La UE fracasa en su intento de renovar diez años la autorización del pesticida glifosato
Los gobiernos de la Unión Europea han fracasado en su intento de alcanzar este viernes la mayoría cualificada necesaria para prolongar diez años más, hasta finales de 2033, la autorización del glifosato, el pesticida más utilizado en el sector agrícola y cuyo permiso expira a mediados de diciembre. Los estados miembros volverán a intentarlo durante la primera quincena de noviembre con el objetivo de cerrar un acuerdo antes de que expire la autorizacón actual.
Los gobiernos europeos intentarán de nuevo cerrar un acuerdo durante la primera quincena de noviembre, antes de que expire el permiso
La renovación se ha debatido este viernes en la reunión del Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos (SCOPAFF). «No se alcanzó la mayoría necesaria para adoptar (o rechazar) la propuesta», ha informado la Comisión en un comunicado en el que confirma que derivará la propuesta al comité de apelación. «Se espera que el Comité debata y vote la propuesta de la Comisión en la primera quincena de noviembre. Se debe tomar una decisión sobre la renovación del glifosato antes del 14 de diciembre de 2023, ya que la aprobación actual expira el 15 de diciembre de 2023″, ha añadido.
Según el procedimiento de comitología, si los Veintisiete no logran una mayoría a favor o en contra, será la Comisión Europea quien tome la decisión final. España, según del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha apoyado la renovación porque la información científica y los informes de evaluación realizados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria despejan las dudas existentes. «La posición del Gobierno de España es seguir las conclusiones de los informes científicos de evaluación que, en este caso, no son contrarios a la prórroga de la autorización del uso de esta materia activa», han explicado.
En la reunión de este viernes, según las fuentes consultadas, Austria, Hungría y Luxemburgo han votado en contra de la renovación mientras que Alemania, Bélgica, Holanda, Bulgaria, Malta y Francia se han abstenido. Hace unas semanas el Gobierno francés apuntaba que no se opondría a la renovación pero fuentes europeas explican que quieren que la extensión sea de siete años y no de diez como plantea Bruselas, a lo que se oponen grupos ecologistas como los Verdes que ven el resultado de este viernes como una victoria del movimiento para prohibir el uso del glifosato.
«El glifosato no es seguro de usar, causa daño al medio ambiente y a la salud de las personas y debe prohibirse. Hace seis años estuvimos muy cerca de prohibir el glifosato en Europa, y millones de ciudadanos europeos lo pedían. En los últimos años se han ido acumulando estudios científicos independientes que muestran los peligros que esta sustancia tóxica supone para la naturaleza y la salud humana. ¡Ha llegado el momento de escuchar la ciencia!», ha reivindicado Tilly Metz, miembro de la comisión de agricultura del Parlamento Europeo.
Renovación en 2017
La última vez en que la Unión Europea renovó la licencia del glifosato, la sustancia activa utilizada por el gigante Bayer-Monsanto en el herbicida Roundup, fue en 2017 aunque por un periodo de 5 años, que fue prorrogado un año más hasta 2023, tras una larga y complicada tramitación política debido a la oposición que suscitaba la propuesta. Entonces fue aprobada con el voto en contra de Bélgica, Grecia, Francia, Croacia, Italia, Chipre, Malta, Austria y Luxemburgo, el primer país en prohibir el glifosato en 2020 aunque tras una sentencia judicial este año ha tenido que reautorizar la comercialización en el Gran Ducado.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que el nivel de riesgo del herbicida no justificaba su prohibición»
A principios de julio, en su estudio de impacto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que el nivel de riesgo del herbicida -para la salud de los seres humanos, animales y medioambiente- no justificaba su prohibición, lo que llevó al Ejecutivo comunitario a proponer la renovación por un plazo de 10 años, frente a los 15 máximos que pueden conceder.
«El glifosato es el pesticida más estudiado en el mundo», recordaba hace diez días la comisaria de sanidad, Stella Kyriakides, durante un debate el pleno del Parlamento Europeo defendiendo la propuesta del colegio de comisario. «Es cierto que la EFSA identificó algunas lagunas de datos y cuestiones cuya evaluación no pudo finalizar por completo» pero «este es el caso de prácticamente todas las conclusiones de la EFSA sobre sustancias activas», quitaba hierro Kyriakides.
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Bruselas defiende que para preparar la propuesta ha evaluado «cuidadosamente las lagunas y los problemas identificados que no se han solucionado» y que «examina si hay una mitigación de riesgos adecuada para garantizar que la salud humana y el medio ambiente estén plenamente protegidos». Por ello, advertía Kyriakides, «la falta de datos no significa que la aprobación no pueda renovarse». Es más, Bruselas ha propuesto también «condiciones y restricciones» para la renovación. Por ejemplo, los estados miembros tendrán que evaluar la necesidad de proteger las aguas subterráneas y superficiales y prohibien su uso para desecación.
La polémica entorno al uso de este pesticida arrancó hace lustros. En 2015 la Organización Mundial de la Salud llegó a alertar sobre los riesgos cancerígenos de la sustancia aunque un informe de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA en sus siglas en inglés) concluyó dos años después que no había evidencias científicas como para clasificarlo como «cancerígeno, mutágeno o tóxico para la reproducción». Desde entonces los estudios, análisis e investigaciones se han multiplicado y superan ya las 180.000 páginas de información.