Comunidad católica de Tuxpan celebra el Día de San Pedro Pescador – Al Calor Político
Bajo pertinaz llovizna y en una veintena de lanchas, feligreses católicos participaron este jueves en una procesión en honor a San Pedro y San Pablo sobre el río Tuxpan, para enfilar hacia las escolleras y concluir en la Laguna de La Mata de Tampamachoco.
Cada 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles, “recordamos a estos grandes testigos de Jesucristo y, a la vez, hacemos una solemne confesión de fe en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica porque estos mártires, en su predicación, dieron testimonio de lo que habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella”, indicó el padre Adrián Hernández Martínez.
Tras el recorrido en lanchas con el santo patrono, la festividad religiosa prosiguió en la Capilla San Pedro Pescador, de la comunidad La Mata, donde las familias mayoritariamente dependen de la pesca.
“San Pedro, fue pescador, liberado ante todo del sentimiento del fracaso, y esto ocurrió gracias al amor incondicional de Jesús. Aunque era experto en la pesca, varias veces experimentó, en plena noche, el amargo sabor de la derrota por no haber pescado nada, y, ante las redes vacías, tuvo la tentación de abandonarlo todo”, remembró el vicario, por lo que recalcó que “estamos llamados a liberarnos de la sensación de derrota ante nuestra pesca, a veces infructuosa”.
Por su parte, añadió, el apóstol Pablo, perseguidor de los cristianos, “experimentó la liberación de Cristo. Liberado de la esclavitud opresiva, la de su ego, lo llevó a amar a sus hermanos. Esto hizo más fecunda su misión evangelizadora. Pablo comprendió que Dios eligió lo débil del mundo para confundir a los fuertes, que todo lo podemos en aquel que nos fortalece, que nada puede separarnos de su amor. Estamos llamados a ser libres de la tentación de imponernos con la fuerza del mundo en lugar de hacerlo con la debilidad que da cabida a Dios”, subrayó.
En el centro de estos testigos de la fe, subrayó el padre Adrián, “no están sus capacidades, sino el encuentro con Cristo que cambió sus vidas. Experimentaron un amor que los sanó y los liberó y, por ello, se convirtieron en apóstoles de liberación para los demás. Pidamos su patrocinio para que se refuerce entre nosotros el camino de la sinodalidad”, concluyó.