Starmus, ¿a dónde hemos llegado?
Mucha gente me pregunta ¿por qué Stephen Hawking dijo que el festival Starmus es “un rayo de esperanza, (…) un espacio de debate único para el futuro de la raza humana”? En la primera edición hubiéramos dicho que esa esperanza era un sueño, el de crear un punto de encuentro único con la ciencia, la música y las estrellas. Tras celebrar nuestro séptimo Starmus, y en un contexto tan convulso como el actual, las palabras de Hawking cobran más sentido que nunca, y por eso sentíamos la obligación de dedicar esta edición al futuro de nuestro planeta.
Starmus era un sueño al que tuve la oportunidad de dar forma entre los años 1999 y 2011 con el guitarrista de Queen —también doctor en astrofísica― y actualmente mi gran amigo Brian May. Él me ayudó a entender y enfocar ese sueño fuera del ambiente científico —¡es una persona que sería capaz de representar a la raza humana en una primera reunión con alienígenas!―. Tras mucho debatir la idea y coincidir en que ambos estábamos inspirados por las estrellas y la música, casi sin darnos cuenta, le habíamos puesto nombre a ese sueño: Starmus (acrónimo de estrellas y música, en inglés).
Celebramos la primera edición en 2011 en Tenerife y La Palma. ¡Nadie se creía que Neil Armstrong iba a venir a las islas a dar una charla y participar en una mesa redonda de 108 minutos en el Gran Telescopio de Canarias! Tampoco Brian May, o Richard Dawkins, entre los muchos ponentes que al final conseguimos que apostaran por ese primer Starmus. Gran parte de ese escepticismo era por la falta de apoyo institucional ¿Cómo iba a triunfar este festival sin el respaldo político y la financiación pública o de las grandes empresas?
Solo hizo falta esa edición para que el mismo Stephen Hawking se sintiera inspirado por Starmus, hasta se convirtió en miembro de nuestro consejo asesor y presentó la candidatura del festival a Premio Príncipe de Asturias. Era obvio que no lo íbamos a ganar, pero él decía: “No te preocupes, en unos años Starmus ganará un lugar más prestigioso en el mundo”. Su involucramiento en el proyecto fue el impulso fundamental para soñar a lo grande. Juntos creamos la Medalla Stephen Hawking, un nuevo y prestigioso reconocimiento a la gran labor que están haciendo muchas personas para construir ese puente entre la ciencia y la sociedad a través de la música, el cine, las artes plásticas.
Después de la tercera edición en 2016, dedicada a Stephen Hawking, Starmus comenzó su viaje por el mundo y actualmente está considerado como “el festival de comunicación de ciencia más ambicioso del mundo”. Los grandes periódicos internacionales lo han calificado como algo “fuera de este mundo”, como el “Glastonbury de la ciencia”.
Brian y yo le dábamos muchas vueltas a la importancia de la ciencia y el enorme poder de la música para crear un evento único donde los participantes puedan disfrutar de grandes dosis de inspiración aprendiendo las últimas novedades del mundo de la ciencia a través de charlas de las mentes más brillantes y disfrutando de actuaciones de los grandes talentos artísticos de nuestro tiempo. Un espacio y un tiempo donde científicos, inventores, ingenieros y artistas intercambien ideas y creen sinergias. Como unos juegos olímpicos de ciencia pero sin competición, o un Davos con las personas que están haciendo las verdaderas grandes aportaciones a nuestra sociedad. ¿Será posible?, nos preguntábamos.
Eso fue lo que hizo que Stephen Hawking se enamorara de Starmus; es el único festival de ciencia y música que tiene como objetivo principal inspirar al público general. A él, el gran personaje científico del siglo XX-XXI, le inspiró, con tan solo 14 años, su maestro de matemáticas Dikran Tahta. Nacido en una familia de inmigrantes armenios que escaparon del genocidio, llegó a convertirse en un profesor legendario en Reino Unido que inspiró a una generación entera de científicos ingleses. “Él me animó a pensar creativamente sobre las matemáticas. Me abrió los ojos a las matemáticas como el plano del universo mismo”, nos contaba Stephen. Y esa es la esencia de Starmus, asomarse a la ciencia desde la inspiración.
Creo que Starmus tiene que jugar este mismo papel —acercar a miles de estudiantes y niños a conocer a figuras tan inspiradoras como astronautas, premios Nobel, inventores― y crear una nueva generación de futuros Stephen Hawking.
Esa es la misión que nos hemos impuesto desde la cuarta edición: Starmus ya no es “solo” ponencias y conciertos, sino que llevamos la ciencia a la calle y al ámbito académico (universidades, colegios) con nuestro Starmus Camp. Y en esta séptima edición hemos impulsado esto más que nunca: hemos creado un programa para los estudiantes universitarios y los colegios con exposiciones, charlas, talleres y presentaciones al aire libre. También hemos celebrado, por primera vez, “Starmus4Schools”, un evento dirigido exclusivamente a niños y adolescentes entre los 5 y los 17 años que han tenido la oportunidad de conocer a Jane Goodall y al astronauta Chris Hadfield. ¡Un estadio con más de 3.500 chavales!
Acabamos de clausurar la séptima edición y estamos recabando cifras, pero sin duda parece que Starmus ha vuelto a superarse. Casi 100.000 personas han participado en el último ‘Starmus Camp’ celebrado en 2022 en Armenia, con más de 80 charlas en colegios y universidades. El propio Chris Hadfield confesó que ha visto muchos eventos en su vida, pero Starmus Armenia ha sido lo más impresionante en cuanto al alcance y el impacto en la gente. Lo mismo nos ha pasado estos días en Eslovaquia; las universidades nos reiteraban que es el mayor evento de divulgación que ha celebrado el país.
Estamos especialmente entusiasmados con nuestro séptimo Starmus que hemos clausurado el viernes. Hemos conseguido conformar el debate más inspirador y multidisciplinar sobre el futuro de nuestro planeta: abordamos el gran reto climático, Inteligencia Artificial, la nueva carrera espacial, geopolítica, el futuro de la energía y mucho más. Y lo hemos hecho con una madrina de excepción, Jane Goodall, que ya es miembro del Consejo Asesor de Starmus y ganadora de la Medalla Stephen Hawking en 2022. Ella no solo es pura inspiración, sino que tiene la esperanza como el epicentro de su legado, algo que nos vuelve a conectar con la idea de Hawking sobre Starmus (el rayo de esperanza).
El festival arrancó con un concierto cósmico de Jean-Michel Jarre con una actuación especial de Brian May con la que sin duda marcamos todo un hito al juntar en el escenario, por primera vez en sus muchas décadas de carrera, a estas dos grandes leyendas de la música. ¡Estas son las cosas que solo pasan en Starmus! Más de 100.000 personas se congregaron en Bratislava, en esta gran cita musical, para celebrar el comienzo de Starmus.
Nuestro programa de 4 días de ponencias ha llevado a Bratislava a ocho premios Nobel como Kip Thorne, Michel Mayor o Emmanuelle Charpentier; astronautas como Charlie Duke, Kathryn Thornton, Chris Hadfield o Garret Reisman; visionarios emprendedores como Tony Fadell; grandes voces del futuro energético como Pietro Barabaschi y muchas más figuras de primer nivel.
Además, otra de las novedades musicales que hemos traído este año es que nuestra ceremonia de la Medalla Stephen Hawking y nuestro concierto más emblemático —Sonic Universe Concert― ha debutado con el punk-rock con los icónicos The Offspring. El concierto brindó a los asistentes otro momento único con una actuación muy especial; por primera vez, The Offspring compartieron escenario con Brian May. De nuevo; ¡Solo en Starmus se dan estas colaboraciones!
Sin duda puedo afirmar con satisfacción que esta séptima edición ha consolidado nuestra misión de acercar la ciencia al público general e inspirar una nueva generación de científicos, inventores y artistas. Es casi abrumador ver cómo ese sueño ha llegado a volar tan alto para que el mismo Hans Zimmer diga “¡olvidad los Oscars! Starmus es el evento al que hay que venir!”.
Ahora que el festival no solo vuela alto, sino que consolida ya una trayectoria con un gran horizonte, muchos me preguntan: “¿Regresará Starmus a Canarias algún día?”
Tras cuatro ediciones fuera, existe una posibilidad real de que el festival regrese allí donde, y para donde, fue ideado. Las islas Canarias. El Gobierno de España envió hace más de dos años tres millones de euros al Gobierno de Canarias, dentro de los Fondos para la Recuperación de La Palma.
Tras más de dos años de presentación de documentación, tras conseguir la última ampliación para la disposición de los fondos, y tras tener aprobada la propuesta presentada por los organizadores, ahora se corre el riesgo de perder la oportunidad de volver a la isla, por culpa de la burocracia, que rodea a este tipo de fondos.
Habitualmente los organizadores presentan la sede de la siguiente edición, al finalizar la edición en curso, y a pesar de todos los esfuerzos por parte del Alto Comisionado para la recuperación de La Palma, El Cabildo de La Palma así como los organizadores, de recibir el dinero antes del comienzo del Starmus VII en Bratislava, ha sido burocráticamente imposible.
A Bratislava han asistido cinco delegaciones de ciudades y países interesados en acoger las siguientes ediciones de Starmus y, aunque La Palma es una prioridad para nosotros, hemos de mirar por el futuro del festival, su continuidad y su estabilidad. Veamos si la ilusión de volver a las islas consigue iluminar el agujero negro donde se encuentra el “expediente” de adjudicación de los fondos.
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