[OPINIÓN] Iván Arenas: “Conga, Manhattan y la minería ilegal” – Peru21
Días atrás se conoció que la minería ilegal avanza a todo trapo, como se dice en criollo, en el distrito de Sorochuco en Celendín; además de ello, los casos se repiten en otros lugares de Bambamarca, Hualgayoc, Cajabamba y San Ignacio, todos en Cajamarca. Vale decir que Sorochuco en Celendín es parte del área de influencia del proyecto Conga (cuyo valor es alrededor de US$ 5,000 millones), estancado debido al movimiento opositor a la minería moderna, un gran arco que va desde ONG, líderes políticos, ronderos, la media y sus analistas así como artistas y gente de la cultura limeña.
Es decir, si bien el movimiento opositor a la minería moderna logró detener el proyecto Conga con el lema de “agua sí, mina no”, hoy la zona se ha convertido en un lugar donde la minería ilegal florece y con ello la criminalidad, la delincuencia y otras lacras sociales. Y si bien también algunas veces el “movimiento ronderil” realiza acciones para “detener” a los ilegales, algunos de sus líderes y afiliados son parte de la cadena, pero en la zona es mejor callar.
Así, todo indica que con el bloqueado proyecto Conga sucede exactamente lo mismo que con el proyecto minero Manhattan en Tambogrande, Piura, donde a principios de la década de los 2000 se puso en práctica —y por primera vez— el “software” antiminero (medios, movilización, apoyo de las ONG, etcétera) para bloquear de manera decisiva un proyecto minero. La movilización fue tan exitosa que hasta se desarrollaron campañas informativas a nivel nacional como aquella que advertía la desaparición del limón y el cebiche debido a la minería en la zona.
Hoy la minería ilegal y los informales (que amparados en el laxo Reinfo son ilegales, a fin de cuentas) han tomado grandes porciones que van desde Tambogrande, Las Lomas y continúan hacia Ayabaca hasta el punto que la contaminación de ríos y la criminalidad, la prostitución y la trata avanzan a pasos largos.
Estimado lector, a estas alturas de todo lo leído ya usted se habrá preguntado para qué sirvieron las movilizaciones, campañas, protestas, paros y relatos que desarrollaron todo ese arco opositor a la minería moderna. ¿Para qué se expulsó a Conga y Manhattan, proyectos de minería moderna que podrían haber servido como motores antipobreza y generación de empleo en Piura como en Cajamarca? Ahora allí florece la minería ilegal.
Los que abogamos y creemos en la minería moderna que tributa y se enmarca en los estrictos estándares sociales, ambientales y laborales de clase mundial, no podemos bajar los brazos y tenemos por obligación desmontar las narrativas posmodernas y anticientíficas del movimiento opositor que es aliado circunstancial de las economías ilegales, y debe ser sin dudas ni murmuraciones. Miren a Conga, miren Manhattan.
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