Prigozhin, el ‘chef de Putin’ que se rebeló contra el Kremlin con sus mercenarios
La historia de Yevgeni Prigozhin está estrechamente ligada al presidente de Rusia, Vladímir Putin. Primero fue su cocinero, luego un empresario de éxito de la mano del Kremlin en la Rusia post-soviética y posteriormente su aliado militar.
Pero en junio, la relación con el Kremlin se truncó y el líder del grupo de mercenarios Wagner se rebeló contra Moscú por diferencias sobre la gestión de la guerra de Ucrania.
Ahora, dos meses después de plantarle cara a la cúpula militar rusa, Prigozhin ha muerto en un accidente de avión mientras sobrevolaba suelo ruso, sin que se conozcan las causas. Se pone así fin a una vida de un empresario de éxito para muchos rusos o un mercenario que desafió a Putin para otros tantos.
De ladrón a «chef de Putin»
Nacido en 1961 en la antigua Leningrado, actual San Petersburgo, hay pocos personajes con tanta relevancia en la Rusia moderna.
El mercenario creció en una Rusia soviética en decadencia y cuando tenía 20 años fue condenado por robo y asalto. Por ese motivo pasó casi una década en prisión. Pero con su puesta en libertad y poco después de caer la URSS, se convirtió en un próspero empresario de la restauración.
Primero comenzó vendiendo perritos calientes en carritos en San Petersburgo y más tarde comenzó a dirigir un lujoso restaurante en San Petersburgo.
Fue entonces cuando conoció al presidente ruso, con quien estableció una estrecha relación. Se le apodó ‘el chef de Putin’ porque sus restaurantes eran los encargados de organizar los banquetes del jefe del Kremlin con líderes de otros países.
Prigozhin aprovechó sus conexiones con Putin para, de la mano de la restauración nuevamente, fundar una empresa de catering llamada Concord. Gracias a ella logró contratos gubernamentales exclusivos y lucrativos para cenas de Estado, entre ellas la ceremonia de investidura de Putin y una visita del entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, a San Petesburgo. Y con estos contratos hizo valer su mote de ‘cocinero de Putin’.
Su cercanía con el presidente ruso le permitió entrar en la arena política y militar y Prigozhin expandió su imperio empresarial a otras áreas, incluidos medios de comunicación, para después crear la empresa por la que realmente es conocido, el ejército de mercenarios.
El empresario de la restauración fundó en 2014 con su fortuna el Grupo Wagner, un grupo paramilitar que surgió en el este de Ucrania, en las semanas posteriores a la anexión rusa de Crimea.
El Grupo Wagner y su papel en la guerra de Ucrania
Desde entonces, el ejército de mercenarios se ha ocupado también de los trabajos sucios del Kremlin en conflictos como Siria, Mali, Libia o Sudán y han sido acusados en reiteradas ocasiones de crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos.
Con más de 25.000 hombres de su ejército privado, es considerado ilegal en Rusia pero lucha del lado de las tropas rusas, donde ha ganado relevancia en los últimos tiempos ha sido en Ucrania.
La invasión rusa y la guerra en este país le permitió salir de la sombra, presentándose como el salvavidas de un ejército ruso incapaz de avanzar y que acumulaba fracaso militar tras fracaso militar.
Con el paso de los meses, el grupo formado por paramilitares y antiguos reos de las prisiones rusas fue asumiendo un papel cada vez más relevante en la guerra de Ucrania. Desde ataques con falsa bandera en el este del país a importantes conquistas en el Donbás, aumentaban su valor exponencialmente, algo que dejaba en entredicho las fuerzas militares rusas, incapaces de lograr triunfos sin su ayuda.
Aunque sin duda su momento estelar fue la larga conquista de la ciudad Bajmut. Tras varios meses de combates, el grupo aseguró que había logrado tomar esta estratégica ciudad, que supuso un golpe para Ucrania.
Rebelión ante el Kremlin y un supuesto exilio en Bielorrusia
Prigozhin aprovechó sus triunfos en el campo de batalla y cada vez fue más crítico con Moscú. En reiteradas ocasiones, el jefe del Grupo Wagner criticó el liderazgo militar ruso por los reiterados fracasos y señaló abiertamente a los oficiales militares rusos de alto rango acusándolos de incompetencia.
El polifacético ruso criticó duramente al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, a los que desafió constantemente con audios y vídeos plagados de insultos, gritos y acusaciones de incompetencia y desorganización en la estrategia bélica en el país vecino.
Pero su enfrentamiento con el Ministro de Defensa le llevó a traspasar líneas que muchos consideraron excesivas.
Hace apenas tres meses, Prigozhin acusó al ejército de boicotear a Wagner por no suministrarles munición en repetidas ocasiones y falta de compromiso por parte de Moscú. Y el 23 de junio, Prighozin anunciaba una «marcha patriótica» de sus tropas hacia la capital rusa para derrocar a la cúpula militar en una rebelión sin precedentes en la Rusia moderna y acabar con el «caos» que había provocado más de 100.000 muertos rusos en la guerra de Ucrania.
Putin le tachó de «traidor» y el pulso duró menos de 24 horas, a pesar de que las tropas de Wagner habían logrado avanzar a gran velocidad hacia Moscú y llegaron a poner en jaque al ejército dentro de su propio país.
Tras un pacto mediado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, los Wagner fueron desmovilizados y Prigozhin accedió a exiliarse en Bielorrusia.
Desde entonces sus apariencias públicas se redujeron drásticamente y poco se conocía de su paradero. Hasta que esta misma semana reapareció en Níger tras el golpe de Estado en el país.
Prigozhin publicó dos días antes de su muerte un vídeo en África, el lugar donde estuvo años agrandando con las armas la influencia rusa y que le había hecho convertirse en uno de los hombres más relevantes del país.
Ahora, 61 años después de su nacimiento, el mercenario ha muerto en un accidente mientras sobrevolaba Rusia tan solo dos meses después de intentar plantarle cara a Vladímir Putin, aquel político que por mucho tiempo fue amigo y que en los últimos meses se convirtió en un enemigo.