10 curiosidades que tal vez no sabías sobre Napoleón Bonaparte
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La figura de Napoleón Bonaparte está rodeada de mitos, así como de datos curiosos que muchas veces pasan desapercibidos. Cuando era joven odiaba a Francia, se sentía acomplejado por su acento y no era tan bajito como se suele pensar. Estas son algunas de las curiosidades que rodean este personaje tan importante de la historia francesa.
Se sentía acomplejado por su acento
Napoleón era oriundo de Córcega, una isla que había pertenecido a la República de Génova y que fue vendida a Francia solo un año antes del nacimiento de Napoleón. En su familia no se hablaba francés y él mismo no lo aprendió hasta los 10 años. Incluso entonces, conservó un marcado acento genovés que le hacía sentir muy acomplejado.
Odió a Francia durante su juventud
Uno de los franceses más famosos de la historia creció odiando al país que llegaría a gobernar y que lo convertiría en un símbolo nacional. Napoleón consideraba a Francia como la opresora de su Córcega natal y llegó a odiarla, a pesar de servir en el ejército francés.
Se convirtió en oficial con 16 años y luchó por la Revolución Francesa a los 20
Napoleón demostró desde muy joven sus aptitudes militares. Entró en la academia militar con solo 10 años y a los 16 se graduó como teniente de artillería. Al estallar la Revolución Francesa, con solo 20 años fue nombrado comandante segundo de la Guardia Nacional de Voluntarios de Córcega.
Era autodidacta
Al parecer Napoleón no era un gran estudiante en la escuela, pero leía mucho, especialmente sobre temas militares y políticos. Admiraba a los grandes líderes del pasado, en particular a Alejandro Magno, y podía pasarse horas estudiando sus tácticas. Su meteórico ascenso puede explicarse en parte por este motivo, unido a su gran carisma.
No era tan bajito como se cree
Napoleón tuvo varios motes alusivos a su supuesta baja estatura, pero en realidad era más alto que la media francesa de la época, con 168 cm. El motivo de que se le creyera bajito se debe a una confusión: cuando murió se midió su estatura, pero se hizo con una medida nueva, el pie francés, cuya longitud era distinta del pie inglés, el más utilizado en la época. Muchos que nunca lo habían visto en persona creyeron que se daba la altura en pies ingleses, que correspondía a 157 cm.
Intentaron asesinarlo con un barril de vino lleno de pólvora
En 1800 Napoleón sufrió un intento de atentado por parte de unos conspiradores monárquicos, que colocaron un barril de vino cargado de pólvora en el recorrido que debía hacer para ir a la Ópera de París. Sin embargo, el carruaje iba más rápido de lo esperado y el encargado de encender la mecha no calculó bien el tiempo, de modo que el barril explotó cuando el carruaje de Bonaparte ya había pasado de largo: murieron cinco personas, pero Napoleón salió ileso.
Secuestró al Papa de Roma para obligarlo a aprobar su divorcio
En 1809 Napoleón decidió divorciarse de su primera mujer, Josefina, para casarse con la hija del emperador austríaco. Como el papa Pio VII no estaba dispuesto a aprobar ese matrimonio, Bonaparte hizo arrestar al pontífice e “invitarlo” a residir en Francia hasta que aceptase esta y otras de sus exigencias, como firmar un concordato favorable a sus intereses.
Beethoven quiso dedicarle una sinfonía
El compositor Ludwig van Beethoven sintió a la par admiración y odio por Napoleón. Beethoven admiraba a aquel hombre que había ascendido desde unos orígenes humildes y quiso dedicarle su Tercera Sinfonía, titulada Heroica. Sin embargo, cuando Napoleón se autoproclamó emperador Beethoven, que simpatizaba con las ideas liberales, se sintió decepcionado por su actitud arrogante y cambió el título a “Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre”.
Su corcel favorito acabó sus días en Inglaterra
Napoleón sentía pasión por los caballos: tuvo 130, de los cuales su favorito era Marengo, que lo acompañó a sus batallas más importantes. En Waterloo, la batalla que selló su derrota, Marengo fue encontrado en el campo de batalla por un teniente británico, que lo llevó a Inglaterra y lo vendió a William Angerstein, teniente coronel de los Guardias Granaderos. Angerstein conservó el caballo de Napoleón hasta que murió, pero la historia no acaba aquí: hizo convertir los cascos delanteros del caballo en cajitas de rapé trabajadas en plata.
¿Murió envenenado?
Durante décadas corrió el rumor de que Napoleón había muerto envenenado por sus captores ingleses durante su destierro en la isla de Santa Elena. Esto es una verdad a medias: ciertamente fue envenenado, pero no intencionadamente. El papel que cubría las paredes de su residencia – y que él mismo eligió – contenía un compuesto de arsénico altamente tóxico que en aquella época se utilizaba mucho para obtener papel verde, y que probablemente fue el causante del cáncer de estómago que le llevó a la tumba.