Un cometa ‘prometedor’ enfila hacia el Sistema Solar
El cometa Nishimura fue descubierto a comienzos de agosto y ya es visible desde la Tierra. Al alba, en dirección este, con la ayuda de unos prismáticos y durante la primera semana de septiembre es el momento ideal para poder encontrarlo en el cielo.
C/2023 P1 Nishimura fue descubierto por un astrónomo aficionado, el japonés Hideo Nishimura, y, según los últimos datos del Laboratorio de Propulsión de la NASA (JPL), es un cometa de largo periodo con una órbita que cada 520 años le llevaría a pasar por su punto más cercano al Sol (perihelio).
Así lo explica a EFE el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del Centro Superior de Investigaciones Científicas de España y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, Josep Maria Trigo.
Para ver a Nishimura se tiene que madrugar, pues hay que buscarlo justo al amanecer y en dirección este, situándose en un lugar oscuro y con unos prismáticos, ya que no es visible a simple vista.
Trigo explica que a principios de septiembre está entrando en la constelación de Cáncer, procedente de la de Géminis, y todavía puede encontrarse trazando una línea hacia el horizonte desde sus dos estrellas más brillantes, Cástor y Pólux. Posteriormente también pasará muy cerca de Regulo, en la constelación de Leo.
De esta forma, Nishimura se puede distinguir claramente de las estrellas y se ve como «una especie de bolita nebulosa difusa que ya empieza a mostrar una cola en dirección opuesta al Sol». El cometa volverá a ser visible a mediados de diciembre, desde el hemisferio sur, pero en ese caso solo mediante telescopios, aunque «habrá que ver cómo evoluciona».
Trigo está realizando un seguimiento detallado del cometa junto con el también experto Josep M. Llenas del Observatorio de Pujalt y con otros telescopios del Observatorio de Gualba y del Montseny, en España.
Tras su momento de mayor cercanía a la Tierra, que será de unos 125 millones de kilómetros, Nishimura seguirá el viaje hacia su perihelio, el punto de su órbita más cercano al Sol, que se producirá el 18 de septiembre, cuando se ubicará a unos 33 millones de kilómetros de nuestra estrella.
El astrónomo indica que habrá que ver si el cometa sobrevive a ese paso «relativamente cercano al Sol», pues no se puede descartar que se desintegre o deshaga en múltiples fragmentos.
Los cometas —recuerda— son amalgamas de pequeñas partículas de polvo fino (minerales residuales de la formación del sistema solar) más una proporción de hielo, no solo de agua sino también de metano y amoniaco, entre otros compuestos, además de materia orgánica.
Esta amalgama débilmente unida, al pasar cerca del Sol se calienta, pierde gran cantidad de gas y buena parte del agua puede quedar líquida, por lo que el interior del cometa se debilita y puede acabar fragmentándose. En el caso de que salga intacto, Nishimura seguirá su órbita de largo periodo y nos volverá a visitar dentro de cinco siglos.
Estos cometas de largo periodo proceden de la nube de Oort, una estructura que rodea el sistema solar formada por miles de millones de cuerpos helados, que está a más de 100.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
Aunque en un primer momento se pensó que Nishimura podía venir de fuera del sistema solar, como los ya conocidos objetos interestelares ‘Oumuamua y > 2I/Borisov, Trigo precisa que «ahora está ya descartada esa hipótesis», dado que se trata de «un cometa de largo periodo que claramente procede de la nube de Oort».
Trigo destaca el mérito de que este cometa haya sido descubierto por un aficionado a la astronomía, porque en la actualidad normalmente lo hacen los programas automatizados de seguimiento y descubrimiento de asteroides y cometas.
«Hay una gran escuela de buscadores de cometas japonesa, que representa Hideo Nishimura, que de vez en cuando tienen suerte y es un buen ejemplo de que, a veces, el hombre puede superar a la máquina descubriendo cometas», señala.