Nuevas mediciones indican exactamente cómo el día terrestre pasará de 24 a 25 horas
Científicos de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) han actualizado un instrumento láser «ultrapreciso» para medir la velocidad de rotación de la Tierra con una exactitud sin precedentes. Estas nuevas mediciones indican que nuestro planeta pasará de tener días de 24 a 25 horas, milisegundo a milisegundo durante los próximos 200 millones de años.
Los ingenieros de la TUM afirman que la medición de las fluctuaciones en rotación terrestre y la duración del día son vitales para afinar nuestra posición en el sistema solar, la meteorología y los modelos de predicción del clima.
El bamboleo del planeta
La Tierra tiene una composición heterogénea: no es una masa uniforme, sino una mezcla de componentes sólidos y líquidos de diferente densidad cuyos movimientos internos y cambios en la distribución de su masa afectan de forma directa a su velocidad de rotación en distintos puntos. La duración del día en la Tierra también se ve afectada por las interacciones gravitacionales con la Luna y el Sol.
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Jesús Díaz
Este cuerpo en constante movimiento no solo gira sobre su eje a velocidades ligeramente variables, sino que también experimenta un bamboleo en su eje que afecta a la velocidad. Estas variaciones, aunque minúsculas, tienen implicaciones clave tanto en la astronomía como en otras ciencias.
Una precisión sin precedentes
Por eso, determinar la posición exacta de la Tierra en el espacio con exactitud es esencial para la investigación científica, afirman los ingenieros responsables del instrumento.
Según el líder del proyecto, el profesor Ulrich Schreiber, «las fluctuaciones en la rotación no solo son importantes para la astronomía, sino que también las necesitamos urgentemente para crear modelos climáticos precisos y comprender mejor los fenómenos meteorológicos como El Niño. Y, cuanto más precisos sean los datos, más precisas serán las predicciones».
Un instrumento clave
El instrumento —que ha sido continuamente mejorado desde su puesta en marcha en diciembre de 2011 en el Observatorio Geodésico Wettzell de la TUM— es un láser anular que utiliza dos rayos de luz.
Las diferencias en las frecuencias de los rayos indican la velocidad de rotación de la Tierra, un dato que varía cada día de forma imperceptible para el ser humano. En el ecuador, por ejemplo, la Tierra gira a unos 15 grados por hora, lo que corresponde a una frecuencia de 348,5 Hz, con fluctuaciones diarias detectadas de entre 1 a 3 microhercios.
Precisión de nueve decimales
Aunque no es perfecto, el instrumento permite capturar datos con un nivel de precisión sin precedentes en la historia. De hecho, según los ingenieros de la TUM, es un dispositivo sin igual para poder comprender realmente cómo se mueve nuestro planeta.
El único problema es que es imposible, por ahora, que los dos rayos láser que forman el anillo sean exactamente idénticos y esa asimetría resulta en una falta de alineación que introduce errores.
Afortunadamente, su nuevo algoritmo de corrección mide estos problemas a largo plazo y los elimina de las mediciones. Este resulta en una precisión de hasta nueve decimales que permite detectar que la rotación de la Tierra fluctúa unos seis milisegundos cada dos semanas.
Días cada vez más largos
Usando estas mediciones y otros datos del registro geológico, los científicos pueden deducir que la velocidad de rotación de la Tierra se ha ido ralentizando durante toda la historia del planeta. El día duraba 18 horas y 41 minutos hace 1.500 millones de años, por ejemplo. Y unas 23 horas hace 66 millones de años, en la época de los dinosaurios.
Finalmente, dentro de 200 millones de años, los científicos afirman que los días pasarán 24 a 25 horas de duración. Y, aun así, no tendremos horas suficientes para echarnos la siesta como está mandado.
Científicos de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) han actualizado un instrumento láser «ultrapreciso» para medir la velocidad de rotación de la Tierra con una exactitud sin precedentes. Estas nuevas mediciones indican que nuestro planeta pasará de tener días de 24 a 25 horas, milisegundo a milisegundo durante los próximos 200 millones de años.