Escándalo por boda tumba a Santiago Nieto
Ante el escándalo desatado con su boda en Guatemala, Santiago Niego Castillo presentó ayer su renuncia como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de la Secretaría de Hacienda.
El hecho ocurre tras su celebración ocurrida el pasado sábado, la cual no fue bien vista por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Es un asunto escandaloso, aun cuando se trata de un evento privado, los asuntos públicos en México son cada vez más públicos y se sabe más de los asuntos privados”, dijo el Mandatario en su rueda de prensa matutina en Palacio Nacional.
López Obrador, quien viajó a Nueva York para hablar en Naciones Unidas, dio instrucciones de que se nombrara al economista Pablo Gómez Álvarez como nuevo titular de la UIF en reemplazo de Santiago Nieto.
Por lo anterior, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, dio posesión del cargo a Gómez Álvarez.
En un comunicado se apuntó que Gómez Álvarez es economista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), catedrático y exlegislador y destaca por su trayectoria a favor de causas sociales y derechos humanos a partir del movimiento estudiantil de 1968 y en distintas etapas históricas del país.
La ostentosa boda entre el jefe de la UIF, Santiago Nieto, y la consejera electoral Carla Humphrey el fin de semana en Antigua, Guatemala, estuvo rodeada de polémica.
Tras asistir al encuentro, la secretaria de Turismo de la Ciudad de México, Paola Félix, dejó el cargo por haber usado un avión privado para acudir al país vecino. También se conoció que varios invitados viajaron con 35 mil dólares en efectivo.
Al respecto, Nieto escribió en sus redes sociales: “antes de que pudiera afectarse al proyecto, por las críticas derivadas de actos de terceros relacionados con un evento personal y transparente, preferí presentar mi renuncia”.
López Obrador solicitó a los servidores públicos que “actúen con moderación y con austeridad” y que sigan «el ejemplo» del ex presidente Benito Juárez, quien decía que los funcionarios debían “vivir en la justa medianía”.