Lo bueno, lo malo y lo feo de la Alcaldía de Claudia López
La llegada de Claudia López al Palacio Liévano marcó un hito en la historia de la ciudad por ser la primera mujer lesbiana elegida por voto popular. Llegó con 89 por ciento de aprobación, pero abandona la Alcaldía con solo el 40. Sin embargo, logró pavimentar un camino hacia una candidatura competitiva en el 2026.
En el camino, esto fue lo bueno, lo malo y lo feo de su gobierno.
Lo bueno
Política social y de cuidado
En la lista de logros, López ha destacado dos que incluso sus opositores y todos los candidatos para reemplazarla le reconocieron en la última campaña. Desde Gustavo Bolívar hasta el general Vargas decían que les darían continuidad (algunos con modificaciones) a: Jóvenes a la U y las manzanas del cuidado.
El primero es un programa de becas que permite acceder a la educación superior. Según cifras de la Secretaría de Educación, se dieron 40 mil becas en algún tipo de programa en estos cuatro años. A eso se sumó que le dio continuidad a la construcción de colegios heredados de la administración Peñalosa y logró entregar 35.
El segundo se trata de aprovechar la infraestructura del distrito, como colegios, por ejemplo, para darles espacio a las mujeres que cuidan de otros. En estos lugares pueden acceder a espacios de cultura, formación, atención psicológica mientras, por ejemplo, alguien les lava la ropa. López entregó 25 manzanas en las que se atendieron a 480 mujeres. Esta política hizo que el tema de las desventajas para las mujeres cuidadoras cobrara visibilidad.
El exalcalde Lucho Garzón destaca del gobierno de López el manejo de la pandemia. “Pecaron por exceso, pero no por falta de gestión”, dijo. “La alcaldesa hizo lo mejor posible con la información que tenía en ese momento y no colapsó el sistema de salud”.
Bogotá, aunque alcanzó más del 98 por ciento de ocupación de las camas UCI, no vivió situaciones tan difíciles como Nueva York o Guayaquil donde estaban enterrando a gente en los parques.
Roberto Angulo, quien trabajó con López, le dijo a La Silla que uno de los logros de López fue también consolidar el sistema de Bogotá Solidaria. Con apoyo del gobierno nacional, consiguió que un millón de personas que no tenía ninguna vinculación con una entidad financiera la tuviera para poder recibir los subsidios.
Eso le ayudó en parte a que la pobreza monetaria, que se disparó en la pandemia y alcanzó el 40 por ciento, volviera a las cifras del 28 por ciento, como la recibió cuando llegó a la Alcaldía. No obstante, Bogotá sigue teniendo una tasa de seguridad alimentaria baja. Todavía el 16 por ciento de los ciudadanos no logra comer tres veces al día, según cifras del Dane.
La continuidad del Metro
La mandataria, si bien defraudó algunas promesas de campaña, sí cumplió con lo que respecta al Metro de Bogotá, la obra de infraestructura más grande del país. Dijo que le iba a dar continuidad si Enrique Peñalosa dejaba contratada la primera línea y eso hizo. Incluso, eso le costó diferentes enfrentamientos con el gobierno de Gustavo Petro, quien ha buscado cambiar su trazado para que una parte sea subterránea.
Aunque no alcanzó a dejar contratada la segunda línea, y pese a que el gobierno Petro le demoró los respaldos que necesitaba para conseguir el crédito con la banca internacional, logró estructurar y dejar abierta la licitación de la segunda línea del metro de Bogotá, que será subterránea e irá hasta Suba y Engativá.
En materia de infraestructura también dejó el sistema de bicicletas públicas y la rolita, el operador público de Bogotá.
Ciudad región
También logró aprobar, junto al gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, la Región Metropolitana. Con esta figura se logra que Bogotá pueda unirse a otros municipios de Cundinamarca para solucionar problemas en común, como la movilidad.
López además decretó del Plan de Ordenamiento Territorial, POT, la norma que marca el rumbo de cómo se construye la ciudad a futuro. Para el concejal del Polo, Carlos Carrillo, les da mucho espacio a los constructores y además el hecho de que lo haya decretado le parece “autoritario”. El urbanista Mario Noriega también criticó que los edificios tengan la posibilidad de ser tan altos al punto que se pierda la vista de los cerros orientales.
Aunque figuras expertas en el tema como Maria Mercedes Maldonado han celebrado públicamente que esta norma sea más protectora de las reservas y la estructura ecológica de la ciudad como los ríos, los cerros y los humedales que el proyecto presentado por el exalcalde Peñalosa.
Lo malo
La seguridad
La seguridad es el mayor lunar de la alcaldía de Claudia López. Cambió de secretario de Seguridad tres veces y no se obtuvieron los resultados esperados. Al punto que ella misma ha reconocido: “Me voy muy frustrada con el tema de la seguridad. Es un tema al que le dedico 14 horas al día, le invertimos billones de pesos y no ha mejorado”, dijo en una de sus últimas entrevistas.
Se va dejando a los bogotanos con una de las percepciones de inseguridad más altas. Según Bogotá Cómo Vamos, el 52,4 por ciento de los ciudadanos se siente inseguro. Ese indicador creció 15,1 puntos en comparación con 2022.
A corte de octubre de este año, los homicidios crecieron 3 por ciento y los hurtos a persona, 12,3, según la Secretaría de Seguridad. En comparación con otras ciudades, Bogotá crece más que Cali, Bucaramanga y Medellín en homicidios en un periodo de enero a octubre de 2019 y enero y octubre de 2023. En hurtos le va incluso peor que Barranquilla.
López, aunque hizo intentos por obtener más policías para la ciudad, la deja con dos mil menos. Recibió 18 mil uniformados en 2020 y ahora entrega 16 mil. Para alcanzar los estándares internacionales, Bogotá necesita por lo menos 25 mil.
La gestión del tráfico
La gestión del tráfico es otro gran lunar de su alcaldía. Darío Hidalgo, experto en movilidad, le dijo a La Silla que la alcaldesa se enfocó en grandes obras de infraestructura que darán resultados a mediano o largo plazo, como el metro, pero “estuvo poco preocupada por el día a día. Tenemos trancones, andenes invadidos, y los siniestros de peatones siguen aumentando. En eso hubo un retroceso”, dijo el experto.
En la misma línea, el exalcalde de Bogotá Lucho Garzón dijo que “el afán de inaugurar obras llevó a un caos y a una anarquía en la movilidad y en las propias obras”.
Entrega además el déficit fiscal de Transmilenio en más de tres billones de pesos.
La falta de cultura ciudadana
Por último, pese a lo que se esperaba de López por llegar a la Alcaldía con la bendición del exalcalde Mockus esta no es una alcaldía que se destaque por la cultura ciudadana. Si bien el sector cultural está fortalecido, el civismo en la ciudad no mejoró. Prueba de ello es que el espacio público está lleno de basura y en buena medida es por el descuido de los ciudadanos. Al tiempo, el manejo de los residuos y el espacio público fue algo que la misma López reconoció que dejó para el final de su mandato.
Lo feo
Un rapto de xenofobia
La alcaldesa de Bogotá, pese a tener grandes habilidades para comunicar, tuvo repetidas fallas discursivas. Las más graves fueron sus frases discriminatorias contra los migrantes que le costaron críticas incluso de sus propios aliados. Será recordada, entre otras, por frases como “no es por estigmatizar, pero nos están haciendo la vida a cuadritos”. Y por propuestas como hacer un escuadrón para perseguir a los migrantes criminales.
También quedan en su historial frases poco empáticas con la ciudadanía como “trabaje juiciosa”, cuando una vendedora ambulante le decía que necesitaban ayuda. El “venda el carro”, a los ciudadanos que tendrían que pagar más por los impuestos por usar sus vehículos, o “Bienvenidos a la realidad”, cuando dijo que se enteró de que no podía ser la Jefa de la Policía, como había prometido en campaña.
El rol de la senadora – primera dama
Para el analista político y docente universitario Carlos Arias “dentro de lo feo de su Alcaldía también está la forma en cómo participaba su esposa, la senadora Angélica Lozano, en la relación con el Concejo y con el Congreso en temas de Bogotá”, dijo. Agregó que, al tiempo, ese hecho tenía un matiz porque terminaba siendo “positivo para los objetivos de la alcaldesa”.
La senadora Lozano fue armadora política personal de la mandataria en el Concejo, tiraba línea a los aliados, pero también buscó presionar a la oposición cuando votaban contra los proyectos propuestos por López.
La lavada de manos
Entre lo feo, además está que durante esta Alcaldía la mandataria López se lavó las manos cuando las cosas no salieron bien. Entre otras, responsabilizó a Peñalosa de que no funcionara el sistema de recaudo, a Iván Duque de que Bogotá no cumpliera con las metas de camas para cuidados intensivos en la pandemia, a los migrantes de la inseguridad, al petrismo de incendiar el país, y a los contratistas de que las obras no avanzaran.
La alcaldesa también se va dejando entre sus aliados y algunos electores la sensación de un “juego doble”. Cuando La Silla preguntó a varios de ellos cuál era su emoción frente a la gestión de la alcaldesa, varios aseguraron sentirse decepcionados, entre otras por los incumplimientos de promesas de campaña como frenar las obras en humedales y la continuidad de obras de Transmilenio, como la Cali, la 68 y la carrera Séptima, una vía de la que dijo no haría una troncal y eso terminó siendo su proyecto aunque tenga mejoras frente al proyecto de Peñalosa. Con lo que también incumplió acuerdos con aliados suyos, como el Polo Democrático que se sumó a su candidatura.
“Hay un engaño al elector. Es una estafa a los que votaron por ella por cosas como que no hiciera una troncal en la Séptima”, dijo el concejal de ese partido y opositor de la mandataria, Carlos Carrillo. Aunque el experto en movilidad Hidalgo celebra que se haya dado la posibilidad de cambiar de opinión y “hacer lo que le decían los estudios que debía hacerse”.
La ñapa: lo bueno para ella y su futura candidatura
López a su gestión le suma políticamente que logró mantener una voz de líder nacional. “Es la primera mandataria que logra en un muy poco tiempo realmente lanzarse a la Presidencia desde la Alcaldía”, dice el analista Carlos Suárez. “Se les paró a Duque y a Petro y eso sin duda le sirve a su capital político”.
La alcaldesa logró dejar en el Concejo de Bogotá a una base de concejales verdes del ala claudista. Eso pese a su imagen y a que el logo del verde no garantizó que el cabeza de lista, Jorge Torres, lograra una curul.
A la presidencia de la Alianza Verde, en reemplazo de Carlos Ramón González, quien se fue al gobierno Petro, llegó Carlos Amaya, aliado de la alcaldesa. Eso hizo que con Mockus y Antonio Navarro las directivas del verde tiren hacia el lado claudista. Y a eso se suma el hecho de que las reformas del gobierno Petro lograran unir al Verde que siempre había estado dividido.
López además logró trabajar con Nicolás García, gobernador de Cundinamarca, pese a su enemistad con Jorge Rey, jefe político del saliente mandatario, con lo que ha demostrado su habilidad para tender puentes.
Hay un matiz y es que la alcaldesa aunque tiene una lista de obras para mostrar, no logró construir en estos cuatro años una narrativa acerca de qué se trató su gobierno. “Ella pudo al final posicionar unos temas, pero no hubo una narrativa sobre lo que fue su gobierno”, dijo el analista Camilo Granada.
Sin embargo, nadie duda, ni siquiera opositores suyos como Carrillo, que lo que hizo López en su alcaldía le servirá para su próxima campaña.