Jordi Savall dirigió en Madrid su “poema sinfónico” contra la muerte del planeta
▲ El director de orquesta y violagambista catalán, Jordi Savall, durante su presentación en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, el domingo pasado.Foto Rafa Martín
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 9 de mayo de 2023, p. 2
Madrid. Siguiendo la estela del sonido de las flautas, esos pintores musicales
que con la música crean lienzos, y de los vientos y las percusiones que evocan las tormentas, los huracanes y las mareas más voluptuosas de océanos bravos e inhóspitos, el músico catalán Jordi Savall, en esta ocasión como director de orquesta, dirigió el domingo en el Auditorio Nacional de Música de Madrid lo que él define como su poema sinfónico
contra la muerte del planeta.
Se trata de una selección de piezas del barroco europeo en la que se escucha el silencio y la muerte de las entrañas de la Tierra, pero también el festejo de la vida cuando la lluvia cae y el agua, con su frescor y júbilo, se erige victoriosa frente a la sequía y su estela de destrucción y desolación.
Savall tiene 81 años y a sus espaldas una de las trayectorias musicales y humanísticas más plenas, tanto como solista de su viola da gamba, que como el erudito que no deja de indagar en los archivos más olvidados de las bibliotecas para rescatar del olvido joyas de nuestro patrimonio musical común. Pero también como el director de una de las orquestas que con su mezcla de instrumentos de época y músicos talentosos contemporáneos genera uno de los sonidos más bellos que se puedan escuchar hoy día: Le Concert des Nations.
El músico catalán en esta ocasión visitó Madrid con esa agrupación que creó en 1989, cuando clamaba en el desierto por la construcción de grupos musicales que mantuvieran viva la esencia de los sonidos del barroco y el Renacimiento, que son, a su vez, parte esencial de la historia musical de Occidente.
Una agrupación como pocas
El nombre de la orquesta procede de la obra de François Couperin Les nations, concepto que hace alusión a la reunión de los gustos musicales
y a la premonición de que el arte en Europa llevaría para siempre una huella imborrable del Siglo de las Luces. Fue la primera orquesta formada por una mayoría de músicos procedentes de países de raíz latina; es decir, de España, América Latina, Francia, Italia y Portugal, sobre todo, y que, además, recupera el sonido y la mezcla de instrumentos como la trompeta natural, el fagot, la tiorba, la guitarra, el clave, la percusión, el violín, la viola y los oboes, entre otros.
Bajo la batuta de Savall, esta orquesta singular interpretó una cuidada selección de piezas musicales del barroco europeo con las que se busca celebrar el pasado y sus joyas musicales imborrables, pero también, y sobre todo, recordar que la belleza del planeta es efímera si nos empeñamos en destruirla; que el agua de la lluvia o las cascadas de 500 metros de caída también son efímeras, si no somos capaces de respetar el ciclo natural de la vida.
Para crear este lienzo
, quizás expresionista, sobre la muerte de nuestro mundo, Savall eligió a las flautas para dirigir, junto con él, esta sinfonía de la Tierra. El propio maestro catalán, citando un prólogo de Jean-Féry Rebel, de su obra Les éléments, sostiene que el aire está pintado por notas seguidas de cadencias formadas de pequeñas flautas
. De ahí que se haya guiado por la presencia del sonido de esos instrumentos de viento para elegir las piezas de su sinfonía de la muerte del planeta, que son el propio Rebel, además de Marin Marais, Georg Philipp Teleman y Jean-Philippe Rameau.
El repertorio se inició con el ballet Les éléments, de Rebel, una sinfonía natural que evoca la confusión de los elementos en la naturaleza; después se escuchó un fragmento de la ópera trágica Alcione, de Marin Marais, para luego dar un salto hasta las antiguas mitologías del mundo marino a través de la misteriosa música acuática de Telemann. Finalmente, interpretaron un florilegio de temporales, truenos y temblores compuesta por Jean-Philippe Rameau para las óperas Les Indes galantes, Hippolyte et Aricie y Zoroastre.
Con esta selección, Savall se erigió en una voz activa frente a la deshumanización y la barbarie, y lanzó un mensaje inequívoco al mundo: La Tierra será lo que hagamos de ella
.