El endeudado gigante chino Evergrande niega estar en bancarrota
Evergrande tiene una reunión con sus acreedores los próximos días 23 y 24 de agosto donde se votará el plan de reestructuración propuesto para sus casi 20 000 millones de dólares de deuda ‘offshore’
El endeudado gigante inmobiliario chino Evergrande asegura que su reciente solicitud a un tribunal estadounidense es «un proceso normal en el marco de la reestructuración de su deuda externa» y que no implica «una declaración de bancarrota».
Evergrande explicó que, debido a que su deuda denominada en dólares está bajo la jurisdicción de Nueva York, ha presentado una solicitud de quiebra bajo el capítulo 15 en esa ciudad, según un comunicado enviado a la Bolsa de Hong Kong, donde cotiza.
La solicitud «reconocería y daría efecto al arreglo de reestructuración de su deuda externa en Hong Kong y las Islas Vírgenes Británicas», aseveró la inmobiliaria.
El capítulo 15 del código de bancarrota estadounidense permite a las empresas extranjeras que están en proceso de reestructuración suspender los pagos de sus deudas internacionales en Estados Unidos.
La filial de Evergrande Tianji Holdings también solicitó en Nueva York la protección del capítulo 15.
La inmobiliaria lleva meses tratando de negociar con sus acreedores un plan de reestructuración que le permita salir a flote.
Sus acreedores están llamados a una reunión con la compañía los próximos días 23 y 24 de agosto, encuentro durante el cual votarán sobre el plan de reestructuración propuesto para sus casi 20 000 millones de dólares (unos 18 000 millones de euros) de deuda ‘offshore’.
Evergrande anunció pérdidas netas atribuidas de 476 035 millones de yuanes (66 409 millones de dólares) en 2021 y de 105 14 millones de yuanes (14 775 millones de dólares) en 2022.
La cotización de Evergrande en la Bolsa de Hong Kong lleva congelada el 21 de marzo de 2022, si bien algunas de sus filiales reanudaron la negociación de sus participaciones en las últimas semanas.
La posición financiera de muchas inmobiliarias chinas empeoró después de que, en agosto de 2020, Pekín anunciase restricciones al acceso a financiación bancaria a las promotoras que, como Evergrande, habían acumulado un alto nivel de deuda apoyando durante años su crecimiento en agresivas políticas de apalancamiento.