Bruselas reserva el premio gordo para los camioneros: 90% de prohibición de uso de diésel en 2040
La Comisión Europea acaba de poner fecha límite a la venta de coches con combustible gasolina o diésel: 2035. Tras esa fecha, seguirán pudiéndose usar los existentes pero no se podrán vender nuevos coches con esos combustibles. Pero la Comisión Europea ha reservado el premio gordo de su plan prohibicionista para un sector profesional clave, por ejemplo, en España: el camión. Para los camioneros el plan de Bruselas es aún más sangrante. Pretende que en 2040 el 90% de su consumo de diésel haya sido erradicado, lo que significa, que el 90% de su actual flota de camiones tendrá que desaparecer o dejar de usarse.
Bruselas ha propuesto un traumático plan de combate contra el diésel y la gasolina. Un plan que supone duros objetivos en el caso de los turismos, pero que llega al puro traumatismo en el caso del transporte con camión. Se trata del plan de objetivos de emisiones de CO2 para los nuevos vehículos pesados (HDV) a partir de 2030. «Estos objetivos ayudarán a reducir las emisiones de CO2 en el sector del transporte: los camiones, los autobuses urbanos y los autobuses de larga distancia son responsables de más del 6% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE (GEI) y más del 25 % de las emisiones de GEI del transporte por carretera», asegura en su documentación Bruselas. Y, por ello, la Comisión quiere que las nuevas «normas de emisiones reforzadas garanticen que este segmento del sector del transporte por carretera contribuye al cambio hacia la movilidad de cero emisiones y a los objetivos de clima y cero contaminación de la UE».
La Comisión propone, en esta línea, «introducir gradualmente estándares de emisiones de CO2 más fuertes para casi todos los nuevos HDV con emisiones de CO2 certificadas, en comparación con los niveles de 2019«. Los nuevos objetivos son los siguientes: 45% de reducción de emisiones a partir de 2030; 65% de reducciones de emisiones a partir de 2035; y reducción de emisiones del 90% a partir de 2040.
«Para estimular un despliegue más rápido de los autobuses de cero emisiones en las ciudades, la Comisión también propone hacer que todos los nuevos autobuses urbanos sean de cero emisiones a partir de 2030″, afirma Bruselas. Más gasto para los ayuntamientos que se convertirá en más impuestos locales.
Pero la parte más dura se la llevan los camioneros. Y es que, si el golpe a los turismos es duro, se centra en la venta de nuevos coches, pero no en el uso de los ya existentes. Pero, para el camión, el objetivo es de emisiones totales admisibles para la flota operativa de camiones, es decir, para los camiones ya comprados, no para los nuevos que se compren a partir de 2035. Por lo tanto, eso significa que todos los camiones operativos tendrán que dejar de emitir el 90% de CO2 en 2040. Y eso, hoy por hoy, sólo se puede conseguir de una manera: cortando el 90% del tráfico de transporte por camión o el 90% de los camiones operativos.
«En línea con los objetivos del Acuerdo Verde Europeo y REPowerEU, esta propuesta también tendrá un impacto positivo en la transición energética, al reducir la demanda de combustibles fósiles importados y mejorar el ahorro y la eficiencia energética en el sector del transporte de la UE» afirma Bruselas. «Proporcionará beneficios a los operadores y usuarios de transporte europeos al reducir los costes de combustible y el coste total de propiedad, y garantizará un despliegue más amplio de vehículos más eficientes energéticamente. También mejorará la calidad del aire, especialmente en las ciudades, y la salud de los europeos», añade la Comisión Europea, que no dice nada de cómo podrán afrontar los camioneros un cambio de camión ni de cómo se adaptarán países como España, donde el transporte en camión es la clave de su sistema logístico en caso de que los camioneros no dispongan de capacidad económica para cambiar su camión diésel por uno eléctrico. Todo ello sin contar con la capacidad real técnica de los camiones para funcionar con electricidad.
«La gran mayoría de los vehículos pesados de la flota de la UE (99%) funcionan actualmente con motores de combustión interna, alimentados en gran medida por combustibles fósiles importados como el diésel. Esto se suma a la dependencia energética de la UE y a la volatilidad actual del mercado energético», reconoce la propia UE.
«Las actuales normas de emisiones de HDV datan de 2019, pero ya no están en línea con los objetivos climáticos de la UE. La legislación existente no proporciona una señal suficientemente clara y a largo plazo a los inversores y no refleja la nueva realidad en el sector de la energía y la rápida evolución de la industria de la tecnología HDV a nivel mundial. Las nuevas normas de CO2 propuestas están en línea con las crecientes ambiciones climáticas de la UE, el paquete Fit for 55 y el Acuerdo de París», concluye Bruselas.