Descubren inmensos depósitos de hielo debajo de la superficie de Marte
Por Julio García G. / Periodista de Ciencia
Fue en el siglo XIX cuando el astrónomo de origen estadounidense Percival Lowell se convenció de que Marte poseía lagos de agua y canales construidos artificialmente, quizás por alguna civilización, y que, por tanto, la vida inteligente en este planeta era un asunto real al que debía ponérsele toda la atención.
Lowell se basó para sus conclusiones en las observaciones y los detallados dibujos de Marte realizados previamente por el también astrónomo, pero de origen italiano, Giovanni Schiaparelli.
Ambos personajes nunca llegaron a conocerse personalmente a pesar de que tuvieron un interesante intercambio de cartas y telegramas donde discutían sus puntos de vista sobre una misma obsesión, el “planeta rojo”, y que los mantuvo unidos -aunque fuera de manera virtual- hasta la muerte de Schiaparelli el 4 de julio de 1910.
No obstante, hoy por hoy, gracias a las sondas y robots enviados a ese planeta, las hipótesis de Lowell en torno a la presencia de una civilización avanzada en Marte han ido desvaneciéndose hasta desaparecer.
Lo que aún sigue proponiéndose -y cada vez existe mayor evidencia científica– es que debajo de la superficie marciana hay inmensos océanos de agua líquida que, de emerger, cubrirían gran parte del planeta.
La historia sobre la evidencia de agua en Marte se remonta al año 2007, cuando la sonda Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), hallara por primera vez grandes depósitos debajo de su superficie.
Primero se pensó que estos depósitos estaban formados por ceniza volcánica, polvo y otro tipo de sedimentos. Sin embargo, años después, y mediante una investigación más exhaustiva de la región Medusae Fossae -lugar donde se piensa que se encuentran estos depósitos, en el ecuador-, los científicos están a punto de concluir que debajo de ésta existen inmensos depósitos de hielo.
Y es que, de acuerdo con los últimos cálculos realizados a partir de imágenes realizadas por el radar MARSIS que lleva a bordo la sonda Mars Express, los depósitos -y el hielo que estaría ahí contenido- podrían ser más grandes de lo establecido previamente, es decir, podrían albergar entre 220,000 y casi 400,000 kilómetros cúbicos de agua. Si por alguna razón todo este hielo se derritiese y emergiese hacia la superficie, podría llegar a inundar Marte con unos 2 metros de agua.
A pesar de que todavía es necesario realizar más estudios para confirmar o refutar este importante hallazgo, de confirmarse que Marte tiene más agua de lo pensado, que es lo más probable, significaría que dicho planeta podría ser el lugar idóneo para albergar seres humanos. Estos exploradores quizás podrían utilizar y extraer el agua -ahora mismo en forma de hielo- para sobrevivir a las duras condiciones del planeta.
Además, seguramente serían capaces de producir una atmósfera respirable basada en oxígeno, a partir del cultivo de planetas y vegetales que, poco a poco, gracias al proceso de fotosíntesis, transformarían la actual aridez marciana en un sitio menos hostil para la vida.
Por otro lado, dado que los depósitos de hielo se encuentran en la región ecuatorial del planeta, esto permitiría que las futuras naves y sondas que vayan a Marte puedan amartizar con menos inconvenientes debido a que el ecuador marciano, como el de la Tierra, posee muchas horas de Sol (en comparación con los polos) dado que los rayos solares impactan directamente en su superficie.
Ahora bien, ¿por qué Marte perdió las grandes cantidades de agua que tuvo en el pasado, hace millones de años?
Una de las explicaciones que proponen actualmente los científicos -a partir de las observaciones y los análisis que han realizado las sondas que han amartizado sobre su superficie- es que el agua marciana pudo haber desparecido de la superficie debido a que, hace millones de años, una de las primeras atmósferas que tuvo el planeta fue constantemente bombardeada por meteoritos, lo cual provocó que ésta se hiciera cada vez más delgada hasta casi desaparecer. Esto hizo que los océanos, formados por agua líquida, paulatinamente se evaporaran.
También se baraja la hipótesis de que, para el surgimiento de una segunda atmósfera, formada mayoritariamente por dióxido de carbono (CO2), contribuyera una región denominada Tharsis, la cual está constituida por varios volcanes, relativamente cerca del famoso Monte Olimpo, la montaña más alta del sistema solar, situada también en el ecuador.
Estos volcanes en Tharsis -en cuya formación quizás contribuyó el bombardeo de meteoritos que provocó la desaparición de la primera atmósfera– se encargaron de emitir grandes cantidades de polvo y ceniza, además de CO2, a la incipiente segunda atmósfera marciana, que es la que actualmente domina.
Otra de las maneras que los científicos tendrán para dar una explicación convincente en torno a por qué desapareció el agua sobre la superficie de Marte, será a través del análisis del hielo que se encuentra depositado a varios metros de profundidad. De existir en grandes cantidades, podría explicar por qué este planeta se volvió tan árido y que fue de aquellos mares que pudieron haber cubierto su superficie en algún momento de su compleja y caótica historia.
Con respecto a qué tan viable es perforar la superficie marciana para extraer el hielo contenido en los depósitos, en una entrevista reciente para el periódico El País, Thomas Watters, un científico del Instituto Smithsonian, Estados Unidos, señaló que “instrumentos como un radar de penetración de suelo serían un buen comienzo, un taladro de perforación sería la forma más directa de tomar muestras de los depósitos”.
Watters también ha dicho que “la realidad es que el acceso a todos esos depósitos es, hoy por hoy, inviable, porque la tecnología para instalar perforadores en Marte capaces de llegar hasta cientos de metros de profundidad no está disponible todavía”.
Recorrido por las regiones montañosas de Marte, como Tharsis. Video: ESA.
Como puede apreciarse, hoy más que nunca a Marte –y no solamente a la Luna- debe considerársele muy seriamente como el sitio idóneo para que los seres humanos puedan establecer bases. De ahí que, inclusive, hasta el multimillonario estadounidense Elon Musk esté pensando en enviar una nave espacial -aunque no tripulada por humanos- a este planeta dentro de unos tres o cuatro años.
Por su parte, los planes de la NASA para continuar conquistando Marte consisten en enviar para finales de esta década varios robots y sondas que permitan no solamente traer muestras marcianas, sino también explorar el planeta a través de helicópteros. Y se espera que para 2030 -aún no existe una fecha exacta- la Agencia Espacial estadounidense envíe a los primeros seres humanos.
En definitiva, el futuro de la exploración y colonización del sistema solar se definirá entre lo que queda de ésta y la próxima década. De su éxito dependerá también el futuro de nuestra especie ya que podríamos aprovechar los recursos naturales existentes en otros cuerpos y planetas del sistema solar con el fin de mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de la Tierra.
Quizá también algún día tengamos que marcharnos a otros mundos cuando el nuestro se vuelva inhabitable por razones que pueden ir desde el cambio climático hasta la caída de algún asteroide de grandes dimensiones que realmente nos ponga en aprietos. O quizá antes nos extingamos por motivos aún todavía desconocidos.