Una consulta popular le dice sí a proteger el Yasuní
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La larga lucha por salvar al Yasuní logró un hito este domingo cuando la mayoría de la población ecuatoriana votó a favor de que se mantenga en el subsuelo el petróleo existente en el bloque 43, también llamado ITT porque integra los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini. El sí en la consulta popular (dejar de explotar dicho bloque) obtuvo el 59% de los votos, mientras que el no (no parar la explotación) alcanzó el 41%. El referendo se celebró en el marco de las elecciones presidencial y legislativa. Respecto a la primera, avanzaron a la segunda vuelta, a realizarse el 15 de octubre, la candidata correísta Luisa González (33%) y el joven empresario guayaquileño Daniel Noboa (24%).
El bloque petrolero ITT se encuentra parcialmente dentro del Parque Nacional Yasuní (Amazonía ecuatoriana), una de las zonas con mayor biodiversidad del planeta y que junto al aledaño Territorio Ancestral Huaorani fue declarado por la UNESCO reserva de la biosfera en 1989. Es, además, hogar de los tagaeri y los taromenane, los últimos pueblos en aislamiento voluntario en Ecuador.
Luego de que en 2013 fracasara la Iniciativa Yasuní ITT presentada por el Gobierno del entonces presidente Rafael Correa, se anunció que dicho bloque sería explotado. Fue entonces cuando se conformó el colectivo ambientalista Yasunidos, que inmediatamente presentó ante la Corte Constitucional una pregunta para que se convocara a una consulta popular y fuera el pueblo ecuatoriano el que decidiera sobre este tema: “¿Está usted de acuerdo en que el Gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo?”.
Empantanadas en un proceso que más tarde se reconocería como fraudulento, ni la pregunta ni la consulta fueron aprobadas en ese entonces, por lo que Yasunidos inició una tortuosa batalla legal que tomaría 10 años y atravesaría tres -Gobiernos. En el camino, es decir a partir de 2016, el bloque ITT empezó a ser explotado luego de que entrara en vigencia la declaratoria de interés nacional que el expresidente Correa había solicitado a la Asamblea Nacional en 2013. Tras la proclamación oficial de los resultados de este domingo, las operaciones deberán detenerse y, según manda la ley, la estatal Petroecuador tendrá un año para desmantelar sus instalaciones y abandonar esa zona del Yasuní. No obstante, personeros de esa institución han señalado que el retiro tomaría al menos cinco años ya que allí existen alrededor de 230 pozos en funcionamiento.
“Esto es algo histórico. Ecuador ha dado el primer paso concreto para luchar contra el cambio climático y ha dado un ejemplo mundial”, dice Antonella Calle, vocera de Yasunidos. “Eso es muy importante porque obliga a países de todo el mundo a tomar decisiones reales en este sentido. Por otra parte, esto nos demuestra una vez más que el pueblo ecuatoriano está a favor de la defensa de la vida, de la naturaleza, de los derechos de los pueblos y de los animales”.
Cifras y campañas opuestas
El Gobierno de Guillermo Lasso ha sostenido el argumento de la supuesta pérdida económica en la que incurriría el Estado al dejar de explotar el bloque ITT: 1200 millones de dólares anuales, considerando que, según sus cifras, ese fue el ingreso logrado en 2022. El gerente de Petroecuador, Ramón Correa, ha señalado, además, que en 20 años la pérdida sumaría 16.470 millones de dólares, que incluyen 13.800 millones por ingresos petroleros no percibidos; 467 millones por el costo de abandonar el bloque; 1.952 millones por la infraestructura e instalaciones que tendrán que ser retiradas, y 251 millones por compensaciones sociales.
Carlos Larrea, economista y miembro de Yasunidos, ha señalado que dicho cálculo es impreciso ya que es el resultado de multiplicar 55.000 barriles de petróleo que el bloque ITT supuestamente produce por día (cerca del 12% de la producción total del país), 60 dólares por barril y 365 días del año. Así se logran 1.200 millones, pero de exportaciones, no de ingresos para el Estado. Larrea sostiene que el precio de 60 dólares por barril es irreal, ya que desde 2016, cuando se empezó a explotar dicho bloque, el precio ha sido de 51. Por otra parte, en el cálculo no se considera el costo de extracción, que es de 35 dólares por barril, y el hecho de que se trata de un crudo que contiene demasiada agua (11 barriles de agua por cada barril de petróleo), lo que reduce su calidad y dificulta su extracción. El mismo ministro de energía, Fernando Santos, había dicho respecto a ese petróleo que “fue una desilución”, que es una “brea pesadísima” y que la enorme cantidad de agua que contiene “encuentra una salida a la superficie y ahoga el pozo”.
Como contraparte a las eventuales pérdidas que ha señalado el Gobierno de Lasso, Yasunidos ha mencionado algunas alternativas, entre ellas eliminar las exoneraciones tributarias que el Estado concede a los grupos más ricos del país. Según información del Servicio de Rentas Internas (SRI), en 2021 Ecuador dejó de percibir 6.338 millones de dólares por esa causa, lo que solo en un año es un 30% más de lo que recibiría por explotar el bloque ITT durante 33 años.
Mientras la estrategia del Gobierno fue replicar las cifras de las supuestas pérdidas a través de varios personeros y con los principales medios de información a su disposición, la campaña por el sí se concentró en la reflexión sobre la defensa de los recursos naturales, la biodiversidad, el territorio de plantas, animales y pueblos amazónicos, con énfasis en que no se trata de un patrimonio solo de Ecuador, sino del mundo.
Rica en productos audiovisuales y muy activa en redes sociales, la campaña por el sí destacó por su vitalidad y sus múltiples voces. Si bien irradió una energía mayoritariamente juvenil, cuidó también de generar mensajes acotados a sectores específicos, entre ellos el académico, las poblaciones de la costa, y los pueblos y nacionalidades indígenas.
“Lo hermoso de esta campaña es que fue megadiversa; como el Yasuní”, dice Antonella Calle. “Se han sumado muchas voluntades de diversas partes de Ecuador y del mundo; varios sectores de la sociedad, no solo los ecologistas. Ha sido una lucha desde el corazón, el activismo y la esperanza de defender la vida”.
Entre las personalidades extranjeras que respaldaron el sí están la activista Greta Thunberg y los actores Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Jason Momoa y Gael García Bernal. “Ecuador podría convertirse en un ejemplo de democratización de la política climática, ofreciendo a la gente la oportunidad de votar por el bosque, los derechos indígenas, el clima y el bienestar del planeta”, escribió DiCaprio en sus redes sociales.
Con el resultado de la consulta viene ahora el retiro paulatino de las instalaciones petroleras del ITT. “Vamos a asegurarnos de que los petroleros salgan cuanto antes de nuestra selva sagrada”, dice Nemonte Nenquimo, líder indígena, miembro de la nacionalidad huaorani y ganadora del premio medioambiental Goldman 2020. “Y vamos a compartir este modelo de acción directa sobre el cambio climático con todos los pueblos y países, porque en este momento de crisis climática el mundo necesita modelos de lucha que pongan el poder en manos del pueblo”.
Otro sí para detener la minería
Paralelamente a la consulta por el Yasuní, los habitantes del Distrito Metropolitano de Quito se pronunciaron en un referendo sobre la explotación minera en seis de sus parroquias rurales del noroccidente, que conforman la mancomunidad del Chocó Andino, un territorio de 287.000 hectáreas también declarado reserva de la biosfera por la UNESCO. Se trata de otra zona con riquísima biodiversidad, donde se ha registrado la presencia de 270 especies de mamíferos, 210 de reptiles, 130 de anfibios y 227 variedades de orquídeas.
En este caso, la voluntad de que se detenga el avance de la explotación minera obtuvo el 68% de los votos. “Este triunfo tiene el peso de lo que la gente quiere y necesita, porque debemos ser los ciudadanos los que construyamos la democracia”, cuenta Inti Arcos, vocero del colectivo Quito sin minería, que impulsó la consulta. “Es la expresión de que queremos un mundo diferente y de que es posible que emerjan alternativas económicas que respeten los derechos humanos y de la naturaleza. Como sociedad hemos entrado en un círculo de violencia fatal, y la minería nos iba a traer más violencia, porque violencia es entrar en los territorios y destruir la naturaleza y la vida de la gente”.
En el Chocó Andino ya existen doce concesiones mineras de cobre, oro y plata de escala artesanal, pequeña, mediana y grande en fases tempranas de exploración. Con el triunfo del sí en esta consulta se prohibirá la minería a esas cuatro escalas y el otorgamiento de nuevas concesiones, pero se mantendrán activos los proyectos existentes.