Avanzan los alimentos a base de insectos: el factor económico y el impacto para la sostenibilidad de la Tierra
Le medida generó miles de comentarios de consumidores y expertos que opinaron sobre la cuestión. No es solo algo que vincule a la salud; impacta sobre los procesos productivos, la economía, las costumbres, y el ambiente.
Muchos usuarios en redes sociales afirman que la UE obligará a las personas a comer insectos agregados a la harina, el pan o la pasta sin su conocimiento.
Esta conclusión proviene de la idea de que la UE clasifica a los insectos como alimento y no etiqueta claramente si se mezclarán con otros ingredientes como, por ejemplo, harina.
El documento aprobado por la UE dice que la acheta domesticus, el polvo de grillo doméstico, tendrá que estar claramente etiquetado. En tanto que el etiquetado de los alimentos que contengan el polvo deberá decir que este ingrediente puede causar reacciones alérgicas a quienes tienen alergias a crustáceos, moluscos y ácaros del polvo.
Según un informe de 2020 de la Organización Europea de Consumidores, solo el 10% de los europeos está dispuesto a cambiar carne por insectos.
Según una encuesta realizada por YouGov en 2021, Francia parece ser el país más receptivo a la idea, ya que el 25 % de las personas encuestadas dijeron que están dispuestas a comer alimentos que contengan polvo de insectos. Muy parecida es la aceptación en Alemania y Dinamarca.
En cambio, Italia y Polonia fueron los más resistentes a la idea con solo el 17 y el 18% de los encuestados que dijeron que estarían dispuestos a intentar comer insectos de forma regular, la cifra más baja de la encuesta.
Hay cuestiones clave que hay que tener en cuenta más allá de las gastronómicas y culturales para analizar el mercado la comida a base de insectos.
Por un lado, la necesidad de alimentos en un mundo que ya superó los 8.000 millones de habitantes, y en el que los recursos naturales corren riesgo de volverse insuficientes para hacer sostenible la ida en la Tierra.
Y además está la cuestión del impacto ambiental que genera la industria de los alimentos, cualquiera sea su origen. Los excesos con la soja agotan suelos hasta volverlos áridos; el ganado, ya sea para comer o producir leche, libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera a través de sus flatulencias; la sobrepesca está depredando los mares; y una larga de lista de etcéteras que podemos poner como ejemplo.
Por caso, la cuarta parte de los gases que calientan el planeta con su contaminación proviene de la producción de alimentos cárnicos y lácteos. Las vacas y las ovejas eructan metano, un gas de efecto invernadero potente, y los agricultores arrasan los bosques para hacer pastos y cultivar soja, tres cuartas partes de la cual se destina al ganado.
Es por eso que cada vez más científicos creen que los insectos podrían ser la clave para frenar el cambio climático. Alimentos en base a insectos podrían compensar gran parte de ese alimento con un impacto mucho menor en la muerte de esas especies y el cambio climático.
¿Cuántos insectos hay en el mundo?
Los insectos comprenden el grupo de animales más diverso de la Tierra. Hay identificadas aproximadamente un millón de especies diferentes, pero se cree que eso es casi nada: quedarían 30 millones de especies más sin descubrir.
Pueden encontrarse en casi todos los lugares del planeta. Los insectos no solo presentan una gran diversidad, sino que también son increíblemente abundantes. Algunas estimaciones hablan que existen 200 millones de insectos por cada ser humano.
La Royal Entomological Society de Londres, Reino Unido, organismo dedicado al estudio de los insectos y a la difusión de información sobre los mismos, llevó a cabo un estudio por el que calculó que en la superficie terrestre existen unos 10.000 millones de insectos por kilómetro cuadrado.
Los más abundantes a nivel mundial son los colémbolos (probablemente los animales más numerosos de la tierra -y también de los animales terrestres más antiguos-, pues podemos encontrar hasta 62.000 insectos por metro cuadrado), los proturos, los dipluros, los arqueognatos o pececillos de cobre y los pececillos de plata.
Los escarabajos (coleópteros), las abejas, las avispas, las hormigas (himenópteros), las mariposas, las polillas (lepidópteros), las moscas, los mosquitos (dípteros) y los hemípteros (entre los que se encuentran pulgas, cigarras y las chinches de las camas) son, por este orden de mayor a menor, los insectos más abundantes en nuestro planeta.
Los mosquitos ocupan todo el planeta, excepto la Antártida.
Beneficios de comer insectos
El debate por comer insectos claramente es más occidental, ya que, en Asia, África, y Oceanía, son de consumo habitual. Hay calificados unas 1.900 especies como comestibles.
La propia Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), destaca los beneficios de comer insectos.
En su web explica:
Son nutritivos
Los insectos comestibles tienen un importante valor nutricional y pueden ser un elemento saludable para incorporar a nuestra dieta. Ofrecen energía, grasa, proteínas y fibra y, según el insecto, pueden ser una buena fuente de micronutrientes, como zinc, calcio y hierro.
Los insectos también pueden ofrecer una fuente alternativa de proteína respecto de las carnes convencionales. Por ejemplo, una comparación entre la carne de vacuno y los gusanos de la harina muestra que, mientras que el contenido de aminoácidos y materias grasas de la carne es mayor que el de los gusanos de la harina, estos últimos contienen valores comparables de minerales, y el contenido vitamínico suele ser más elevado.
Son ecológicamente sostenibles
Los insectos comestibles tienen múltiples ventajas para el medio ambiente. Por ejemplo, la cría de insectos emite considerablemente menos gases de efecto invernadero que la mayoría de las demás fuentes de proteína animal y requiere sustancialmente menos agua que la cría de ganado.
Además, la cantidad de tierra necesaria para criar insectos es significativamente menor que en el caso de la producción animal, y los insectos son muy eficientes a la hora de convertir piensos en proteínas. Por ejemplo, los grillos necesitan 12 veces menos piensos que el ganado para producir la misma cantidad de proteína.
Ofrecen oportunidades económicas
Además de ser una fuente de alimentos, los insectos comestibles pueden proporcionar medios de vida e ingresos. Dado que la cría de insectos requiere un espacio mínimo, se puede realizar en zonas tanto rurales como urbanas, por lo que resulta ventajosa en lugares en los que otras actividades agrícolas no lo son.
Los insectos comestibles también se transportan fácilmente y suelen ser fáciles de criar sin una capacitación especializada. Por lo tanto, la cría de insectos ofrece oportunidades económicas a quienes tienen un acceso mínimo a la tierra, la formación y otros recursos.
Son un recurso infrautilizado
Puesto que la población mundial sigue creciendo, la producción de alimentos deberá aumentar, lo que inevitablemente ejercerá presión sobre la producción agrícola y sobre nuestros limitados recursos naturales. Necesitamos soluciones innovadoras para satisfacer la demanda mundial de proteína y otras fuentes alimenticias nutritivas, y la cría de insectos ofrece una oportunidad para ayudar a satisfacer esta demanda creciente.
La conclusión de la FAO sobre comer insectos
En conclusión, para la FAO «los insectos comestibles pueden ayudar a mejorar la nutrición y la seguridad alimentaria, crear nuevas oportunidades de medios de vida y apoyar los sistemas agrícolas sostenibles. Si bien ya se consumen en muchas partes del mundo, los insectos comestibles todavía tienen un gran potencial económico y nutricional que aún no se ha aprovechado plenamente».
E invita: «Ahora que se está gestando una era de nuevos alimentos, ¿por qué no incorporar esta saludable fuente alimenticia natural y saludable a tu dieta?».