Los Becerra: familia de ex pescadores que se dedica a proteger la tortuga marina en el noroeste
La historia de los Becerra, ex pescadores que ahora trabajan por la conservación de la tortuga marina en las aguas del Mar de Cortés. Su testimonio de dedicación familiar es una prueba del amor por la vida marina que debes conocer.
En la década de los noventa, la vida de Cosme Becerra, un pescador de Bahía de Kino, Sonora, dio un giro inesperado. Lo que antes era una tradición de sacrificar tortugas marinas para celebraciones, cambió cuando recibió a una tortuga viva que se convirtió en su “compañera de cuarto” temporal.
La insistencia de su esposa, Mónica, y el incesante susurro del reptil en el baño, provocaron un cambio de corazón. “La liberamos y desde entonces ya no volvimos a consumir tortugas ni a matarlas”, comparte Cosme. Este episodio marcó el inicio de una nueva vocación para la familia Becerra.
En 2010, tras dejar la pesca, Cosme Becerra decidió dedicar su vida a la conservación de tortugas marinas en Bahía de Kino. Convenció a gran parte de su familia, compuesta por unos quince parientes, a unirse a esta noble causa. Ahora, la familia Becerra, ex pescadores reconvertidos, practica la pesca sustentable y dedica parte de su tiempo a la conservación de tortugas marinas en la pequeña comunidad pesquera de Bahía de Kino.
“La Tortuguera”, un símbolo de compromiso de los Becerra
Con ahorros e ingresos propios, la familia adquirió una lancha que bautizaron como “La Tortuguera”. Esta embarcación se ha convertido en el símbolo de su compromiso con la conservación marina.
Juntos formaron el Grupo Tortuguero de Bahía de Kino y, desde 2010, han capturado, registrado y liberado con cuidado a 814 tortugas negras y golfinas, contribuyendo significativamente a la preservación de estas especies.
El Grupo Tortuguero se enfoca en el monitoreo de tortugas en la Laguna La Cruz, también conocida como Estero Santa Cruz. Este sitio Ramsar, de 6 mil 665 hectáreas, alberga diversas especies protegidas.
La laguna enfrenta amenazas de granjas camaronícolas, que han provocado niveles significativamente altos de salinidad. La familia Becerra, con el apoyo de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, trabaja para preservar este santuario.
Educación ambiental y formación de nuevos guardianes
El Grupo Tortuguero no solo se dedica al monitoreo de tortugas, sino que también se embarca en la educación ambiental. Trabajan con escuelas primarias, grupos de ecología de estudiantes de secundaria y colaboran con el Centro Prescott para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la conservación marina.
El esfuerzo de los Becerra ha sido reconocido debido a estos esfuerzos. Cosme recibió el Reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en 2020. Rodrigo Trejo, del Centro Prescott, destaca la importancia de que la información sea generada por la comunidad, subrayando su empoderamiento y desarrollo comunitario.
Los Becerra ha asumido una nueva responsabilidad: capacitar a un grupo de jóvenes indígenas comcaác, de entre 14 y 22 años, para que establezcan su propio grupo tortuguero en Punta Chueca. Estos jóvenes se convertirán en guardianes del Canal del Infiernillo, un área Ramsar vital para diversas especies de tortugas marinas.
Desafíos y esperanzas para le futuro
A pesar de los logros, los Becerra enfrentan desafíos financieros para mantener sus actividades de conservación. El cambio climático y el calentamiento global los preocupan más que nunca, ya que pueden afectar el equilibrio de género en las poblaciones de tortugas, sin embargo, la familia está comprometida con la causa y confía en que, con el tiempo, más personas se sumarán a la lucha por la conservación de estas especies tan valiosas.
Con dedicación y pasión, los Becerra han inspirado a su comunidad y más allá, destacando la importancia de la coexistencia entre las comunidades y las especies marinas en peligro de extinción.
¿Ya conocías el trabajo de los Becerra?
Fuentes: Nororeste, Proyecto Puente, Imcine