Una cascada textil para reivindicar los peligros del medio ambiente en Colombia – HJCK
Las obras de Ana forman parte de importantes colecciones privadas y públicas en lugares como el Museo de Arte Moderno de Colombia MAMBO, la Colección Patricia Phelps de Cisneros o Museum of the Americas, entre otros.
La artista acaba de presentar «Trópicos», su primera exposición europea en solitario, en un edificio catalogado de interés cultural en la ciudad española de Toledo (centro), el Oratorio de San Felipe Neri.
La instalación está compuesta de una cascada de lona de 18 metros de largo, obra que tardó en tejer 6 meses y que aunque no pudo montar ella misma en España “por asuntos en Bogotá”, sí asistió a la presentación de la exposición el pasado 30 de junio.
Para Ana es muy importante poder presentar «Trópicos» en un lugar “con significado sacro”, pues los saltos y ríos representativos de su obra son lugares sagrados indígenas, como explica en una entrevista con EFE. “Lo que quería era recrear la sensación que uno tiene cuando va al salto del Tequendama u otra de las grandes cascadas en medio de bosques que hay en Colombia”, describe la artista.
El medio ambiente colombiano «inexplorado»
El “hilo conductor” de los pasados 7 años de la vida de Ana ha estado marcado por “el poder que el agua tiene para las culturas indígenas” y, más concretamente, por lo inexplorada que está Colombia “por la violencia o las guerrillas” que sufre el país.
En sus viajes y en proceso de la redacción del libro “Hijas del Agua”, junto a Rubén Afanador, cuenta que accedió a “bosques milenarios y lugares impenetrables a los que se debía acceder por helicóptero o lanchas especiales” y le fascinó encontrar espacios naturales tan sagrados y desconocidos por el ser humano.
Afirma apenada que estos territorios son todavía inexplorados, cree que “hay que tener presencia en ellos, pero no del Estado ni de la policía, sino de las personas para conocerlos y protegerlos”. Aún así, celebra que, al ser lugares deshabitados y desconocidos por “el ser humano de occidente urbanizado”, el turismo masivo que caracteriza otras zonas de Latinoamérica “todavía no ha llegado”.
Ana confiesa que la conexión ancestral que siempre ha existido entre las poblaciones indígenas y la naturaleza “se está perdiendo, no solo en Colombia sino que todos hemos perdido esa conexión con nuestros orígenes”.
Cascada «contaminada»
“’Trópicos’ es una cascada, la del salto del Tequendama, un lugar sagrado, pero cuyas aguas están contaminadas» por “el paso del río Bogotá” y los vertidos de químicos y desechos, apunta la colombiana.
“Lo increíble es que no se ve”, la contaminación está presente en la obra “pero hay que fijarse”, a pesar de que la artista ha intentado plasmar la realidad del río, repleto de una espuma blanca inusual en aguas dulces, causada por estos vertidos.
El agua es de esta manera pieza fundamental para la exposición, no solo por su valor literal y visual, sino también porque el espacio toledano en la que se encuentra era antiguamente unas termas romanas.
La exposición está acompañada por una pieza musical, compuesta por Ana y Sergio Mantilla y formada por sonidos de agua, pájaros y cantos de un chamán “que hace un llamamiento a nuestros orígenes, a los bosques, la selva y al medio ambiente”.
«Trópicos», exposición impulsada por el Consorcio de Toledo, la galería La Cometa Madrid y el patrocinio del Grupo Movistar en Colombia, estará expuesta en Toledo hasta el 10 de septiembre, fecha tras la cual regresará a Bogotá, aunque la artista lamenta que no se pueda quedar en España porque “fue una obra hecha específicamente para ese lugar”, con el objetivo de hacer reflexionar sobre el medio ambiente.