Dieta a base de plantas: por qué mejora el medio ambiente – Revista Noticias
En términos generales, una dieta a base de plantas consiste sobre todo en verduras, frutas, legumbres, cereales y frutos secos, sin carne, lácteos ni pescado. Las personas que siguen este consumo lo hacen por motivos de salud, bienestar animal o conciencia medioambiental. Sin embargo, eso no quiere decir que quien tiene esa elección alimenticia está dentro del veganismo.
El veganismo es una filosofía moral basada en los derechos de los animales que se abstiene de todos los productos de origen animal, incluyendo la carne, los lácteos, los huevos, la miel y los productos que contienen cuero, seda o lana, o que han sido probados en animales. Esta distinción es importante porque mucha gente no está interesada en renunciar por completo a los productos animales.
Por otro lado, según un estudio de 2021 del Programa de Comunicación del Cambio Climático de la Universidad de Yale es una tendencia el tratar de comer menos carne roja. En Estados Unidos, por ejemplo, los productos de origen vegetal se convirtieron en una industria de 8000 millones de dólares en 2022, con una tasa de crecimiento del 7 por ciento desde el año anterior.
Se ha demostrado que limitar el consumo de carne y lácteos tiene efectos positivos significativos para la salud del planeta y también puede ser benéfico para la salud, siempre que se sustituya la carne y los lácteos por alimentos integrales y mínimamente procesados, como verduras, frutas, legumbres, frutos secos y cereales.
“De acuerdo a las investigaciones, los hábitos de consumo alimenticio están vinculados con los efectos del cambio climático, como calor extremo, tormentas más potentes. Cada vez hay más pruebas de ello. Hace poco se publicó otro estudio importante que demuestra que seguir una dieta basada en plantas es significativamente mejor para el medioambiente que seguir una dieta a base de carne”, detalló la reportera gastronómica Melissa Clark a The New York Times.
La investigación, realizada por la Universidad de Oxford, descubrió que las personas que siguen una dieta sin carne son responsables de un 75 por ciento menos de emisiones de gases de efecto invernadero que quienes comen carne todos los días, y que seguir una dieta baja en carne, vegetariana o pescetariana es proporcionalmente menos perjudicial para la tierra, el agua y la biodiversidad que una dieta rica en carne.
Se ha demostrado que la producción de carne y productos lácteos, sobre todo de vacas, emite tanto carbono al año como todos los autos, camiones, aviones y barcos juntos. Sosteniendo que esto es así tanto si la carne procede de granjas industriales como si se cría de forma ecológica.
“En términos de emisiones de gases de efecto invernadero, muchos quesos, como el cheddar y muzzarella, pueden ser incluso peores infractores que el cerdo, el pollo y el pescado. Así, alguien que come pequeñas cantidades de pollo o tocino de vez en cuando, pero evita esos quesos, puede tener un impacto más positivo en el planeta que un vegetariano que consume queso y lácteos a diario”, remarcó la especialista.
Muchas personas inician una dieta a base de plantas, renunciando a la carne y a los lácteos una vez a la semana, y a partir de ahí van aumentando. También se puede intentar limitar la carne y los lácteos a tres o cuatro comidas por semana, e ir reduciendo ese número con el tiempo. Concluyendo, Clark advirtió: “Aunque, en general, las carnes de origen vegetal, por ejemplo la que esta hecha de soja, suelen tener menos grasas saturadas y a veces son más ricas en fibra,pero también pueden tener más sodio y calorías”.
En Argentina, el concepto de platos a base de plantas llegó a varios restaurantes del país. La tendencia se puede vislumbrar en profesionales especializados en este tipo de cocina. Uno de los más destacado es Ivan Moyano, chef ejecutivo de Amador Cantina, que combina platos familiares y sabores conocidos, con otros más novedosos, todos basados en plantas, pero sin buscar simular los derivados de la carne.
“Queríamos hacer un restaurante a base de plantas, para gente que no basa su comida en plantas”, expresaron los responsables de la cantina,palermitana ubicada en José Antonio Cabrera 5995. Los platos más destacable del menú herbívoro, que ya son clásicos del lugar, son sus papillote de hongos y sus conchiglioni de espinaca.Una tendencia gastronómica recomendada y difundida por el sabor y la conciencia ambiental que llegó al país para quedarse.
por R.N.