[OPINIÓN] Iván Arenas: “¡Convergencia nacional por la minería moderna!” – Peru21
Las recientes noticias de que para este 2023 el PBI solo crecerá alrededor del 1% (otras instituciones prevén aún menos) deben encender todas las alarmas por la razón de que a menor crecimiento de la economía, aumenta la pobreza y la república y la democracia entran en veremos. En semejante contexto, la sociedad en su conjunto debe ir hacia una convergencia nacional para el desarrollo de la minería moderna. ¿Por qué semejante pedido? Porque la minería moderna y las inversiones privadas en el sector son un motor antipobreza y generador de empleos y tributación, amén de una palanca de desarrollo.
Si bien ahora en el Ejecutivo existen algunas voces decididas a favor del desarrollo de las inversiones privadas en la minería moderna, se debería avanzar hacia decisiones y acciones de políticas públicas que permitan una convergencia nacional. Asimismo, si el gobierno de Boluarte quiere irradiar un “shock de confianza” al empresariado minero debería avanzar hacia el desarrollo de una buena vez del emblemático proyecto de cobre Tía María, aún paralizado a pesar de que ahora hay una mayoría social y local a favor de su ejecución.
El Perú tiene en cartera alrededor de 45 proyectos mineros. Sin embargo, solo 12 de ellos tienen fecha definida y el resto solo está en el papel. Al respecto, desde el Instituto de Estudios Peruanos se estima que si solo se ejecutaran Zafranal, Michiquillay y Los Chancas, el PBI aumentaría en 2%.
Desde el Ejecutivo, como desde el Congreso, se debería convocar a la convergencia nacional, que incluya a los gremios e institutos; con el objetivo de desarrollar la minería moderna. Esta convergencia tendría varios ejes, entre ellos, la desburocratización de los trámites y tiempos que ahogan proyectos de exploración sobre todo; así como una nueva mirada sobre la gestión de los conflictos denominados socioambientales a pesar de que de un tiempo a esta parte muchos de ellos son generados por mayores beneficios rentistas, posiciones ideológicas radicalizadas y por algunas organizaciones no gubernamentales que proponen el “posextractivismo”. Quizá otro eje debería ser una nueva distribución de la “renta minera”, en varios casos mal utilizada por las instancias de gobiernos regionales o locales; y otro eje debería ser afrontar con mayor decisión la minería ilegal.
Hoy hay diversas barreras que desalientan al empresariado en general, y en el sector minero en particular. El PBI del Perú solo crece al 1% cuando podría hacerlo a un ritmo mayor, y regiones como Cajamarca se hunden en la pobreza y pobreza extrema a pesar de tener varios proyectos cupríferos en el cinturón del norte. Mientras ello sucede, el mundo y la cuarta revolución, en el largo plazo, demandarán más cobre. La convergencia nacional por la minería moderna es ahora o nunca.