La derrota en Portugal certifica la crisis de la izquierda a las puertas de las elecciones europeas
De una arrolladora mayoría absoluta con 120 diputados, los socialistas portugueses se han dejado 40 en el camino lastrados por un caso de corrupción que llevó a la dimisión al primer ministro, Antònio Costa, y se han quedado sin opciones de gobernar. No es un caso aislado, es la tónica habitual en toda la UE, donde comicio a comicio la derecha y la extrema derecha se han ido imponiendo, con la excepción de España, donde a pesar de la victoria del PP, la suma con las fuerzas independentistas permitió a la izquierda conservar el Gobierno.
Además de España, los socialdemócratas sólo gobiernan en Alemania –donde la coalición de Olaf Scholz con liberales y verdes está en mínimos históricos de popularidad–, Dinamarca, Malta y Rumanía –que tiene un primer ministro socialista y el presidente de la familia del Partido Popular Europeo–.