China ha puesto normas muy duras para ir en patinete, así que la gente los está cambiando por sillas de ruedas
Cada vez más personas de la ciudad de Guangzhou, al sur de China, optan por un medio de transporte alternativo a las motos y bicis eléctricas cuanto menos inesperado: sillas de ruedas eléctricas. Lejos de ser un reto viral o una tendencia de las tan extendidas redes sociales en el país, se trata más bien de una respuesta a la estricta normativa local en materia de movilidad.
Entre otras cosas, desde hace meses los usuarios de los populares Vehículos de Movilidad Personal (VMP) como bicis y patinetes eléctricos se enfrentan en la ciudad china a inspecciones para controlar que no estén trucados y a restricciones de horarios y velocidad, además de tener que bajarse de sus vehículos al cruzar pasos de cebra.
Con las sillas de ruedas eléctricas no tienen ‘estas trabas’, aunque esta ingeniosa forma de burlar un vacío legal entraña su peligro, y está empezando a crear un dilema moral.
Las ventas de sillas de ruedas eléctricas se han disparado hasta un 60 %
En una megaciudad con más de 12 millones de habitantes en la que el tráfico es caótico y desplazarse en coche además de prohibitivo a veces resulta inviable, gran cantidad de personas (en su mayoría jóvenes estudiantes y trabajadores) solían moverse entre el tráfico a toda velocidad con sus patinetes y bicis eléctricas. Hasta ahora.
Según ha declarado recientemente uno de estos jóvenes a HK01, “la silla de ruedas eléctrica ahorra esfuerzo y es flexible y además las puedes conducir directamente a tu destino sin tener que buscar aparcamiento”. Así, personas que en realidad no las necesitan, y que pueden moverse en transporte público o a pie, optan por el camino más cómodo.
Como por sus características la ley local no considera a las sillas eléctricas como vehículos, estas “no están sujetas a restricciones de circulación, ni siquiera se debe llevar casco”, puntualiza el entrevistado. Y no se enfrentan a las nuevas limitaciones de velocidad que tan poco han calado entre los usuarios de los VMP.
Por tanto, además de una alternativa fácil (y legal) para moverse, de paso es una forma de no tener que cumplir la normativa de tráfico ni enfrentarse a las sanciones cuando no lo hacen. En cambio, según el Departamento de Transporte de Guangzhou, en la actualidad las sillas para personas con discapacidad sí que están sujetos a regulaciones de tráfico y deben registrarse “ya que estas principalmente funcionan con gasolina”.
Como señala el medio chino Sohu, en la primera mitad de 2023, tras la imposición de medidas restrictivas a patinetes y bicis eléctricas, las ventas de sillas de ruedas eléctricas aumentaron en un 60 % respecto al mismo periodo del año pasado. De entre ellos, modelos que se mueven en una horquilla de entre 300 y 350 euros son los absolutos superventas.
Además de las marcas tradicionales de equipos médicos como «Fishjoy», empresas de diversos sectores, como Lenovo y Phoenix, también han lanzado al mercado sus propias sillas de ruedas eléctricas.
Ante tal avalancha de usuarios de sillas de ruedas eléctricas por las calles (e incluso carreteras) de la ciudad China, Guangzhou podría tener que revisar sus políticas de movilidad, o bien, regular el uso de las sillas de ruedas eléctricas para que las utilicen solamente quienes de verdad las necesiten.
Además de un dilema moral, que el uso de estas sillas se acabe generalizando puede ocasionar un grave problema de seguridad vial. Y es que además de no ser vehículos muy estables a ciertas velocidades, porque no están hechos para eso, lógicamente tampoco equipan los sistemas de seguridad adecuados para el uso alternativo al que se están enfrentando.