Por qué hay gente en Colombia buscando oro en la calle – Newtral
Decenas de personas se echaron a las calles de Zaragoza, en Colombia, el pasado 10 de marzo para intentar encontrar oro. La búsqueda se inició a raíz de unas obras para acondicionar el alcantarillado de la ciudad en una calle céntrica, como adelantó el diario El Colombiano.
“En las noches, a escondidas, comenzaron a llegar los necesitados, con palas y picas, y se fueron llevando bultos de tierra en los hombros”, relata el periódico, que explica cómo decenas de personas decidieron salir a la calle a buscar oro “noche tras noche”, aprovechando las obras que había iniciado el ayuntamiento de la ciudad en una calle céntrica por “la implementación del plan maestro de acueducto y alcantarillado en la calle Bolívar”, como informó la Alcaldía de Zaragoza.
Como cuenta El Colombiano, las minas de oro de la región están “cerradas desde el 1 de marzo” y eso ha acabado provocando que “cientos de barequeros” se quedaran sin trabajo “con sus bateas inmóviles”. Los barequeros son los profesionales que emplean la técnica conocida como barequeo para obtener oro en Colombia, con una larga tradición dentro del país.
En esa línea, otros medios locales también han encontrado una respuesta a estas batidas en busca de oro en las necesidades económicas que están sufriendo los vecinos de la zona. “En Zaragoza”, relata en una crónica la televisión regional Noticias Caracol, “la economía depende tanto de la minería de oro, que ante la excavación de una calle principal, cientos de personas llegaron a este lugar para barequear y buscar un poco del metal” (min. 02:00).
El contexto: un paro minero que lleva dos semanas colapsando el noroeste de Colombia
Lo que está ocurriendo en Colombia con el oro se enmarca también en el contexto del paro minero que están viviendo los municipios del Bajo Cauca, entre ellos, Zaragoza. Durante más de dos semanas, los mineros de esta región al noroeste de Colombia se manifestaron contra el Gobierno del país para reclamar “garantías para continuar trabajando y el cese de las acciones de la fuerza pública que destruían maquinaria usada en la minería ilegal”, como explican en la agencia Associated Press (AP).
Su objetivo es que se formalice y se reconozca “la minería ancestral” y que las fuerzas de orden público no destruyan la maquinaria con la que trabajan, según la Agencia Efe.
Las protestas generaron una serie de bloqueos en las principales arterias del país que derivaron en “el desabastecimiento de alimentos y medicinas en, al menos, 12 poblaciones”, además del “confinamiento de unas 250.000 personas”, según la agencia. De hecho, la situación se recrudeció hasta tal punto, que una persona en moto murió durante las protestas al chocar contra un árbol con el que los manifestantes habían bloqueado la carretera.
Ante la gravedad de las manifestaciones por la situación minera del oro, el 11 de marzo el Gobierno de Colombia emitió un comunicado en el que condenaba “los actos de violencia” que se habían producido en las calles de la región. De hecho, el propio ministro del Interior, Alfonso Prada, desvinculó de los altercados a los “pequeños mineros en paro”, atribuyéndolos a “bandas criminales, como el Clan del Golfo”, explican en Efe. El gobernador de Antioquía, una de las regiones afectadas por el paro, acusó al movimiento de “instrumentalizar las protestas de los mineros para lograr mejores beneficios durante las conversaciones de paz con el Gobierno”, como recoge Europa Press.
El 65% de las explotaciones mineras de oro en Colombia son ilegales
El fenómeno del oro en Colombia también ha hecho que la minería ilegal repunte en el país. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que alrededor de un 65% de las explotaciones auríferas son ilícitas y “solo una baja porción se encuentran dentro del marco legal”.
De hecho, el organismo ha detectado que estas explotaciones están suponiendo una amenaza para la seguridad del país: “La explotación ilícita de oro con altos niveles de informalidad, sumada a la presencia de cultivos ilícitos y las condiciones históricas de rezago económico y social de estos territorios, crean escenarios favorables para que los grupos armados organizados (GAO) obtengan rentas a partir de su involucramiento directo o indirecto en las economías ilícitas”.