Científicos identifican los límites «seguros» para la vida en la Tierra. Y ya hemos rebasado varios
Cuando hablamos de los cambios antropogénicos, aquellos derivados de la actividad humana, el primero que nos suele venir a la mente es el climático. Se ha hablado mucho de la catástrofe en ciernes que es la subida de las temperaturas, e incluso se repite una y otra vez que el “límite seguro” es 1,5°C más que en la era preindustrial. Esto quiere decir que, si la temperatura del planeta sobrepasa dicho límite, las consecuencias pueden ser devastadoras para la vida. Sin embargo, aún no hemos sobrepasado dicho límite, y ya hemos comenzado a notar estos cambios. Es decir, muchas poblaciones han visto afectado su medio de vida por culpa de los eventos climáticos derivados de la subida de las temperaturas.
Por tanto, aunque conocemos ese límite seguro para los ecosistemas, ¿cuál es el límite justo? Es decir, ¿a partir de qué momento los seres humanos experimentan daños derivados de estos cambios? ¿Cuándo se deja de tener acceso a los recursos necesarios para una vida digna? Por primera vez, un equipo internacional de 40 investigadores ha definido el concepto de “límite justo”, y lo ha modelado, cuantificado e incorporado a los análisis científicos.
Y como comenta el profesor Johan Rockström, copresidente de la Comisión de la Tierra, director del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y autor principal del estudio: los resultados son preocupantes.
BIENVENIDOS AL ANTROPOCENO
Tres cosas hay en la vida: Salud, dinero y amor. Y aunque esta popular frase puede tener sentido para la vida humana, se queda muy corta para lo que entendemos como “vida” en nuestro planeta. Si salimos un momento de la órbita de nuestro mundo y nos paramos a observarlo desde la tranquilidad del espacio veremos nubes de lluvia empapando tierra firme, costas azotadas por las olas, columnas de humo de incendios que destruyen el entorno, y un largo etcétera de eventos que afectan a las plantas, animales y otros seres vivos que lo habitan.
Entre estos eventos notaremos que no todos los cambios son de origen natural: hay un mamífero bípedo que ha influido en prácticamente todos los ecosistemas de la Tierra. Y es que los humanos llevan siglos modificando el entorno para adecuarlo a sus necesidades y, así, mantener una población en constante crecimiento. Las modificaciones del ser humano han creado profundos desequilibrios en los diferentes ciclos de nutrientes hasta tal punto que podrían ser irreversibles. De hecho, los cambios son tan notables que hace ya tiempo que se escucha la palabra “Antropoceno” para referirnos a la época geológica en la que nos encontramos en el presente.
Entrar en el Antropoceno tiene muchos más matices de los que pueda parecer. Significa que abandonamos el Holoceno, que empezó hace 12 000 años y que es la única época que sabemos con certeza que puede sostener los ecosistemas actuales. Pero la realidad nos muestra que cada vez nos adentramos más en un terreno desconocido debido especialmente a las actividades posteriores a la era industrial. Estos cambios han provocado tantos desequilibrios de una forma tan rápida que pueden desencadenar una reacción que ponga en peligro la capacidad del planeta para mantener la vida que conocemos.
Cómo cuantificar lo incuantificable
Las actividades antropogénicas no afectan únicamente a la temperatura. También alteran los ciclos de nutrientes, como el fósforo o el nitrógeno, explotan aguas superficiales y subterráneas, afectan a la biodiversidad y provocan aerosoles. Por tanto, para que las actuaciones del futuro sean efectivas, es necesario cuantificar y conocer los límites de todas estas fronteras.
Por poner las cifras sobre la mesa, en el estudio se han tenido en cuenta los siguientes aspectos: uso de fertilizantes, acceso a agua potable, biodiversidad, clima y aerosoles. Los únicos en los que todavía nos encontramos en los límites seguros son la temperatura y los aerosoles, que son difíciles de cuantificar a nivel global.
Qué dicen los datos
En los fertilizantes, los límites seguros se sitúan en un máximo de excedentes agrícolas de 61 millones de toneladas al año para el nitrógeno y entre 4,5-9 para el fósforo. Más allá de estos límites, es peligroso para el medio ambiente debido a la eutrofización de las aguas. En la actualidad el uso de los fertilizantes nitrogenados sobrepasa los 257 millones de toneladas al año y las 10 para el fósforo. Los límites justos son todavía más estrictos, por lo que fueron superados mucho antes.
Respecto al agua potable, los investigadores lo dividen en los sistemas fluviales y las aguas subterráneas. El límite seguro para los ecosistemas de las aguas fluviales se sitúa en una alteración menor del 20%. Este límite se ha superado de forma significativa, ya que en la actualidad más de un tercio de los cauces se encuentran alterados por presas, drenajes u otro tipo de intervenciones. En las aguas subterráneas, el límite es que no se supere el límite de reposición, es decir, que siempre entre más agua al sistema de la que se extrae. Lamentablemente, esto se incumple en el 47% de los terrenos que contienen aguas subterráneas. De nuevo, los límites justos son más estrictos.
Sequía extrema en el reservorio de Entrepenas, en Guadalajara, Castilla.
En cuanto a los espacios naturales, se estima que al menos entre un 50 y un 60% de la superficie global del planeta debería estar cubierta por naturaleza y que no fuese alterada por las actividades humanas. Actualmente este límite se ha sobrepasado, ya que se estima que únicamente el 45% de los ecosistemas terrestres son naturales. Además, los investigadores afirman que al menos un 25% del territorio de los paisajes funcionales (como las ciudades) debería destinarse a ecosistemas semi naturales, como parques, lo que únicamente se cumple en un tercio de los casos.
Los aerosoles a niveles globales son difíciles de cuantificar, pero su presencia puede afectar la salud humana y, también llegar a alterar los patrones de lluvias en los hemisferios terrestres, por lo que es necesario seguir con los estudios.
Y, finalmente, la temperatura ya ha superado el límite justo (que los investigadores sitúan en 1°C más que en la era preindustrial) y, situados en 1,2°C, nos acercamos peligrosamente al límite seguro de 1,5°C. Las consecuencias de superar estas temperaturas nos pueden llevar a un punto de no retorno. En este escenario, el deshielo del permafrost y el cambio en las corrientes oceánicas podría provocar un efecto dominó que liberase las enormes cantidades de gases de efecto invernadero que se encuentran retenidas por las barreras naturales y, esto acelerase el proceso sustancialmente.
RESULTADOS PREOCUPANTES
Los análisis muestran que se han sobrepasado varios de los límites tanto a escala global como local. Esto significa que lo más probable es que ya no se puedan evitar muchos de los impactos irreversibles sobre el bienestar de la humanidad. Por tanto, es necesario acelerar las medidas para cumplir de forma justa con los objetivos de sostenibilidad existentes, incluido el Acuerdo de París para el clima, el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030.
La medida de la sostenibilidad del mundo se evalúa en base a los 17 ODS que las Naciones Unidas y sus 193 países miembros adoptaron en 2015 para lograr, de cara a 2030, erradicar la pobreza, luchar contra la desigualdad y la injusticia y poner freno al cambio climático, entre otras cosas. Son 17 retos globales que incluyen 169 metas para consolidar una visión transformadora de la sociedad humana.
Sin embargo, aunque el mensaje del artículo puede llegar a hacer saltar las alarmas por un cataclismo ambiental, también deja mensaje para la esperanza, ya que está en las manos de todos conseguir revertir estas tendencias. Por tanto, para completar las tres cosas que hay en la vida, sería conveniente añadir una cuarta: salud, dinero, amor… y concienciación.