Negocio privado cubano quiere iniciar la minería de arena – IPS Cuba
Este producto periodístico forma parte de la cobertura especial Nuevos actores económicos y desarrollo local en Cuba (2023-2025). #DesarrolloLocalParaCrecer |
La Habana, 17 dic.- A diferencia de otros negocios de la construcción en Cuba, la principal actividad económica de La Hermandad es un área hasta ahora concentrada por empresas estatales: ejercer la minería de arena con la extracción, producción y comercialización de áridos.
O así será una vez que logre sacar algo del yacimiento de arena que ya le fue concedido por el Estado.
Mientras tanto, además de otras actividades secundarias, la empresa privada ofrece servicios de construcción, principalmente a instituciones estatales. Cuenta con cinco brigadas y una plantilla oscilante de unos 80 trabajadores, de los cuales 11 son mujeres.
Según registró la prensa estatal en agosto de 2022, la mipyme habanera y otra de Mayarí Arriba, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, eran entonces las únicas en proceso de adquirir un terreno para realizar la minería de arena.
El fundador de La Hermandad, Juan Ramón Díaz, asegura que directivos de la Oficina Nacional Recursos Minerales (ONRM), consideran que el experimento ayudará a elaborar una metodología para futuros emprendimientos en la minería de arena, piedra o arcilla, que son los únicos tipos de minerales que pueden extraer actores privados por la ley vigente.
Arena espinosa
Tras la publicación del Decreto-Ley 46 de 2021, sobre las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), un grupo de entusiastas se presentó ante la ONRM con el propósito de ejercer la actividad extractiva.
Recibió el apoyo de esa institución y, pocos meses después, en diciembre de 2021, quedó conformada La Hermandad por seis socios fundadores, de los cuales el mayoritario es Díaz.
Una antigua muestra de arena de un área sin registrar ni certificar –situada en Campo Florido, municipio de La Habana del Este– centró la primera conversación con la ONRM. Juan la conservaba desde 2011, de cuando trabajaba en una empresa estatal de servicios constructivos de Guantánamo la cual, ante una urgencia de materiales, extrajo arena de allí.
Juan recordaba aquella loma con más de 15 metros de altura y una arena compacta y fina. Para aflojar las rocas sedimentarias, no hacían falta explosivos: bastarían buldóceres o hasta un mero taladro de romper calles.
Más difícil era “aflojar” el papeleo. Como no había antecedentes de un caso similar, la senda burocrática se volvió un poco empinada. Aparecieron decenas de requisitos y cuestionamientos: “¿quién lo aprobó?”, “¿darán todo eso a una empresa privada?”…
Cuando faltaba un último cuño del estatal Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo para un trámite de microlocalización (determinar y delimitar el espacio físico a invertir y sus regulaciones pertinentes), la espera se dilató alrededor de un año por varios procedimientos demorados y constataciones de si el yacimiento pertenecía a La Habana o a la provincia de Mayabeque.
Aún falta otro “poco”
En febrero de 2023, la mipyme completó su papeleo y el Ministerio de Energía y Minas firmó la Resolución 16 que otorga la concesión “de explotación del mineral arena sin beneficiar del área denominada La Hermandad para su uso en la construcción”.
Aunque ya tenían el derecho de explotar el yacimiento de 15 hectáreas (150 000 metros cuadrados), no podían comenzar la minería de arena hasta extraer una muestra del mineral en el corazón de la loma y certificar su calidad, una tarea que llevaría a cabo la estatal Empresa GeoCuba Estudios Marinos.
Por la irregularidad del terreno, el trayecto hacia el interior de la futura mina resultaba intransitable –todavía lo es– para vehículos pesados como los equipos de perforación. Entonces, La Hermandad contrató también a la Empresa Productora de Materiales de la Construcción (EPMC), perteneciente a la Unión de Construcciones Militares, que allanaría una trocha.
Al cabo de varios meses, la operación aún no se concretaba porque la EPMC no disponía de combustible suficiente para ofrecer servicios a terceros, así que la mipyme se encargará de proporcionarlo, pero la escasez generalizada en el país se lo ha impedido.
Varios socios abandonaron La Hermandad en busca de sus proyectos personales. “Esto se dilató demasiado. Cuando caminas y solo sigues viendo el horizonte, y no el resultado de tus esfuerzos, el entusiasmo merma”, arguye Díaz, exprofesor de Economía Política.
Hoy solo quedan dos miembros en la sociedad: él y su hijo Alexander, que antes de la separación sumaban el mayor porcentaje de las acciones.
Tres tipos de intereses
La espera continúa, sin embargo, el presidente de La Hermandad se muestra optimista y cree que en 2024 pueda comenzar la minería de arena.
Ahora está inmerso en la restauración de un local que arrendó en la avenida Infanta, del municipio de Centro Habana: 600 metros cuadrados en exterior que pronto techará y convertirá, concatenándose con diversos actores económicos, en una tienda de materiales de la construcción.
Además, brindará a la población servicios de albañilería.
En cuanto funcione la mina, la mipyme ejecutará un proyecto de desarrollo local (PDL) en torno a un pequeño caserío en las cercanías del yacimiento. Como no existe pavimento, los autobuses no pasan por allí y siguen de largo hasta el poblado de San Gabriel, a varios kilómetros de distancia.
A través del PDL se prevé asfaltar caminos y generar empleos para algunos lugareños. El proyecto contará con el apoyo del gobierno municipal de La Habana del Este.
Para Díaz, el principal impacto de La Hermandad sería lograr que su arena extraída se vendiera mucho más barata que en el mercado informal (la calle), donde el saco puede valer desde 150 pesos cubanos (1,25 USD según la tasa de cambio oficial) y hasta el doble o más. Cree poder cumplirlo, si bien es demasiado pronto para estimar una cifra exacta.
“En la calle nadie vende por ficha de costo. En dependencia de a cuánto salga la mía, calcularé el precio final con solo un 20 o 30 % de ganancia”, dice.
Y añade: “Quiero buscar una manera de hacer coincidir los tres niveles de intereses: el personal, el colectivo y el social. La gente se olvida del interés social. Si las 9000 mipymes del país pensaran en eso, las cosas fueran un poco distintas. Por ese motivo, hablamos de hermandad”. (2023)