Eduardo Sacheri propone ver el pasado con mirada comprensiva, no de condena
▲ El novelista, historiador y docente presentó en México su nueva obra. Aquí, el autor durante la charla con La Jornada.Foto Yazmín Ortega Cortés
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Lunes 31 de julio de 2023, p. 2
El pasado merece que lo comprendamos, no que lo juzguemos, sostiene el escritor y guionista argentino Eduardo Sacheri a propósito de su novela más reciente, Nosotros dos en la tormenta, en la que se remonta a la historia de su país de la década de los 70, cuando organizaciones armadas como el Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros, buscaban implementar el modelo socialista.
Es un gran error que juzguemos o pretendamos juzgar al pasado con los ojos y las formas de hoy, porque nos quita posibilidad de comprensión. Por supuesto, somos seres morales y, en tanto ello, es casi inevitable no establecer juicios morales, pero no pueden ser los únicos. Esos juicios tienen que partir de la base de épocas, conciencias y seres humanos distintos
, afirma.
“Qué paradójico resulta que en una época como la nuestra, donde reivindicamos la diferencia –algo que está muy bien–, homologuemos o pretendamos homologar nuestra conciencia con la del pasado.”
El también historiador y docente presentó en México su nuevo libro, publicado por Alfaguara, cuya recepción en el país austral ha sido tan importante que algunos productores han mostrado interés por llevarlo al cine, como ocurrió con su novela La pregunta de sus ojos, en la que el realizador Juan José Campanella se basó para su filme en El secreto de sus ojos, ganadora del Óscar a Mejor película extranjera en 2010.
Nacido en Castelar en 1967, Eduardo Sacheri dedicó cerca de cinco años a esta obra de casi 500 páginas, tres para la investigación en fuentes documentales y archivos, así como para entrevistar a ex guerrilleros, víctimas y familiares de éstas, y dos más para la construcción del relato, siendo estos últimos los de la pandemia.
En entrevista con La Jornada, señala que su interés por abordar ese pasaje histórico del sueño de una Argentina socialista en la década de los 70 se debe a que con su literatura busca aterrizar en aquellos momentos
no tan frecuentados por la ficción.
Fue un sueño vertiginoso, apresurado, un fuego muy intenso que se consumió rápidamente, no sólo en Argentina, sino en toda América Latina, en las décadas de los 60 y 70. No en todos los países se dio de manera simultánea, pero sí en Argentina, Uruguay, Chile, México, Colombia y, un poco después, Perú
, agrega.
Época incómoda para la memoria
“Considero que se trata de una experiencia interesante y, al menos para Argentina, no suficientemente explorada por la ficción, aunque sí por el ensayo. De la dictadura militar, por ejemplo, se ha escrito tanto que ya no tengo nada que agregar. Por eso prefiero ir a otros momentos, y a éste en particular, que es intenso, fugaz y bastante incómodo para la memoria posterior, me parece.
No tengo del todo claro los motivos para esa incomodidad, pero sí la detecto; en tanto la detecto, me interroga; en tanto me interroga, me pongo a escribir.
–¿Es acaso un ajuste de cuentas de su parte con ese pasado?
–Aquí se impone mi otra profesión, la de profesor de historia. Me da la sensación de que hay épocas que invitan a una reflexión sólo emocional, afectiva, y toda época merece también una aproximación racional, que no descarta lo afectivo, sino lo completa.
“Las evocaciones que se hacen de la lucha armada suelen ser muy románticas, bastante idealizadas, edulcoradas también; como una cosa medio naif, y creo que es irrespetuosamente naif para todos los involucrados. Me parece que no hace falta eso, al contrario, tanto quienes se involucraron en esas acciones como quienes las padecieron merecen el respeto de una aproximación sólida.
Mi novela no pretende cerrar una reflexión, sino abrirla. Ojalá sean numerosas las obras que se involucren con ese tiempo como con otros. Argentina tiene, como cualquier otro país, esas zonas más oscuras, en el sentido de poco frecuentadas, visitadas.
El autor destaca que si tuviera que ensayar una posible respuesta de por qué la ficción se ha alejado de esos episodios y temas, ésta tendría que ver con que la sociedad actual guarda una actitud hacia la violencia muy diferente a la de los años 60 y 70.
Es una actitud que comparto; no extraño aquellos tiempos donde la violencia era vista como una herramienta legítima, cercana, pero me parece que nuestra sociedad, con su actual repudio por la violencia, no encuentra el modo de aproximarse a ese momento
, expresa.
“Por ejemplo, las visiones de izquierda de hoy son mucho más pacíficas, pero en lugar de aproximarse a ese periodo, de tratar de entender que en aquel momento había una reivindicación de la violencia que hoy no, en lugar de aceptarlo, lo niegan completamente.
Insisto: no entiendo por qué hay que hacerlo, no hace falta, porque, además, no creo que sea necesario ir con una mirada condenatoria, sino más bien comprensiva. Para mí, ir al pasado implica comprenderlo, no juzgarlo. Por eso me parece interesante hacerlo ahora.