IM1, el (hasta ahora) inclasificable objeto que cayó del cielo
Abraham ‘Avi’ Loeb, profesor de Harvard y principal defensor de la teoría sobre la primera llegada de un objeto interestelar a la Tierra, está a punto de finalizar su expedición por el Océano Pacífico. No viene solo. Trae consigo supuestos fragmentos del objeto IM1. El investigador regresará a los laboratorios para dar respuesta a la hipótesis que ha perseguido por casi una década.
En 2014 un asteroide de aproximadamente medio metro de ancho entró a la atmósfera terrestre y explotó cerca de la costa de Papúa, Nueva Guinea, en el océano Pacífico. Por fortuna no causó ningún estrago más allá de una ola de teorías sobre su origen. De acuerdo Avi Loeb, que calculó la velocidad de la roca por ‘arriba’ de lo normal, IM1 es el primer proyectil interestelar en llegar a nuestro planeta. En toda la historia de la astronomía, solo se habían identificado dos objetos que provenían más allá del sistema solar y ahora, inesperadamente, uno más habría llegado al océano.
Durante años, la comunidad científica catalogó las aseveraciones de Loeb como meras especulaciones. No había pruebas materiales del supuesto meteorito porque estarían desperdigadas y perdidas en el fondo del mar. La situación cambió cuando en 2022, el jefe científico del Comando de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, Joel Moze, respaldó las afirmaciones de Avi Loeb. Lo que sea que explotó en el mar en 2014, provino de más allá del Sistema Solar.
Las teorías del objeto que cayó del cielo
El apoyo del Departamento de Defensa de Estados Unidos no hizo más que entusiasmar a Loeb. En pocas semanas dio un paso más en su teoría sobre el supuesto Asteroide IM1. Para el profesor de Harvard, el fragmento hundido es un tecnomarcador (o una prueba) de alguna maquinaría inimaginable de civilizaciones alienígenas interestelares.
Desde junio de 2023, el investigador está en una expedición dentro del área delimitada donde estaría ‘la bala de cañón interestelar’. No es una expedición sencilla y requiere de bastantes recursos económicos. “Es como encontrar una aguja en el mar” advirtió Loeb.
Sus esfuerzos han rendido frutos. En las últimas semanas, él y su equipo capturaron, con la ayuda de un imán enorme al que sumergieron en el océano, pequeñas esferas metálicas y trozos de cable en el área de la explosión. El científico compartió los hallazgos en su blog oficial y presenta estos diminutos fragmentos de metal como restos de IM1.