Danza y terror se conjuntan en la pieza El último día del verano
▲ El montaje se inspira en el cuento La casa de Adela
, de la escritora argentina Mariana Enríquez. Fue creado ex profeso para el TCUNAM.Foto Tally Rish
Daniel López Aguilar
Periódico La Jornada
Martes 26 de marzo de 2024, p. 3
La coreógrafa y bailarina Melva Olivas Durazo (Hermosillo, Sonora, 1989) se inspiró en un relato terrorífico para crear una propuesta de danza contemporánea que alude a las desapariciones forzadas.
Con dirección artística de Irina Marcano, El último día del verano se presentará los días 24 y 26 de mayo en la sala Miguel Covarrubias en el Centro Cultural Universitario (CCU), como parte de la temporada 111, De las Raíces a los Nuevos Frutos.
“La semilla de este proyecto es el cuento ‘La casa de Adela’, de la escritora, periodista y docente argentina Mariana Enríquez, cuyos protagonistas son tres adolescentes que deciden entrar a una casa abandonada”, explicó Olivas en entrevista con La Jornada.
“Como la vivienda les genera mucha curiosidad, empiezan a fantasear sobre cómo será por dentro. Al final, en el último día del verano deciden entrar, pero nunca les pasó por la mente que su vida cambiará por completo, ya que esa noche entran todos, pero sólo salen dos.
“La escritora plantea dos posibilidades: que la casa está embrujada, tiene personalidad propia y prevalece la actividad paranormal; en la segunda (más realista) se piensa que se trató de un posible secuestro. Sin embargo, pese a buscar el cuerpo en los alrededores del inmueble, éste nunca aparece.
Ese contexto no dista mucho de la situación actual de México. Me hago la misma reflexión que la autora: ¿dónde está el cuerpo que falta?
Tono y lenguaje
El montaje de Olivas Durazo fue creado ex profeso para el Taller Coreográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (TCUNAM). En escena, hay tres bailarines: Salvador Sánchez y Alfredo Tame; Nadia Ramón y Ana Laura Barragán, quienes alternan en las funciones. La maestra Isabel García se desempeñó de asistente en los ensayos.
Cada obra necesita un tono y un lenguaje de movimiento específicos; trabajé de manera conjunta con los protagonistas a partir de premisas individuales y colectivas, y éstos tuvieron gran disposición a explorar nuevos lenguajes, aunado a que fueron propositivos a las ideas que les compartí
, añadió Melva Olivas.
“Dependiendo de los cuerpos de los bailarines, entre otras de sus particularidades, fui creando un lenguaje específico para sacar su potencial. Como el ambiente es denso, los movimientos tienen mucho peso y arraigo hacia el piso. En algunas escenas usamos el staccato (técnica rápida que llega a una pausa), y en otras, coreografías más suaves con calidades etéreas.
En cuanto a la dramaturgia, traté de mantenerme lo más cercana a la estructura del cuento. Sin embargo, el reto principal fue cómo trasladar la actividad paranormal en los cuerpos humanos y en el espacio.
Olivas Durazo, quien se ha destacado en la escena nacional e internacional por la búsqueda de lenguajes amorfos, señaló que Irina Marcano, nueva directora artística del TCUNAM, fue quien la invitó a colaborar en la temporada De las Raíces a los Nuevos Frutos.
La temática de la obra hace referencia a las preguntas que emergen cuando hay injusticias, desapariciones forzadas, así como al duelo y el impacto que tiene esto en la vida de los personajes. Se trata de una experiencia muy visual que al mismo tiempo conecta con lo emocional desde la curiosidad, el apego a los amigos, las separaciones y el miedo
, concluyó.
Las funciones de El último día del verano serán el 24 y 26 de mayo a las 12:30 en la sala Miguel Covarrubias en el CCU (avenida Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria, alcaldía Coyoacán).
La entrada de la primera fecha será gratuita y la segunda tendrá un costo de 80 pesos, con descuentos de 50 por ciento para estudiantes y personas de la tercera edad.