El Estado ecuatoriano tardó treinta años en titular el territorio siekopai
- La Nacionalidad Siekopai, que ha ocupado históricamente los territorios en el norte de la frontera entre Ecuador y Perú, fue separada y desplazada durante la guerra limítrofe de 1941.
- Intentaron regresar en varias ocasiones, pero los conflictos entre ambos países, que se extendieron hasta la década de los 90, y la creación de la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno, lo impidieron.
- Tras varias solicitudes formales, iniciadas en 1993, procesos administrativos y legales, la nacionalidad ganó una acción de protección que ordena la adjudicación de Pëëkë’ya, el lugar de origen de los siekopai.
Después de 80 años, los siekopai podrán volver a Pëëkë’ya, un territorio considerado sagrado y del que fueron desplazados en 1941, durante la guerra limítrofe ecuatoriano-peruana. El 24 de noviembre de 2023, la Corte Provincial de Sucumbíos, en Ecuador, resolvió en última instancia que el Estado entregue a la nacionalidad el título de propiedad ancestral sobre una extensión de 42 000 hectáreas, en la Reserva de Producción Faunística Cuyabeno. La sentencia marca un precedente en el país, pues es la primera vez que se adjudicará un territorio indígena ubicado dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
La Nacionalidad Siekopai celebrará esta victoria el 7 de diciembre en una asamblea. Sin embargo, también hay sentimientos encontrados. “Estoy feliz, pero también tengo tristeza, porque nuestros abuelitos querían regresar a sus tierras ancestrales y no pudieron, ya nos dejaron”, cuenta Leorvis Piaguaje, lideresa siekopai. Delfin Payaguaje, abuelo del esposo de Leorvis y uno de los más destacados conocedores del yagé y del uso de alrededor de 1000 especies de plantas, falleció en enero de 2022. Cesareo Piaguaje, quien lideró la lucha para restablecer la conexión con sus familiares en Perú, murió en abril de 2023.
Los siekopai son uno de los once pueblos y nacionalidades indígenas que habitan la Amazonía ecuatoriana. Tienen una población de 800 personas en Ecuador y de 1200 personas en Perú. Los números se han reducido drásticamente en los últimos años. Justino Piaguaje, dirigente de Territorio del lado ecuatoriano, ha recabado información que señala que, en esa época, la población bordeaba las 20 000 personas, entre siekopai y siona —una nacionalidad hermana—. La disminución, explica el líder indígena, fue consecuencia de las enfermedades traídas por los colonizadores, las misiones jesuitas, las condiciones de esclavitud durante el boom del caucho, el desplazamiento por las guerras limítrofes y los impactos de la industria petrolera.
Pëëkë’ya, conocido en español como río Lagarto, es un complejo de lagunas de aguas negras y bosques inundados, en la frontera con Perú. “Allá está la conexión espiritual, los ombligos y huesos de nuestros abuelos, la mitología de nuestra gente”, dice Justino Piaguaje. Según los relatos, Ñañe Paina, el dios de esta nacionalidad, recreó la tierra desde este territorio. Los siekopai también creen, menciona el dirigente, que allí se encuentra la puerta que los conecta con el mundo acuático y una loma sagrada para la toma del yagé, a través de la cual pueden trascender a otra dimensión.
En enero de 2023, se realizó el II Encuentro Binacional Siekopai en esta zona, en la comunidad Mañoco o Puerto Estrella, del lado peruano. Desde las comunidades ubicadas en Ecuador, cercanas a la petrolera ciudad de Shushufindi, los siekopai navegaron en canoa durante 10 horas a lo largo del río Aguarico. Los recibió un escenario de aguas calmas en las que se reflejaban los ceibos, y casi dos mil especies de árboles y plantas que se levantan sobre esos pantanos. Garzas, loros, tucanes y pavas cruzaban sobre el río en una área habitada por 500 especies de aves, 81 de anfibios, 54 de reptiles, 165 de mamíferos y 184 de peces, según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate).
“Es el lugar en el que se registra el mayor número de especies vivientes”, de acuerdo con el Maate. Esta biodiversidad llevó a que el Cuyabeno fuera declarado Reserva en 1979. Se trató de una declaratoria unilateral por parte del Estado ecuatoriano, sin tomar en cuenta a los pueblos y nacionalidades que ancestralmente ocuparon estos territorios.
Una lucha de 80 años
Después de la guerra de 1941 entre Ecuador y Perú, los siekopai no pudieron volver a Pëëkë’ya, porque la zona estuvo militarizada hasta la década de los 90, cuenta Elías Piaguaje, expresidente de la nacionalidad. No obstante, Cesareo Piaguaje hizo viajes a escondidas para reconocer el territorio y buscar a sus familiares.
Las haciendas caucheras y la necesidad de control fronterizo debido a la guerra también incentivaron desplazamientos de poblaciones kichwa y shuar hacia el Cuyabeno. Con la creación de la Reserva, el Estado ecuatoriano entregó convenios de uso de territorio a esas nacionalidades y también a comunidades siona y a’i cofán. Una comunidad siekopai recibió una cesión de uso del territorio de unas 8000 hectáreas. Esto corresponde al 10% del territorio que originalmente perteneció a los siekopai, de acuerdo con el antropólogo William Vickers (+).
Formalmente, la lucha para recobrar el territorio empezó en 1993, según recuerda Justino Piaguaje. Presentaron oficios ante el extinto Instituto Nacional de Áreas Protegidas. En 1997 presentaron el primer mapa, que se basó en documentos históricos de los jesuitas y de antropólogos, como Vickers, en los que se describía el área que ocupaban los “encabellados”, como fueron conocidos durante la Colonia los siekopai.
Frente a la falta de respuestas del Estado, en 2017, la nacionalidad presentó al Maate una solicitud para ejercer el derecho a la adjudicación. Se incluyeron documentos antropológicos, biológicos, socioeconómicos, cartográficos y jurídicos, de acuerdo con Jorge Acero, coordinador de Derechos Humanos de Amazon Frontlines, una organización de defensa de los derechos indígenas que acompañó este caso.
Desde 2017, el artículo 50 del Código Orgánico del Ambiente ya establecía cómo titular territorios ancestrales en áreas protegidas. Sin embargo, el Maate no tomó acción y en 2018 argumentó, como quedó registrado en un expediente defensorial, que estaba trabajando en un instructivo técnico jurídico de Adjudicación de Tierras. En 2021, el exministro de Ambiente Gustavo Manrique se comprometió a construir participativamente el documento hasta finales de año, pero nunca lo cumplió.
En el expediente antes citado, presentado en 2021, la Defensoría del Pueblo ya señaló que el Maate estaba “inobservando” lo dispuesto en el artículo 11 numeral 3 de la Constitución de la República: “Los derechos serán plenamente justiciables. No podrá alegarse falta de norma jurídica para justificar su violación”. Asimismo, determinó que “el Estado ecuatoriano, a través del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, vulneró el derecho colectivo de la Nacionalidad Siekopai a mantener la posesión de las tierras y territorios ancestrales y obtener su adjudicación gratuita”. Además, la Defensoría exhortó al Maate a “adjudicar de manera urgente” las 42 535,95 hectáreas solicitadas. Pero el Ministerio no cumplió.
El regreso al origen
En septiembre de 2022, la nacionalidad presentó una Acción de Protección por la vulneración de los derechos colectivos. Acero aclara que se violaron instrumentos internacionales, como el Convenio 169 de la OIT, y el artículo 57 de la Constitución, que reconocen el derecho de los pueblos indígenas a sus tierras ancestrales y el vínculo intrínseco que existe entre el territorio y el desarrollo de la cultura. A inicios de 2023, el juzgado del cantón Shushufindi emitió una sentencia en primera instancia en la que reconocía que la nacionalidad tiene derechos sobre su territorio, pero que antes el Maate debía crear el instructivo.
La nacionalidad apeló ante la Corte Provincial, de la que se obtuvo la decisión definitiva este 24 de noviembre de 2023. La sentencia dispone que el Maate, en el plazo de 45 días, adjudique a la Nacionalidad Siekopai 42 360 hectáreas en el territorio ancestral llamado Pë’këya. La entrega de la resolución debe ser pública y presencial, en territorios del pueblo indígena. Además, el Ministerio debe presentar disculpas públicas, por la vulneración de los derechos colectivos.
Los siekopai presentaron elementos orales y materiales que les permitieron comprobar ante los jueces la propiedad ancestral de Pë’këya. Justino Piaguaje cuenta que entre las pruebas, mostraron documentos de los jesuitas, quienes hicieron misiones en la zona entre 1720 y 1779. Los misioneros dejaron cartas y mapas en los que se señalan ríos con términos en paikoka, la lengua de los siekopai. Los testimonios y las pruebas documentales de los historiadores Miguel Ángel Cabodevilla y Susana Cipolletti también fueron fundamentales.
Para esta nacionalidad, lo más importante fue demostrar que en la memoria colectiva se mantenían los mapas de los sitios sagrados, históricos y mitológicos. Los ancianos tomaron la palabra. En la visita realizada en enero, los mayores llevaron a los jóvenes a las lagunas en las que los siekopai se enfrentaron a seres acuáticos y a una isla en donde vivieron reconocidos bebedores de yagé. También les enseñaron técnicas de pesca y caza y les mostraron plantas que se usan como instrumentos, como alimento, como medicina y como materiales para la creación de ollas de barro.
Los jóvenes también tuvieron espacio en la audiencia. Andrea Payaguaje, ahora de 13 años e hija de Leorvis Piaguaje, fue una de las accionantes. La niña, cuenta su madre, fue muy cercana a su bisabuelo Delfín, con quien viajaba una vez al año a Pë’këya. Junto a él aprendió la historia y mitología de su cultura y el importante vínculo que mantiene con el territorio ancestral.
La lucha por la adjudicación de Pë’këya fue cuestionada por un funcionario del Maate, de acuerdo con Justino Piaguaje. El funcionario les habría propuesto que pidan territorios en la zona alta del Cuyabeno, donde podrían obtener mayor extensión y en donde hay más cercanía a conexiones viales. “Nosotros no buscamos un pedazo de tierra, buscamos regresar a nuestra casa, a nuestros orígenes. Esta lucha es por la pervivencia, para seguir siendo siekopai”, explica el dirigente.
Un precedente para otras luchas
“Es curioso que en Ecuador, en los territorios que no están dentro de áreas protegidas, sí se entregan títulos de propiedad, pero en las áreas protegidas no se han entregado títulos de propiedad, bajo el concepto de que el Maate funge como administrador de esos territorios”, cuestiona el abogado Acero. El defensor cuenta que a inicios de 2023, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas Amazónicas del Ecuador (Confeniae) iniciaron la campaña Allpa Manda, que tiene el objetivo de conseguir la titulación de todos los territorios ancestrales dentro de áreas protegidas. “La sentencia a favor de la nacionalidad Siekopai abre la puerta como un precedente”, asegura Acero.
Como parte de esta iniciativa, se está levantando información sobre las comunidades que están enfrentando la falta de titulación, en todo el. Algunas de ellas cuentan con acuerdos de cooperación o de uso, recursos que no ofrecen seguridad jurídica, de acuerdo con el abogado de Amazon Frontlines. Entre esas está la comunidad A’i Cofán de Sinangoe, en Sucumbíos, que no ha podido reconstruir su escuela, que fue destruida por la erosión del río Aguarico. La comunidad, al estar traslapada por el Parque Nacional Cayambe Coca, tuvo que pedir permisos al Maate para la reconstrucción. El Ministerio se tardó X años en otorgar la autorización, pero ahora, los a’i cofán están a la espera de que el Ministerio de Educación asigne el presupuesto.
El Ministerio de Ambiente no ha emitido ningún pronunciamiento sobre la sentencia a favor de los siekopai hasta el cierre de la edición. Los funcionarios tampoco respondieron a una solicitud de información realizada. Desde el departamento de Comunicación de la institución se argumentó que “las autoridades están con prioridad de la COP 28”.
Los siekopai se mantendrán atentos a que el Maate cumpla con lo ordenado en la sentencia. “Nos vamos a centrar en planificar el proceso de regreso, vamos a reflexionar sobre cómo queremos ser siekopai en esa zona, cuál va a ser el modelo de vida —dice Justino y no descarta que la zona sea destinada a actividades turísticas, botánicas y culturales—, vamos a reconstruir esa gran maloca, pensando en el pasado, sin descuidarnos del futuro”.
Imagen principal: Durante el II Encuentro Binacional Siekopai, alrededor de 200 indígenas de esta nacionalidad ratificaron su compromiso por recuperar su territorio ancestral. Crédito: Nicolás Kingman / Amazon Frontlines.
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