de las obras maestras del cine, «El Bueno, el Feo y el Malo» de Sergio Leone, con el objetivo de poner ojos y cara a los tres escenarios que, en su opinión, se pueden dar y cómo actuar ante ellos.
Según sus conclusiones, el escenario inversor más probable es el que representa Tuco (Eli Wallach), alias el Feo, aunque tampoco descarta a los otros: Joe (Clint Eastwood), el pistolero solitario conocido como «El Bueno»; y Angel Eyes (Lee Van Cleef), sicario a sueldo conocido como «El Malo». La ficción les enfrenta en una lucha por un tesoro y la supervivencia. Ya en la realidad de 2023, la historia financiera estará plagada de amenazas ante las que no está de más contar con una hoja de ruta para aprovechar las oportunidades de inversión y minimizar los riesgos.
Gil centra su visión estratégica y el resultado final en la evolución de la inflación y otros cinco catalizadores. Primero, el tándem recesión-crecimiento; segundo, la evolución de los beneficios empresariales; tercero, los riesgos geopolíticos derivados de la guerra de Ucrania y Rusia o la potencial anexión de Taiwán por China; cuarto, la Covid en China; quinto, el crédito y su impacto en el mercado inmobiliario o las criptomonedas.
El alza de tipos y el coste de la deuda
El punto de partida es el efecto desconocido que tendrá la subida acumulativa de tipos de interés realizada en EEUU (425 puntos básicos), Europa (250 puntos básicos) y otras economías desarrolladas. “En un mundo donde la deuda global representa más de un 350% del PIB, incrementar el coste del dinero de forma tan rápida como se está haciendo puede tener consecuencias graves”, advierte el experto en su informe.
La deuda mundial superó la barrera de 300 billones de dólares en 2021 con emisiones récord auspiciadas por los autoridades monetarias como la Reserva Federal (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), que han participado como nunca en la compra de bonos entre 2020 y 2021 con programas de estímulos masivos y tipos negativos con el objetivo de evitar una deflación bajo la ideal de que las presiones inflacionistas «eran cosa del pasado». Pero los IPCs occidentales despertaron con los precios energéticos, se aceleraron con la crisis de suministros y la guerra de Rusia en Ucrania.
“Pero una vez el problema se hizo tan grande que era imposible ocultarlo, la estrategia de los bancos centrales dio un giro de ciento ochenta grados”, señala. La Fed subió tipos en marzo de 2022 y el BCE lo hizo en julio pero desde entonces no han hecho sino declarar una guerra a la inflación ‘cueste lo cueste’, incluso induciendo la recesión económica para aplacar la demanda y, de este modo, influir en las expectativas de inflación. Alguno ha descrito el proceso como matar moscas a cañonazos por la incidencia directa en la desinflación de activos, destrucción del mercado laboral y financiación más cara. En función del grado de deterioro, Gil expone sus tres escenarios
Escenario bueno: caída brusca de la inflación, freno a los tipos y recesión suave
Gil recomienda apostar en bolsa por sectores defensivos frente a sectores “growth” o en crecimiento en el caso de que Joe (Clint Eastwood) aparezca como ganador de este duelo de previsiones. En bonos, desarrollar estrategias de ‘steepening’ (comprar renta fija de corto plazo y vender largo plazo). También considera que hay que prestar atención al dolar porque perderá atractivo frente al resto de pares de divisas y sitúa la reapertura de China tras el periodo de Covid cero como catalizador positivo de las bolsas asiáticas.
“Se produce una desaceleración económica global como consecuencia del endurecimiento monetario de 2022, pero se evita la entrada en recesión profunda y generalizada. La renta fija vuelve a ser atractiva en la medida en que el problema de la inflación queda controlado y no se atisban más subidas de tasas de interés de las que ya ha descontado el mercado. La parte larga de la curva comienza a cotizar la vuelta a la normalidad monetaria de la última década, lo que implica unos tipos terminales muy por debajo de los niveles alcanzados durante el primer trimestre de 2023”, asegura.
Escenario feo: guerra comercial, relocalización e inflación resistente
El experto de XTB ve esta situación como la más probable debido a la continuidad de la guerra de Rusia en Ucrania y el pulso ‘in crescendo’ con Occidente. “Esta nueva realidad supone la metamorfosis de una globalización que ha sustentado un entorno deflacionista durante décadas hacia otra realidad diferente: el proteccionismo multilateral”, advierte. Así, este escenario contempla una desinflación más lenta con dudas sobre la capacidad de volver al objetivo del 2%, que a su vez provoca políticas más restrictivas de los bancos centrales. A su vez, los beneficios empresariales dibujarían caídas y China se convierte en un lastre en lugar porque mantiene su desaceleración, acrecentando sus desequilibrios.
De este modo, si Tuco se pone a los mandos de los mercados, se extendería en el tiempo el mercado bajista de 2022 por lo que recomienda dar más peso a valores defensivos y de consumo básico frente a cíclicos y de crecimiento. “En esta nueva realidad se mantiene la alta correlación entre renta variable y renta fija que se ha vivido durante 2022 dificultando la diversificación de carteras para el inversor”, apunta. Por tanto, la mejor manera de esquivarlo sería buscar refugio en la deuda de calidad y evitar bonos corporativos y emergentes con malos ratings. El oro, las materias primas, la alimentación y el inmobiliario se comportarán mejor en este escenario que otros activos.
Escenario malo: si algo puede ir a peor, lo hará
Si Angel Eyes (Lee Van Cleef) es quien se lleva el gato al agua, lo mejor es ponerse a cubierto. El tercer escenario de XTB plantea que se pueda desatar una crisis financiera debido a nuevos focos de tensión a nivel geopolítico, como la posibilidad de un conflicto nuclear liderado por Putin y una crisis interna en China, así como a nivel económico, debido a desequilibrios financieros que se han ido generando durante años pero que no han sido evidentes debido a las condiciones financieras laxas.
Esta crisis sería agravada por una inflación persistente, una reacción tardía de los bancos centrales otra vez y una crisis energética debido a ajustes en la oferta de crudo de la OPEP. “Los efectos de una política monetaria tan restrictiva acaban por provocar recesiones en Reino Unido, Europa, Japón, EE. UU. y China no es capaz de salir de su proceso de desaceleración económica. Los mercados emergentes también se ven arrastrados a una contracción severa y esto provoca a su vez un desplome en los resultados empresariales lo que hace injustificable el nivel al que cotizan muchas compañías y los índices bursátiles”, apunta Gil.
En resumen, la versión más agorera del devenir de 2023 plantearía un entorno económico muy desfavorable, con una recesión global y una caída significativa de las bolsas. Además, los bancos centrales estarían maniatados debido a la resistencia de la inflación y el aumento de la percepción de riesgo para los inversores. Se mantiene un alto nivel de correlación con la renta variable por el lado negativo. Por su parte, el mercado inmobiliario se vería afectado por costes de financiación altos, pero en lugar de un ajuste severo del precio de la vivienda a la baja, puede darse un mercado inoperante con una reducción drástica en el número de transacciones y un ligero ajuste a la baja del precio, algo parecido a lo que sucedió en la crisis de 2008 a 2012 en España, cuando los verdaderos ajustes de precios a la baja llegaron al final.
¿Qué hacer ante este escenario? Gil pronostica que, de cumplirse las condiciones macro y financieras, se registrarían caídas superiores al 50% desde máximos, “habría que buscar coberturas vía volatilidad y estrategias defensivas vía opciones”, es decir, con la apertura de posiciones cortas que permitan proteger la cartera y neutralizar las caídas. La inversión en ‘hedge funds’, metales preciosos y en el área dólar serían refugios a tener en cuenta, mientras que la deuda periférica europea, los bonos con baja calificación crediticia y el sector financiero serían los sitios más peligrosos.