Giro en la historia: Corea del Norte y Corea del Sur se vuelven proveedoras de armas
Hace siete décadas, Washington y Moscú inundaron la península coreana con armas y ayuda para avivar la guerra entre el sur y el norte. Ahora, en un momento fatídico en el que la historia se repite, Rusia y Estados Unidos están recurriendo a esos mismos aliados para que les suministren las municiones que tanto necesitan mientras las potencias se enfrentan de nuevo, esta vez al otro lado del mundo, en Ucrania.
El miércoles, cuando el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se reunió con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, en el extremo oriental ruso, alcanzaron lo que Corea del Norte calificó como “un acuerdo satisfactorio” sobre “las cuestiones de cooperación inmediata” entre ambos Estados, los cuales han encontrado intereses en común al oponerse a Estados Unidos y sus aliados. Si se llegaba a un acuerdo específico sobre armas, no se esperaba que Moscú ni Pionyang lo anunciaran. Comprar armas a Corea del Norte o brindar ayuda a sus programas armamentísticos son violaciones a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por las que la propia Rusia votó.
Matthew Miller, un portavoz del Departamento de Estado en Washington, describió el encuentro como un escenario en el que Putin “le rogó a Kim Jong-un que lo ayude”. Sin embargo, no solo Rusia recurre a la península coreana en busca de ayuda: como parte de acuerdos elaborados de manera discreta con Washington, Corea del Sur ha estado enviando grandes cantidades de proyectiles de artillería a Estados Unidos durante meses. Insiste en que no suministra armas letales de forma directa a Ucrania. Sin embargo, sus envíos al ejército estadounidense ayudan a liberar existencias estadounidenses para que Ucrania las utilice en el combate contra Rusia.
La guerra de Corea nunca terminó de manera oficial después de un alto al fuego en 1953. Desde entonces, ambas Coreas, que técnicamente siguen en guerra, han participado en una carrera armamentista y han formado dos de los ejércitos más grandes del mundo en la actualidad, que tienen grandes reservas de armas.
Corea del Norte, aunque aislada y empobrecida, ha dado prioridad al fortalecimiento militar, ya que sus maquinarias de propaganda instan a una vigilancia constante contra la invasión estadounidense. Desarrolló sus misiles mediante la ingeniería inversa de sistemas soviéticos. Se cree que construyó sus primeros misiles balísticos intercontinentales con cohetes del mercado negro procedentes de Ucrania. El país también ha ganado dinero con la venta de armas a países como Siria e Irán.
Corea del Sur construyó su industria de defensa al copiar las armas proporcionadas por la ayuda militar estadounidense. También aprovechó la tecnología donde pudo y desarrolló su primer cohete espacial con tecnología rusa. Además, se valió de su industria armamentista para hacer exportaciones, con lo que ganó contratos multimillonarios para vender tanques, obuses, aviones de combate, misiles y vehículos blindados para ayudar a alimentar la demanda impulsada, en parte, por la guerra en Ucrania.
“En la era posterior a la Guerra Fría, Corea del Sur y Corea del Norte han sido prácticamente los únicos países que han permanecido en pie de guerra constante, ya que poseen grandes arsenales de artillería y otras armas listas para ser usadas”, dijo Yang Uk, un experto militar en el Instituto Asan de Estudios Políticos en Seúl. “El hecho de que Corea del Sur y Corea del Norte sigan atrapadas en una confrontación armada de la Guerra Fría explica por qué Washington y Moscú acuden a ellos en busca de armas”.
La demanda de municiones de artillería ha sido en particular alta, ya que ambas partes en el conflicto de Ucrania agotan sus reservas más rápido de lo que puede trabajar la producción. Funcionarios surcoreanos y estadounidenses han sido herméticos sobre cuántos proyectiles ha proporcionado Corea del Sur a Estados Unidos, y Seúl maneja la información sobre sus arsenales de armas como clasificada. Sin embargo, reportes noticiosos recientes indicaron que Corea del Sur ha vendido o prestado al menos cientos de miles de proyectiles de artillería al ejército estadounidense.
Moscú le ha advertido en repetidas ocasiones a Seúl que no suministre armas a Ucrania. Sin embargo, Corea del Sur se ha visto presionada por Estados Unidos, su aliado más importante, para colaborar en el esfuerzo bélico. El gobierno del presidente Yoon Suk Yeol decidió suministrar proyectiles a Estados Unidos, para lo cual lo designó como “usuario final” de las municiones.
“En esencia, le dejaron a Estados Unidos la decisión de enviar o no a Ucrania los proyectiles que recibió de Corea del Sur”, dijo Yang.
No ha surgido ninguna evidencia de que proyectiles de fabricación surcoreana se hayan utilizado en Ucrania. Tampoco ha habido ninguna evidencia pública de que Rusia haya empleado armas y municiones norcoreanas en el campo de batalla en Ucrania, evidencia que a Washington le encantaría hacer pública. Sin embargo, funcionarios estadounidenses han advertido de manera reiterada que Corea del Norte estaba enviando proyectiles de artillería y cohetes a Rusia.
Los acuerdos de armas entre Kim y Putin podrían incitar a los partidarios de la guerra de línea dura en Corea del Sur a pedir que se envíen armas a Ucrania de manera directa (otra razón por la que Moscú y Pionyang probablemente se abstengan de hacer públicos dichos acuerdos). Sin embargo, Corea del Norte sí tiene lo que Putin busca.
“Lo más probable es que Corea del Norte tenga decenas de millones de proyectiles de artillería almacenados”, dijo Siemon Wezeman, investigador de armas del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo en Suecia. Señaló que se calcula que el país tiene hasta 10.000 armas de artillería de calibre 100 milímetros o superior, más que el total de ese tipo de armas en uso por parte de todos los países de la OTAN. Las armas de Corea del Norte se basan en diseños soviéticos y sus proyectiles de artillería tienen los calibres utilizados por Rusia.
“Básicamente, Rusia tiene una gran cantidad de armas que son compatibles con las municiones norcoreanas”, dijo Wezeman. “La única munición que Corea del Norte no puede suministrar es la munición inteligente. Corea del Norte produce principalmente proyectiles de vieja usanza, no inteligentes y no guiados —y, por tanto, no muy precisos—, no los proyectiles guiados más efectivos”.
Una gran pregunta es qué tan rápido Corea del Norte podría suministrar municiones en las cantidades que Rusia necesita sin ser descubierta.
Corea del Norte administra una vasta red de fábricas de municiones, entre ellas 100 plantas con más de 10.000 trabajadores cada una, afirmó Hong Min, experto sobre el ejército norcoreano en el Instituto de Corea para la Unificación Nacional en Seúl. Un sitio que Kim Jong-un visitó en agosto, descrito en los medios estatales como “una nueva fábrica de aparatos eléctricos ligeros” en construcción, está involucrado en la fabricación de proyectiles y pólvora, aseguró Hong.
“Parece que hubo negociaciones tras bambalinas para que Corea del Norte sirva como base de suministros para Rusia”, dijo Hong.
Analistas aseguran que a cambio de sus armas, Corea del Norte espera obtener alimentos, energía y refacciones rusos para su flota cada vez más avejentada de aviones de combate, tanques, obuses y submarinos de la era soviética. También comentaron que anhela las versiones recientes de los aviones de combate rusos Sukhoi y sus sistemas de defensa aérea S-300 y S-400. Mientras recibía a Kim en la nueva base espacial rusa, el Cosmódromo de Vostochni, Putin indicó que Rusia podría ayudar a Corea del Norte con su problemático programa de satélites espías militares.
Se esperaba que Kim visitara fábricas de armas e instalaciones navales en Komsomolsk del Amur y Vladivostok, en el extermo oriental de Rusia, a finales de esta semana.
Los analistas advierten que la diplomacia de Kim con Putin implica algo más que el comercio de armas, y que señala un cambio más grande en su política: en lugar de buscar negociaciones con Washington, alinearse de forma más definitiva con Rusia y China contra Estados Unidos.
Pero, a pesar del estrechamiento de los lazos entre Rusia y Corea del Norte, sigue habiendo dudas sobre si Putin llegaría a proporcionar a Corea del Norte tecnología para perfeccionar sus misiles balísticos intercontinentales o construir submarinos nucleares.
“Ni siquiera una máquina de guerra desesperada cambia sus joyas militares de la corona por municiones viejas y poco sofisticadas”, dijo Leif-Eric Easley, profesor de la Universidad Ewha Womans de Seúl. “La confianza es tan baja entre Rusia, Corea del Norte y China que una alianza real de los tres no es creíble ni sostenible”.
Choe Sang-Hun es el jefe de la oficina de The Times en Seúl, donde se encarga de las noticias de Corea del Norte y Corea del Sur. Más de Choe Sang-Hun