Concluyen nueve días de diversidad, calidez y convivencia entre libros
▲ En la imagen, el caricaturista Tute recibe el reconocimiento La Catrina.Foto Arturo Campos Cedillo
▲ A lo largo y ancho de los 43 mil metros cuadrados de la Expo Guadalajara se observaron multitudes arremolinadas ante las novedades editoriales, en los salones donde se presentaron publicaciones y en los que se realizaban charlas y debates sobre cambio climático, relaciones de pareja o desaparición forzada, entre otros temas.Foto Arturo Campos Cedillo
▲ En la imagen, una mesa con ofertas durante la venta nocturna.Foto Arturo Campos Cedillo
Mónica Mateos-Vega
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 4 de diciembre de 2023, p. 3
Guadalajara, Jal., Hordas de estudiantes de secundaria, turbas de niños corriendo para escapar de sus padres, enjambres de chicas a la caza de autógrafos, tribus variopintas de adolescentes descubriendo en una pared a Mafalda, clanes de escritores y editores, originarios de una treintena de países, de aquí para allá, para aplaudir a colegas, conseguir una nueva publicación o simplemente darse un abrazo.
Sobre todo, la camaradería, la calidez, la diversidad, la convivencia de opuestos y opositores, en una vorágine que no se desborda a pesar de la multitudinaria afluencia. Así concluye la edición 37 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Más de 857 mil personas durante nueve días recorrieron en libertad los pasillos de la Expo Guadalajara, atraídos por un pretexto único: el libro y todo el universo a su alrededor.
Superados al cien por ciento los efectos de la pandemia, la cita anual al encuentro librero más importante del mundo en idioma español cumplió con creces las expectativas de los visitantes, basta ver sus sonrisas y sus adquisiciones: desde novedades literarias, hasta libretas con diseños únicos, o camisetas y calcomanías, pero también muchos se llevan la firma de su autor favorito, decenas de selfis o la memoria de una charla acerca de un buen tema de ciencia. Nadie se marcha con las manos vacías.
Si los primeros días entre los organizadores había cierto ambiente de duelo, por la ausencia de Raúl Padilla, artífice hace 37 años de la FIL, fallecido en abril, poco a poco el luto se transformó en satisfacción y sorpresa ante las multitudes.
Sobre todo porque en esta feria destaca y anima el público joven. Para muchos es su primera vez. Sin timidez se acercan a tomarse una foto con la bandera de la Unión Europea (invitados de honor), luego se van a escuchar a un dueto de arpas irlandesas, o una plática de autores holandeses, chipriotas y franceses acerca de cómo escribir y leer en tiempos violentos.
Cientos de muchachos se arremolinan frente a los salones donde presentarán sus libros autores como Pascal Quignard (la gran figura presente en la feria), o buscan el debate acerca del cambio climático, la migración, las desapariciones forzadas o las relaciones de pareja.
El FCE, corazón del reducto de la izquierda
Si en el hotel Barceló, dentro de la programación FIL Pensamiento hay un cónclave de la derecha
, en el recinto ferial, el módulo del Fondo de Cultura Económica se erige como el corazón del reducto de la izquierda
, y el público pasa como si nada frente a ambos bandos porque a los chavos no les angustian todavía los tiempos electorales.
Son sus padres y abuelos los que recuerdan que en esta FIL no se vieron los encontronazos políticos que en épocas anteriores. Ya no está un Carlos Fuentes para decir al candidato presidencial priísta ignorante
, aunque sí sucedió la escena chusca con la precadidata de PAN, PRI, PRD, Xóchitl Gálvez, que olvidó el nombre de su propio libro.
En un rinconcito los estands de instituciones como el INE insisten en los temas políticos ante uno que otro despistado que ha decidido descansar en las sillas ahí instaladas. Pero apenas se recupera el aliento, el despistado continúa su periplo por los pasillos, hasta toparse con un piano en el espacio que vende las partituras de las canciones de los artistas de moda. Ahí están mano a mano Luis Miguel y Taylor Swift en la verdadera contienda por ver quién tiene más adeptos.
O mejor ir a aplaudirle a los moneros o a los poetas, hasta a los gurús de la autoayuda, entre el olor a libros nuevos y café, en el pasillo nombrado Av. Novelistas, donde estratégicamente se coloca el estand del café La Flor de Córdoba para que esos aromas se mezclen con los recuerdos de ésta, la mejor FIL de su historia
, que confirmó las palabras de su fundador: ahí donde cualquier libro hace que dos personas se encuentren, existe también la posibilidad de un mundo mejor
.