3 claves para entender los inéditos resultados de las primarias en Argentina (más allá del triunfo de Milei)
El candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, lidera la carrera por la presidencia en Argentina.
El resultado dividido en tres de las elecciones primarias del domingo no sorprendió. Lo que sí inquietó a la dirigencia política es que sea Milei quien haya quedado primero, por encima de las dos grandes coaliciones que desde hace más de 20 años gobiernan el país.
Milei fue el único que superó la barrera del 30% de los votos.
Por detrás quedaron Juntos por el Cambio, del expresidente Mauricio Macri, con el 28%, y la coalición peronista, Unión por la Patria, con poco más del 27% en medio de una abstención de casi 30 puntos.
Las elecciones generales serán el próximo 22 de octubre.
Estas son algunas de las claves, relacionadas entre sí, que explican los inéditos resultados de estas PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias).
1. El descontento con el «sistema»
Desde la llegada de Mauricio Macri al poder en 2015, después de 12 años de gobiernos kirchneristas, los dos principales bloques políticos habían sido capaces de procesar de manera pacífica los conflictos del país.
De un lado, Juntos por el Cambio, un espacio de centro-derecha tradicional que para esta elección tiene a Patricia Bullrich como candidata y que está integrado principalmente por Propuesta Republicana (PRO) del expresidente Macri, la histórica Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica.
Del otro, Unión por la Patria, una gran coalición peronista de la que son parte el presidente argentino, Alberto Fernández, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Frente Renovador del actual ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, entre otros.
La incapacidad de estas dos expresiones de superar los más de 7 millones de votos de Milei resultó un baño de realidad para la política argentina.
El peronismo se hundió en un piso histórico de votos, mientras que Juntos por el Cambio, si bien festejó el segundo lugar, quedó desorientado ante la posibilidad de una competencia con un potencial aliado político.
«El resultado del domingo deja en evidencia las ganas de castigar del modo más doloroso, que es con el ‘voto protesta’ al orden establecido«, le dice a BBC Mundo Carlos Gervasoni, doctor en Ciencia Política e investigador en la Universidad Torcuato Di Tella.
El enojo con el «sistema» recibió un empujón en la recta final de una campaña nublada por una cadena de hechos de violencia, que reactivaron los reclamos por más políticas de seguridad.
Pero a diferencia de las crisis de 1989 y 2001, donde las protestas arrasaron con todo, la actual respuesta a la crisis resultó en una rebelión sin violencia. Bajo la misma consigna de «que se vayan todos», pero esta vez sin manifestaciones en las calles sino con el voto como protesta.
Este resultado puede ser leído además como una ruptura del histórico quiebre entre peronismo y antiperonismo. El candidato más votado este domingo presenta una propuesta que va en contra de «la casta política»; es decir, de todos.
«Hay una ruptura de la configuración política polarizada que no es más kirchnerismo-macrismo. Ahora es el sistema político tradicional ante un intento de crear una nueva polarización», le dice a BBC Mundo el politólogo José Natanson, autor de «Por qué. La rápida agonía de la Argentina kirchnerista».
El resultado plantea un escenario de incertidumbre acerca de quiénes serán los dos actores que pelearán en una segunda vuelta el 19 de noviembre en el caso de que ninguna de las tres fuerzas más votadas en las internas consiga imponerse en primera vuelta como parecen indicar los números.
De acuerdo a los resultados del domingo, con Sergio Massa en tercer lugar, esta sería la primera vez desde 1994, año en que se adoptó la instancia de segunda vuelta electoral, en que el peronismo no llegue a competir en un balotaje.
«Esta es la peor elección del peronismo. Los resultados hablan de una crisis del liderazgo peronista, pero también de la ‘sociedad peronista’ que ya no existe tal como la conocemos», dice Natanson.
2. La habilidad de Milei
Esta es la primera vez que un candidato de un partido nuevo y sin una gran estructura se ubica primero en los resultados de unas internas.
A causa de los resultados del domingo, Milei rompió con la idea de que los líderes carismáticos son patrimonio de los grandes partidos.
El candidato libertario llegó a liderar los resultados sin mucho más que su capacidad personal para cautivar y atraer a una parte importante del electorado argentino, de la mano de una batería de consignas que desde el discurso prometen terminar con todo lo conocido.
«Milei diseñó desde los medios un armado político caótico, aluvional. El estilo de rockstar lo volvió rápidamente una figura muy reconocible», le dice a BBC Mundo el historiador Pablo Stefanoni, autor de «La rebeldía se volvió de derecha».
La alborotada melena de Milei -que lo llevó a ser apodado «león»- se convirtió en remera entre muchos de los jóvenes, la mayoría hombres, que acompañaban al candidato que lo ven como un auténtico rupturista, con su invitación a una «nueva revolución liberal».
«Milei se respalda en un electorado heterogéneo y no organizado«, indica Stefanoni; dos elementos que se presentan como una novedad dentro de la política argentina.
«En el voto a Milei hay voto bronca, de rechazo e indignación. Pero también hay un candidato que pudo sintonizar con el deseo de shock, de reseteo profundo, de ‘hasta acá llegamos’. Ninguno de los otros candidatos expresaron eso», expone Natanson.
El respaldo a Milei no se entiende sin la crisis económica. Economista de profesión, con un discurso extremadamente técnico para la política, Milei alcanzó el primer lugar con las promesas de dolarización y de «dinamitar el Banco Central» en un país con una inflación interanual por encima del 115%.
«No es casual que el mejor posicionado sea un candidato que conecta con el recuerdo de estabilidad de Carlos Menem en 1990«, dice Stefanoni sobre la época que en Argentina regía la ley de convertibilidad que equiparó un peso a un dólar.
Además, el resultado del domingo quebró la idea de que Milei era un candidato que solo puede conectar con Buenos Aires. Es novedoso el alcance territorial que consiguió el candidato de La Libertad Avanza, que obtuvo una mayoría en 16 de los 24 distritos electorales.
En la región del norte argentino, la más pobre del país, en provincias como Salta el candidato de La Libertad Avanza consiguió más del 49% de votos.
También se impuso en la Patagonia, en provincias como Tierra del Fuego, que cuenta con un régimen de promoción industrial bajo subsidios, vigente hasta 2038, que choca de frente con el discurso ultraliberal de Milei.
En las elecciones provinciales previas, los candidatos que se presentaron por su partido alcanzaron malos resultados. Ese panorama llevó a muchos analistas a pensar que Milei no conseguiría una gran cantidad de votos en esta elección.
Milei no tiene gobernadores aliados, ni alcaldes, ni una mayoría en el legislativo. Por eso, el resultado del domingo rompe con la idea de la imposibilidad de que un candidato llegue a la presidencia si antes no consigue un despliegue en las provincias.
«Incluso si este resultado se repite en octubre, todos los gobernadores y tres cuartos de los legisladores seguirán en manos de los partidos tradicionales», le dice a BBC Mundo el politólogo e investigador en la Universidad de Lisboa, Andrés Malamud.
Por eso, este resultado plantea un escenario inédito para Argentina, donde quienes han gobernado no suelen llegar desde los márgenes de la política.
3. La baja participación
En esta elección votó el 69% del electorado, lo que representa un aumento histórico de la abstención. La participación de estas internas es la más baja desde que se establecieron las primarias obligatorias en 2011.
Este año, la participación bajó un 7% respecto a las anteriores. En 2011 fueron a votar más del 78% de las personas habilitadas. El número bajó al 74% en 2015 y subió al 76,4% en 2019, según datos del Ministerio del Interior.
En un país con altos índices históricos de asistencia a las urnas, el incremento de la abstención es otra de las caras del desencanto con las que el electorado mira a la política.
«El nivel de participación bajó porque la economía está mal y la dirigencia no ofrece respuesta», explica Malamud.
Argentina lleva demasiados años inmersa en una crisis. La inflación interanual por encima del 115%, más de 10 tipos de cambio, el incremento de los «trabajadores pobres» y casi un 40% de pobreza, han hecho de la apatía una respuesta política.
«La sociedad argentina está astillada. Totalmente desilusionada. Partida en mil pedazos después de una década de estancamiento, de una economía que no funciona, ni resuelve, ni muestra una salida», sostiene Natason.
Los resultados del domingo son una pequeña pero acertada muestra de lo que puede pasar en octubre.
Malamud es optimista sobre la participación. «El nivel de participación sigue siendo normal para estándares internacionales. Pienso que va a aumentar en la elección de octubre«, dice.
Intentar seducir a ese cuarto desencantado del electorado, que no decide sancionar con el «voto bronca» sino con la indiferencia ante el llamado a las urnas, será el principal reto que enfrenten los candidatos competitivos.
Pase lo que pase en la presidencial, incluso si Milei no consigue pasar a noviembre, Argentina cambió este domingo.
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