¿Se puede construir un elevador que vaya directo al espacio? La ciencia dice que sí y dos países trabajan en ello
La idea de crear un elevador que conduzca a los astronautas directamente al espacio perteneció al campo de la ciencia ficción por mucho tiempo. Pero, en efecto, un conducto que lleve a los pilotos o científicos fuera de la órbita terrestre es una mejor idea que enviar cohetes a misiones que tengan como límite la órbita geoestacionaria. En teoría, los costes se reducirían, habría menos contaminación por quema de combustibles fósiles y también por basura espacial.
La física indica que la posibilidad de un cable que conecte de la Tierra al espacio es plausible. La fuerza centrífuga de la Tierra empujará una de sus puntas al espacio mientras que la gravedad del planeta se encargará de tensar la estructura y anclarla al suelo. Ambas fuerzas tirarán entre si para conseguir un equilibrio y mantener estable el supuesto elevador. La limitante siempre ha sido clara en la comunidad científica: en la actualidad no existe material en la Tierra que pueda soportar el peso de la estructura. Sin embargo, existen ideas sobre estructuras al respecto, como la que creo la universidad de Cambrige en 2019.
En el estudio The Spaceline: a practical space elevator alternative achievable with current technology, un par de ingenieros hicieron los cálculos necesarios para determinar la forma de crear un elevador con la tecnología actual. De acuerdo con los estudios, una estructura creada a partir de nanotubos de carbono armada modularmente, como las líneas de los trenes, podría ser la opción ideal para iniciar la construcción del elevador.
Los nanotubos de carbono se forman a partir del enrollamiento de una lámina de grafeno, un supermaterial de carbono 200 veces más resistente que el acero descubierto en 1930 pero aislado hasta 2004. Los nanotubos poseen alta resistencia mecánica, flexibilidad y tienen propiedades de conducción eléctricas y térmicas.
La investigación supone la fabricación de una estructura sencilla que alcance la órbita geoestacionaria sin colapsar sobre sí misma. El documento no refiere en ningún momento otros temas intrínsecos de un sistema de transporte como instalaciones eléctricas, medidas de seguridad o logística. Los datos del estudio únicamente aclaran que hoy, con los recursos económicos suficientes, se puede crear un material resistente que ocupe la nanoestructura de carbono para que se agrupe por los 36 mil kilómetros de distancia que hay de la Tierra a la órbita.
Pese al escepticismo generalizado, un elevador espacial es un plan de desarrollo espacial a largo plazo en al menos dos naciones: Japón y China.
El proyecto japonés tiene un coste estimado de 9 mil millones de dólares y se concretará en la década del 2040 0 2050. Si todo sale según lo planeado, el futuro elevador se moverá a 200 km/h y conseguirá subir hasta ‘el espacio’ en un viaje de ocho días usando una red de cables de 96 mil kilómetros creados a partir de nanotubos de carbono. De acuerdo con los desarrolladores, la plataforma de tránsito espacial supondría una reducción de costes de la carga de hasta 90%. Actualmente, enviar 1 kg de carga al espacio cuesta alrededor de 20 mil dólares.
China, por su parte, confirmó que entre sus planes está la construcción de un elevador. Sin detallar aspectos técnicos, fuentes oficiales del país aclararon que el sistema de transporte estaría conectado a su estación espacial y posteriormente buscarían la forma de extender el recorrido hasta la luna. El proyecto chino se programó para al año 2043 y desde su anuncio en 2021, la agencia espacial del país no ha ofrecido más información al respecto.