Real estate: el gobierno chino sale al rescate del sector inmobiliario
El Gobierno chino, cada vez más preocupado por el impacto negativo que el ladrillo está teniendo en el crecimiento económico del país, redobla su ofensiva. Pekín ha lanzado el que hasta la fecha es el plan más contundente para rescatar al mercado inmobiliario, asediado desde hace un par de años por los altos niveles de deuda de los promotores de vivienda y por el enorme desequilibrio entre la oferta y la demanda. Las autoridades del gigante asiático desvelaron hace unos días una serie de medidas para facilitar hasta un billón de yuanes (unos US$140.000 millones) en financiación. La iniciativa incluye una relajación de las normas hipotecarias y un programa de reestructuración de préstamos. Además, se ha hecho un llamamiento a los gobiernos locales a comprar terrenos no urbanizados y casas no vendidas.
Pekín asegura que estas “políticas de peso” marcan “un momento histórico significativo” para la industria. Sin embargo, los inversores esperaban una intervención gubernamental más decisiva para compensar la demanda cada vez más menguante; y la mayoría de los analistas coinciden en que el financiamiento anunciado es solo una fracción del que se necesitará para recomponer el maltrecho sector.
Como parte del paquete de rescate, el Banco Popular de China (BPC, el banco central) anunció que establecerá una línea de crédito por valor de 300.000 millones de yuanes (alrededor de US$41.000 millones) para apoyar “proyectos de vivienda subsidiados por el Gobierno”. El objetivo es alentar a empresas estatales que cuentan con el respaldo de Pekín a comprar “a precios razonables” casas ya construidas para que luego se conviertan en “viviendas asequibles”, según informaron desde el propio BPC en una rueda de prensa.
Tao Ling, vicegobernador del banco central, indicó que los fondos para la reestructuración de préstamos se ofrecerán a 21 entidades crediticias nacionales (bancos de desarrollo, bancos comerciales estatales y bancos de capital mixto) a una tasa de interés del 1,75%. El BPC pretende incentivar de esta manera a las instituciones financieras para que amplíen el crédito de determinadas compañías estatales regionales, con el fin de apoyar sus compras de viviendas finalizadas que las inmobiliarias aún no han conseguido vender. Se estima que el crédito total de este programa podría ascender a los 500.000 millones de yuanes (unos US$70.000 millones), una cifra que, sin embargo, se queda por debajo de las expectativas. Los analistas sitúan el financiamiento necesario entre uno y cinco billones de yuanes (entre US$140.000 y US$700.000 millones).
Además, el BPC podría poner a disposición otros 500.000 millones de yuanes en una línea de préstamo suplementario destinada a apoyar políticas públicas, entre las que se incluyen la reurbanización de algunas zonas con propiedades antiguas. De momento, las autoridades no han publicado ninguna estimación del coste total de las adquisiciones de viviendas dirigidas por el Estado. Además del programa de reestructuración de préstamos, Pekín anunció la rebaja, hasta un mínimo histórico, de las cuotas de entrada necesarias para adquirir una propiedad. Para los compradores de una primera vivienda, el pago inicial se ha reducido de un 20% a un 15%; mientras que para los que compren una segunda, la rebaja será del 30% al 25%, el nivel más bajo desde que los bancos chinos comenzaron a conceder hipotecas en 1992. La decisión, no obstante, estará a cargo de cada ciudad, que podrá mantener o ajustar las tasas hipotecarias según la situación local.
El conjunto de nuevas medidas refleja la determinación de las autoridades de rescatar el sector inmobiliario, que representa aproximadamente una cuarta parte del PIB nacional, y se ha convertido en uno de los grandes factores de ralentización de la economía china. Los nubarrones comenzaron en 2021, cuando muchas empresas del sector comenzaron a presentar problemas de liquidez tras las limitaciones impuestas por Pekín a su capacidad para financiarse recurriendo al endeudamiento. La desconfianza de los posibles compradores se tradujo en un frenazo del mercado y un desplome de los precios preocupante, ya que la vivienda es uno de los principales vehículos de inversión de las familias chinas.
Según datos oficiales, los precios de las casas registraron en abril la mayor caída mensual en una década, mientras que la inversión en propiedades se desplomó un 9,8% interanual en los primeros cuatro meses de 2024.