La patrimonial de los Grifols cuadruplicó su deuda tras las compras bajo sospecha
Scranton, el vehículo inversor de la familia Grifols, cuadruplicó su endeudamiento y entró en números rojos tras las compras de Haema y Biotest US a la farmacéutica catalana por 538 millones de dólares (470 millones de euros) en 2018. La firma, que tiene su sede en Países Bajos, pasó de tener compromisos bancarios por un importe de 353 millones en 2017 a 1.313 millones de euros al cierre de 2021, según las últimas cuentas presentadas en el Registro Mercantil neerlandés tras su aprobación el año pasado. Scranton, que estaba registrando hasta ese momento además beneficios —en 2017 había ganado 7,1 millones de euros— entró en números rojos. La empresa encadenó desde entonces cuatro años con pérdidas y suma resultados negativos de 151 millones en total.
No obstante, tras las adquisiciones de Haema y Biotest US ha crecido también de forma muy significativa la cifra de negocios. Si en 2017 era de solo 15,5 millones de euros, al cierre de 2021 había alcanzado ya los 500 millones. Gotham denunció el martes que la deuda de la farmacéutica era inasumible, pusbo bajo sospecha estas dos compras y provocó que la acción se desplomara. El problema de fondo es que tanto a Grifols como el vehículo inversor del clan Grifols consolidan el negocio de las dos empresas adquiridas.
Si, tal y como apunta la casa de analistas, solo puede constar en una de las dos, y según defiende Grifols y su auditor, ellos hacen lo correcto incorporándolo a su cuenta de resultados, la cifra de ebitda (resultado bruto operativo) de Scranton se vería muy deteriorada, con el consecuente impacto respecto a los niveles de deuda. En su informe, Gotham asegura de hecho que los beneficios de estas entidades (Haema y BiotestUS) parecen representar más del 100% de los resultados de Scranton.
Vinculaciones
Esta firma está participada, entre otros, por el ex presidente de la farmacéutica, Víctor Grifols, por su hermano Raimon, director general Corporativo de la compañía, y por Tomás Dagá, consejero de la misma. Grifols, además, prestó 95 millones de dólares a Scranton en 2018 que, según Gotham, «parece estar vinculado a la operación Biotest US/Haema, pero no aparece en los documentos de Grifols, sino solo en Scranton».
Este préstamo de Grifols a Scranton no es sin embargo el único, según figura en las cuentas. Gotham apunta en este sentido que «la presentación de Scranton Enterprises 2021 muestra un aumento del pasivo de 59 millones de euros relativo a pagos anticipados de Grifols Worldwide Operations Ltd» y, según la revisión de los archivos de Grifols realizada por Gotham, no figura en sus cuentas.
Pero no solo sería eso. Scranton tuvo que pedirle además 173 millones de euros a Deria, el otro vehículo de inversión de la familia y que posee el 9,19% de Grifols, en acciones de la farmacéutica. Al contrario que Scranton, Deria no tiene deuda, pero en sus cuentas deja clara la existencia de operaciones vinculadas, como la concesión de una prenda de 25 millones de acciones de Grifols, como garantía de una operación de préstamo concedida por el Santander a la sociedad inmobiliaria Quadriga Real Estate, de la que Scranton es propietaria.
Asimismo, la patrimonial neerlandesa es la casera de la sede que la farmacéutica tiene en Cataluña a través de una de sus inmobiliarias. Las vinculaciones entre Grifols y los vehículos inversores del clan son así evidentes, por lo que, en mayor o menor medida, lo que le pase a uno tiene impacto en el otro. Además de controlar el 8,67% de Grifols, Scranton tiene también participaciones en otros sectores, como el inmobiliario, a través del 100% BeCorp, Quadriga o Centurion Real Estate;las bebidas, con el 76% de Juve & Camps o la industria papelera, con el 62,5% de Iberboard (ver gráfico adjunto).
Aunque Scranton cerró el ejercicio 2021 con una deuda de 1.313 millones de euros, desde entonces ha tenido que afrontar diferentes vencimientos, que pueden haber alterado la foto hasta la fecha actual. El movimiento más importante fue la firma de un préstamo de 250 millones con Santander en julio de 2022 para cancelar 200 millones de deuda con BNP Paribas, algo que se hizo ese mismo año, y otros 50 millones con la entidad cántabra por la filial Quadriga Real Estate.
Queda por determinar como hará frente a los 875 millones que pidió a Bank of America en 2019. Según los estados financieros de la empresa, en 2022 devolvió 82 millones en dos pagos –uno en febrero y otro en marzo-, pero la mayor parte del montante estaba todavía pendiente. El crédito no estaba totalmente dispuesto, pero el acuerdo con el banco estadounidense fijaba que debía retornar el 20% del total en 2023 y hasta el 65% en 2024.
Otros a los que tuvo que hacer frente en los últimos meses fueron los 29 millones que arrastraba con Banca March y hasta 90 millones que caducaban entre diciembre de 2023 y enero de 2024 con BBVA, para los que además había depositado como prenda el contrato de alquiler de Grifols en la sede de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), propiedad de la propia Scranton. En 2022 le caducaba también una hipoteca de 29,4 millones firmada con Caixabank, pero la política con este préstamo fue (al menos en 2021) la de prolongar el vencimiento, por lo que no es descartable que se refinancie de nuevo.