Descubren en Brasil un anfibio que sobrevivió a la mayor extinción masiva de la Tierra
Millones de años antes de la aparición de los primeros dinosaurios, otros animales impresionantes y extraños poblaron la Tierra. Unos de estos fueron los temnospóndilos, unos anfibios carnívoros que podían alcanzar hasta 10 metros de largo. Ahora se ha identificado en Brasil una nueva especie de este grupo, a la que han dado el nombre de Kwatisuchus rosai.
El animal ha sido identificado a partir de un cráneo hallado en 2022 en el sur de Brasil. Después de un largo proceso de limpieza, el fósil fue estudiado y descrito como una nueva especie. Los investigadores de la Universidad Federal del Pampa (UNIPAMPA) anunciaron recientemente el hallazgo a través de un comunicado.
Cráneo de Kwatisuchus rosai.
Superviviente de una extinción
Kwatisuchus rosai fue un depredador anfibio que vivió hace unos 250 millones de años, a finales del período Pérmico; y más concretamente, durante el momento de mayor peligro para la vida en la Tierra: la extinción masiva del Pérmico-Triásico, que acabó con el 70% de las criaturas terrestres. “Fue un superviviente. Vivió en un entorno devastado por la mayor extinción masiva de la historia del planeta”, explica Felipe Pinheiro, paleontólogo de UNIPAMPA y coordinador de la investigación.
El nombre Kwatisuchus significa “cocodrilo de hocico largo”, ya que tiene el cráneo triangular como el de estos animales (aunque bastante más ancho); mientras que rosai es un homenaje al profesor Átila Stock Da Rosa, que identificó el yacimiento de fósiles en el que se encontró este cráneo. La reconstrucción del animal puede recordar vagamente a una salamandra gigante y, aunque eran animales semiacuáticos, poseían unas extremidades como las de los cocodrilos que les permitían moverse y cazar eficazmente en tierra firme.
Un aspecto interesante de esta especie, y de los temnospóndilos en general, fue su resistencia y rápida recuperación al evento de extinción. En el registro fósil hay evidencias de numerosas especies de este tipo, por lo que los investigadores creen que la extinción masiva les facilitó adueñarse de los ecosistemas libres de grandes depredadores.
De hecho, predominaron las especies de talla pequeña como el Kwatisuchus, que medía alrededor de 1,5 metros, un tamaño más bien reducido pero considerable teniendo en cuenta que se salía de una extinción masiva, y que hacía de él un pequeño gigante. Según el profesor Pinheiro, estas especies supervivientes “nos ayudan a entender cómo las extinciones han afectado al planeta y cómo podemos reconocer sus efectos hoy en día”.
Otro aspecto a destacar de esta especie es el lugar en el que se ha encontrado, ya que sus parientes más cercanos evolutivamente habían sido hallados en Rusia. Aunque estas tierras se hallaban unidas en la época durante la que vivió el Kwatisuchus, seguían existiendo barreras geográficas y, además, los efectos del vulcanismo que provocó la extinción masiva complicarían mucho el desplazamiento a larga distancia de las especies anfibias.
Anfibios increíbles
Los temnospóndilos se cuentan entre los anfibios más exitosos que han poblado la Tierra. Aparecieron hace unos 330 millones de años, durante el período Carbonífero, y vivieron hasta principios del Cretácico, hace unos 120 millones de años. Esto significa que supieron adaptarse a múltiples cambios ambientales y que sobrevivieron a tres extinciones masivas: la del Pérmico Medio, la del Pérmico-Triásico y la del Triásico-Jurásico. La segunda de estas extinciones (Pérmico-Triásico) diezmó el número de especies y solo sobrevivieron tres linajes de pequeño tamaño, que sin embargo repoblaron rápidamente el planeta.
Uno de los secretos de su éxito fue su capacidad de adaptación tanto a ambientes acuáticos como a los terrestres. Durante el Carbonífero eran animales predominantemente acuáticos, de patas cortas y cuerpos fusiformes para aprovechar las ventajas de una forma más hidrodinámica; pero durante el Pérmico algunos linajes adoptaron un estilo de vida terrestre, para el cual desarrollaron extremidades más robustas y adoptaron una forma parecida a la de las salamandras.
Las especies acuáticas presentaban una característica física muy distintiva: su cráneo era ancho y aplanado, de forma triangular y bastante grande en proporción con su cuerpo; y tenían los ojos situados en la parte superior y orientados hacia arriba. Esto hace pensar a los expertos que eran depredadores de acecho, que cazaban de forma parecida a los cocodrilos pero, en lugar de asomar los ojos por encima del agua, atacaban a sus presas desde abajo. Esta característica se observa en el Kwatisuchus rosai.
A pesar de haber sobrevivido a la mayor extinción de la historia del planeta, los temnospóndilos empezaron a decaer durante el Mesozoico, especialmente a partir del Triásico Tardío. Esto se suele atribuir a la diversificación de los dinosaurios y de los reptiles acuáticos, que eran cazadores más eficientes y les sustituyeron paulatinamente en los ambientes aluviales en los que vivían. Eventualmente, quedaron limitados a pequeños valles cerrados donde el espacio era demasiado pequeño y las temperaturas demasiado bajas para que los dinosaurios prosperasen. Las últimas especies se extinguieron hace unos 120 millones de años.