Un científico gallego firma un nuevo hito en ‘Science’ con un estudio sobre bacterias
El biólogo gallego Alejandro Couce lleva 20 años investigando fuera de Galicia. Hoy suma a su carrera un nuevo hito: publica en “Science” –una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo– un macroestudio internacional que lidera él y en el que trabajaron científicos de Harvard, París o Michigan, entre otros. En dicha publicación aseguran que la evolución de las bacterias se puede predecir a corto plazo. Tirar de este hilo permitiría en un futuro anticipar cómo van a avanzar patógenos y plagas lo que ayudaría a encontrar aplicaciones biotecnológicas para su control o incluso atajar enfermedades infecciosas.
Desde la Universidad Politécnica de Madrid Alejandro Couce –de Irixoa (A Coruña)– reconoce que “es un orgullo tremendo publicar en ‘Science’. Es un premio por apostar muchos años a una manera de hacer las cosas. Fue un trabajo de cocción muy lenta. Empecé a pensar en esta historia en 2015 cuando estaba en Francia”.
Couce expone que “cuando te quieres dedicar a la investigación científica pasas muchos años de peregrinación por el desierto. En aquel momento (año 2015), no sabía si me iba a poder dedicar o no a la ciencia”. El tiempo y el trabajo arduo le han dado una respuesta afirmativa.
La investigación que publica hoy en “Science” responde a una cuestión básica en Biología: “¿es la evolución totalmente aleatoria o puede ser predecible? Atendiendo a los resultados conseguidos, concluyen que “la evolución de las bacterias, al menos, puede ser predecible a corto plazo”.
Sobre la importancia del hallazgo explica que “para muchas cosas importantes de los seres humanos, la evolución de las bacterias es clave. Por ejemplo, la evolución de la resistencia a los antibióticos. Lo más gordo, importante, de su evolución se puede predecir; los detalles finos, no. A la hora de plantear terapias o intervenciones para prevenir la aparición de resistencias a antibióticos, el hecho de que las cosas puedan ser repetitivas cambia el terreno de juego”.
“¿Es la evolución totalmente aleatoria o puede ser predecible? Atendiendo a los resultados conseguidos, concluyen que “la evolución de las bacterias, al menos, puede ser predecible a corto plazo”
Para Couce esto se podría extrapolar a los virus: “Acabamos de pasar una pandemia con un virus que crecía en animales y que dio un salto y pasando a otro hospedador, el humano. Ese salto es un proceso evolutivo, también un proceso de adaptación rápida con cambios evolutivos, lo que conecta con el tipo de cosas que presentan patrones estadísticos que podríamos predecir como hacemos con el tiempo meteorológico”.
Otra aplicación pasaría por la industria biotecnológica para adaptar microbios que realicen “funciones que nos interesan. Por ejemplo, limpiando una marea negra en el océano o en un biorreactor produciendo leche. Ahí, tomas una bacteria que llevas a un medio para que funcione bien. Hay gente trabajando en laboratorios sobre bacterias para que realicen ese tipo de funciones”, detalla el biólogo coruñés.
El estudio de Couce –y en el que han participado investigadores de la Universidad de París, el Instituto Nacional de Salud e Investigación Biomédica de Francia, la Universidad de Harvard, la Universidad de Michigan y el Imperial College de Londres– también se fija en si una mutación beneficiosa en un antepasado podría convertirse con el tiempo en perjudicial en sus descendientes. La respuesta es afirmativa, pero es que también podría suceder lo contrario: que una mutación perjudicial en un antepasado se torne en buena en sus sucesores.
Para el desarrollo del trabajo, echaron mano del famoso Experimento de Evolución a Largo Plazo. Este acumula más de 35 años evolucionando 12 poblaciones de la bacteria E. coli en laboratorio. Desde el inicio, se han generado ya más de 70.000 generaciones.
“En un día, pasan del antepasado al tatara-tataranieto; siete generaciones en una jornada. Han logrado 75.000 generaciones, que supondría mucho más que la historia del humano. Sí, es una pasada”, reconoce el investigador.
Sobre la posibilidad de que las conclusiones de este estudio ayuden en un futuro a superar enfermedades incurables, el propio Alejandro Couce reflexiona que “desde el punto de vista de los humanos, sería decir mucho. Pero da esperanza para atajar enfermedades infecciosas ya sean por bacterias –resistencias a antibióticos o las causadas por bacterias que evaden el sistema inmune y causan nuevas epidemias– o enfermedades de la agricultura causadas por hongos”.
Couce reconoce que el estudio se han prolongado muchos años, casi diez: “Hubo momentos en los que pensamos que no éramos capaces de acabarlo, que era muy difícil. El hecho de que un científico gallego, un científico español, lo firme como investigador principal, es una reivindicación. Aquí también se pueden hacer cosas buenas. He estado en Francia, en Londres, tengo mi grupo en Madrid. Me va muy bien pero me encantaría volver a Galicia, como ahí no se vive en ningún sitio”, concluye.