A 9.000 km/h: a esta velocidad soplan los vientos en este planeta
Hay planetas muy extraños en nuestro universo. Y también contamos con telescopios muy potentes para conocerlos. El James Webb (JWST) es uno de ellos. Y gracias a él ha sido posible identificar un planeta en el que los vientos soplan a unos 9.000 km/h.
De acuerdo con un estudio publicado en Nature, un equipo de científicos liderados por Taylor Bell, han utilizado el JWST para analizar la meteorología en un planeta a 280 años luz de la Tierra: un gigante gaseoso caliente con un lado permanentemente orientado hacia su sol y el otro envuelto en una noche eterna.
El planeta, llamado WASP-43b, está compuesto principalmente de hidrógeno y helio y es significativamente más caliente que cualquier gigante gaseoso de nuestro sistema solar debido a su cercanía a su estrella anfitriona, a la que orbita una vez cada 19 horas terrestres.
El equipo de Bell ha descubierto que el bloqueo del planeta respecto a su estrella calienta permanentemente una de sus caras y alcanza temperaturas de alrededor de 1260 grados Celsius, lo suficientemente caliente como para derretir el hierro. Este calor abrasador vaporiza la roca y la transporta hacia las nubes.
La diferencia de temperatura entre el lado diurno y el nocturno, que es comparativamente más frío (unos 600ºC), genera vientos feroces que pueden alcanzar velocidades de hasta 9.000 km/h.
WASP-43b fue descubierto en 2011 y fue estudiado inicialmente por los telescopios espaciales Hubble y Spitzer, pero la resolución superior del JWST ahora ha capturado los detalles más finos de su atmósfera.
“Con el Hubble, pudimos ver claramente que hay vapor de agua en el lado diurno. Tanto el Hubble como el Spitzer sugirieron que podría haber nubes en el lado nocturno – explica Bell en un comunicado -. Pero necesitábamos mediciones más precisas de Webb para realmente comenzar a mapear la temperatura, la cobertura de nubes, los vientos y la composición atmosférica más detallada en todo el planeta”.
Para medir la temperatura del planeta, los investigadores utilizaron el Instrumento de Infrarrojo Medio (MIRI) del JWST para medir la luz del sistema cada 10 segundos durante más de 24 horas.
“Al observar toda una órbita, pudimos calcular la temperatura de diferentes lados del planeta a medida que giran a la vista – añade Bell -. A partir de ahí, podríamos construir un mapa aproximado de la temperatura en todo el planeta”.
Las mediciones infrarrojas del JWST también revelaron la composición química del planeta, que incluye vapor de agua, pero carece de metano. El metano generalmente se produce en planetas de este tipo a través de reacciones entre hidrógeno y monóxido de carbono, pero los fuertes vientos del planeta pueden estar transportando este metano al lado diurno del planeta, donde es destruido por la feroz radiación de su estrella anfitriona.