Sin minería nos morimos de hambre | Columna de Amat Zuluaga – El Heraldo
Cuando hablamos de minería tendemos a pensar siempre en el oro, la plata, el cobre, las gemas como las esmeraldas y los diamantes, incluso en todos los minerales para la transición energética, pero, no nos hemos detenido a pensar otros productos mineros para la subsistencia de la humanidad, esos necesarios para la producción de alimentos.
El fósforo es un elemento que se obtiene de la explotación de las rocas fosfóricas y estás a su vez son el insumo principal de la producción de fertilizantes fosfatados (desde el siglo XX hasta hoy). El fósforo permite el crecimiento de raíces fuertes en las plantas, ayuda en la división celular y en la fotosíntesis y en conjunto con el calcio neutraliza suelos ácidos. Los fertilizantes fosfatados son el eje de la agricultura moderna a nivel mundial y en conjunto con el nitrógeno y el potasio constituyen la base nutricional de las plantas y permiten tener suelos saludables.
La mitad de los alimentos que consumimos en el mundo son producidos con fertilizantes minerales, por lo que la minería cumple un rol esencial en los sistemas productivos agrícolas y por supuesto en nuestra comida diaria. Sin fertilizantes, la capacidad productiva y de recuperación de los suelos sería muy limitada, lo que frenaría indudablemente la producción de alimentos. Los suelos fertilizados tienen la capacidad de producir más alimentos ocupando aún menos áreas. Teniendo en cuenta que aproximadamente el 46% de los suelos del mundo tienen deficiencias de fósforo y que los suelos tropicales como muchos en nuestro país, tienen esas deficiencias aún más pronunciadas, entonces, podemos explicar parte de nuestras dificultades agrícolas, que redundan en costos muchos más elevados, baja productividad y algo muy importante, disminución de la capacidad de fijación (captura) de CO2 en los suelos, debido a que la poca disponibilidad de fosforo en estos afecta la capacidad de crecimiento de las plantas y por ende la capacidad de absorber CO2. Suelos con suficiencia en fosforo permiten el crecimiento de plantas más grandes, saludables y con una mayor biomasa, las cuales pueden almacenar más carbono en su estructura y en el suelo al descomponerse su materia orgánica.
Dentro de los trabajos investigativos más conservadores, los suelos tienen el potencial de secuestrar entre el 10 y el 20% del CO2 que se emite en la atmosfera anualmente, por lo que mejorar los suelos con fertilizantes minerales tendría un doble propósito, mejorar la productividad de alimentos y aumentar la capacidad de fijación de CO2 atmosférico de los suelos.
Quiero finalmente resaltar, que no es necesario algunas actividades o campañas que satanizan la actividad minera, la minería ancestralmente nos ha brindado los recursos con los que la humanidad ha sobrevivido, desafortunadamente hemos crecido tanto poblacionalmente que ese maíz que antes se sembraba de manera orgánica ya no da abasto para sostener más de 8 mil millones de habitantes del planeta y debemos apuntar a la tecnología y producción industrial de alimentos que necesita una materia prima que solo la brinda la minería.
*Profesor Facultad de Ingenierías Universidad del Area Andina