Poemario busca ser un refugio contra la violencia de género
Daniel López Aguilar
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de mayo de 2024, p. 4
La necesidad de dar voz a lo que a menudo es silenciado provocó que Maira Colín García (Ciudad de México, 1978) escribiera poemas en un intento por construir un refugio para quienes han vivido bajo la sombra de la intimidación y la violencia de género
.
Nacieron flores en mi boca cuando olvidé tu nombre es una obra que se originó desde la introspección, que poco a poco saca a la luz las realidades complejas y dolorosas derivadas de las relaciones opresivas.
No se trata de una oda al amor propio; tampoco, de un cuento con final feliz. Es un poemario que simboliza una especie de trinchera, desde donde se puede, después de mucho tiempo, mirar el horizonte
, explicó Maira Colín en entrevista con La Jornada.
“Hay varias vertientes que me inspiraron: el duelo por la pérdida de Anita (mi madre), así como la vulnerabilidad y el aislamiento a los que me enfrenté.
“Mis poemas también se adentran en la violencia de pareja, además de un duelo colectivo derivado de la pandemia de covid-19, acto que reconfiguró nuestro sentido de ‘normalidad’ y trajo consigo cambios drásticos en nuestro estilo de vida.”
Nacieron flores… es auspiciado por la editorial Espina Dorsal, fundada en Guadalajara por el también poeta y editor Gustavo Íñiguez. La finalidad del sello es salir del canon y publicar literatura excéntrica, cuyas letras se alejan de un producto comercial
.
Colaboradora en más de una docena de antologías de cuento, ensayo y poesía en México, España, Colombia y Estados Unidos, Maira Colín considera que la poesía no es sólo literatura, sino que está más allá de esa categoría.
“La poesía es un dispositivo a lo íntimo, a lo divino, nos conecta con la dimensión sagrada de la existencia, aquella que resuena entre el silencio y la metáfora. Cada poema se versiona y se transforma al contacto con cada lector.
▲ Nacieron flores en mi boca cuando olvidé tu nombre, de Maira Colín, es una obra que poco a poco saca a la luz las realidades complejas y dolorosas derivadas de las relaciones opresivas.Foto cortesía de la escritora
“Escribir y compartir poesía teje alrededor de nuestras miradas, anida nuestras versiones más esenciales. Apela a lo individual y, en esa potencia, paradójicamente, también se encuentra con lo comunal, lo que compartimos.
Y eso está más allá de la resistencia, de la voz que reclama, de la exigencia pública, la poesía enuncia en ese sentido, pero atraviesa la superficie de la cotidianidad y alcanza la esencia de eso que hemos bautizado como la experiencia humana.
Para la poeta, reconocida con numerosos premios nacionales y extranjeros en los rubros de la poesía, ensayo, narrativa, teatro y guion cinematográfico, escribir poemas “es un delicado acto de funambulismo entre la vulnerabilidad y la destreza técnica.
“Cuando una metáfora captura la esencia de una experiencia o cuando un verso resuena con el otro se produce una conexión profunda entre quienes participan de la escritura y de la lectura. La poesía tiene el poder de provocar, de congregar, de revelar, y cuando un poema logra esa resonancia el acto de escribir trasciende lo personal y se convierte en un diálogo íntimo con lo desconocido.
“Esta obra busca ser un entramado de conexiones para quienes están atravesando una situación de abuso o violencia, y para quienes atraviesan un duelo. Me gustaría darle un lugar a lo imperfecto, a la intuición y a la experiencia compartida.
Espero que mis lectores encuentren un espacio de resonancia para sus propias experiencias; un lugar donde puedan guarecerse y experimentar su propio dolor, o una posibilidad de enfrentar sus duelos. Las reconstrucciones tienen múltiples aristas y estos textos contribuyen a ese proceso.