¿Deberíamos preocuparnos por la variante EG.5 de la COVID-19?
Apenas tres meses después de que la Organización Mundial de la Salud declarara que la COVID-19 había dejado de ser una emergencia sanitaria mundial, una nueva variante del coronavirus, altamente infecciosa, parece estar propagándose rápidamente.
EG.5, descendiente de una cepa XBB anterior de Ómicron, fue detectada por primera vez en Indonesia el 17 de febrero, y desde entonces no ha dejado de propagarse. Las infecciones comenzaron a aumentar a mediados de junio, cuando un número sin precedentes de viajeros veraniegos surcó los cielos y las altas temperaturas sin precedentes en el hemisferio norte obligaron a la gente a permanecer en sus casas, lo que facilitó la propagación del virus. Eso alarmó a la OMS, llevándola a elevar EG.5 a «variante de interés» el 9 de agosto, junto con otras variantes de Omicron altamente contagiosas como XBB.1.5 y XBB.1.16.
«Basándonos en la experiencia que tenemos de las oleadas anteriores, podemos proyectar que EG.5 es definitivamente un gran problema», afirma Rajendram Rajnarayanan, biólogo computacional del campus del Instituto Tecnológico de Nueva York en Jonesboro, Arkansas (Estados Unidos).
En Estados Unidos, EG.5 es ahora la cepa más prevalente de SARS-CoV-2 y ha sustituido a otras variantes XBB (XBB.1.5, XBB.1.16, XBB.1.9), según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Esta variante está causando actualmente más del 17% de todos los casos de COVID-19 notificados en el país. El número de hospitalizaciones ha aumentado un 12,5% en la última semana, hasta alcanzar unos 9000 casos.
EG.5 también está causando repuntes en los casos de COVID-19 en todo el mundo. El número de nuevos casos de COVID entre el 10 de julio y el 6 de agosto (cerca de 1,5 millones) es un 80% superior al de los 28 días anteriores. EG.5 también se ha detectado en al menos otros 51 países, incluidos aquellos con altas tasas de vacunación: Canadá, Japón, Corea del Sur y China.
«Debemos tomarnos muy en serio todas estas subvariantes», afirma Angela Rasmussen, viróloga de la Organización de Vacunas y Enfermedades Infecciosas de Saskatoon (Canadá).
El uso de kits de pruebas, cuando los síntomas sugieren que podría ser COVID-19, ponerse la mascarillas y quedarse en casa si se da positivo en COVID, puede frenar la propagación de la nueva variante, dice Rajnarayanan. «Tenemos que minimizar la propagación del virus todo lo que podamos».
EG.5 difiere de su progenitor XBB por un único cambio en su proteína pico (también denominada espiga o spike), que sobresale de la superficie del virus. Cuando la espiga se une a los receptores de la proteína ACE2 de las células humanas, el virus es capaz de entrar en las fosas nasales y los pulmones. La mayoría de las variantes de EG.5 secuenciadas hasta la fecha también presentan una segunda mutación en su proteína pico; éstas han sido denominadas EG.5.1.
Un estudio preliminar realizado en Japón muestra que la EG.5 es aproximadamente un 20% más contagiosa que incluso la XBB.1.5. Esta investigación, dirigida por Kei Sato, virólogo de la Universidad de Tokio, aún no ha sido revisada por pares.
Aunque la EG.5 sigue estando un escalón por debajo de variantes tan preocupantes como la Delta y la parental Ómicron, actualmente no se secuencian muchas muestras positivas que contengan EG.5, ya que la mayoría de la gente utiliza pruebas caseras; además, en países como Estados Unidos, muchos estados ya no están obligados a notificar los casos no hospitalizados. Esta deficiencia de la vigilancia genómica significa que los científicos y la OMS no disponen ahora de datos suficientes para evaluar plenamente el impacto de las variantes predominantes.
En Estados Unidos, la vigilancia de las aguas residuales y los datos de hospitalización, junto con las secuencias genómicas de estados como Nueva York, California y Florida, proporcionan una indicación del estado de la pandemia en Estados Unidos.
«Al igual que las proyecciones electorales y los sondeos a pie de urna, podemos elegir algunas situaciones de referencia que siguen secuenciándose bien», afirma Rajnarayanan, que agrega los datos de todas las fuentes disponibles para visualizar la prevalencia diaria de las variantes circulantes. La concentración del virus presente en muestras de aguas residuales de todo Estados Unidos se ha triplicado desde finales de junio.
Es demasiado pronto para saber si alguno de los cambios en la proteína pico pueden ayudar al EG.5 a evadir la inmunidad previa. Los científicos se están apresurando en averiguarlo.
El estudio de Japón demuestra que, aunque la EG.5 es más contagiosa que la XBB.1.5, también muestra que las versiones sintéticas creadas en el laboratorio tuvieron menos éxito a la hora de infectar células en placas de Petri. Mientras que la contagiosidad de un virus depende de su propagación de una persona infectada a otras, la infectividad del virus mide cuántas células puede infectar el virus en una placa de Petri. Si el estudio japonés es correcto, la propagación más rápida de la nueva variante EG.5 probablemente no se deba a que estos virus sean más infecciosos. El estudio también muestra que el EG.5 aún puede ser suprimido por la inmunidad obtenida de una infección previa por la subvariante XBB.
Sin embargo, los resultados de Sato entran en conflicto con otro análisis preliminar de un virus EG.5 sintético creado en el laboratorio de Yunlong Cao, de la Universidad de Pekín (China), que sugiere que la nueva variante podría ser capaz de evadir la inmunidad previa del Omicron BA.5 o XBB original. Un segundo estudio preliminar de Cao, que aún no ha sido revisado por expertos, muestra que los picos similares a los de EG.5 creados en los virus sintetizados en laboratorio les ayudan a esquivar o debilitar los anticuerpos de XBB.1.5.
Sólo más datos y el escrutinio por pares determinarán qué conclusión es la correcta.
Los expertos coinciden en que las vacunas actuales y el refuerzo propuesto para otoño prevendrán las complicaciones graves de la COVID-19, aunque las nuevas variantes puedan debilitarlas un poco. «Mucha gente da por sentado que las vacunas previenen la infección», afirma Sato. Pero no es así. «El principal objetivo de la vacunación es reducir la gravedad» de la enfermedad.
«La EG.5 no es tan diferente desde el punto de vista del sistema inmunitario de la XBB.1.5», afirma Rasmussen. A pesar de algunas diferencias en la proteína pico, EG.5 y otras variantes de Omicron son más o menos similares entre sí. «El refuerzo monovalente XBB.1.5 va a tener una amplia protección contra EG.5 o cualquier subvariante derivada de XBB que esté circulando en otoño».
Así que eso significa que la dosis de refuerzo probablemente seguirá funcionando bien en la prevención de la enfermedad grave. «Lo más importante es que un refuerzo puede mantenernos sanos hasta que pase el invierno», dice Cao.
La OMS afirma que aún no hay indicios de que la EG.5 cause enfermedades más graves. Basándose en las pruebas disponibles, la OMS piensa que el riesgo para la salud pública que plantea EG.5 es actualmente similar al de otras variantes COVID recientes de interés.
Según Rasmussen, las personas que por lo general corren un mayor riesgo (las inmunodeprimidas, las que tienen alguna comorbilidad preexistente o las que no están vacunadas o no están al día con sus vacunas) siguen siendo vulnerables a una variante altamente contagiosa, como EG.5.
«Los más vulnerables tendrían que estar haciendo cola para vacunarse» [si no lo han hecho], y para recibir el nuevo refuerzo cuando esté disponible», dice Rajnarayanan.