Mientras la Tierra atravesaba su juventud, una galaxia chocó contra la Vía Láctea, según nuevo informe
La Vía Láctea, tal como se concibe ahora, es el resultado de varias colisiones entre protogalaxias a lo largo de los últimos miles de millones de años. Los estudios sobre la evolución estelar indican que todas estas combinaciones de estructuras ocurrieron mucho antes de que se formara el sistema solar, incluida la Tierra. Sin embargo, un artículo recientemente publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society estima que la última gran colisión galáctica ocurrió cuando nuestro planeta tenía la mitad de su edad actual.
Según el informe, hace 2,700 millones de años, una galaxia enana colisionó con la Vía Láctea en un evento denominado ‘Fusión Radial de Virgo’, agregando materia al halo interno. La Tierra tiene aproximadamente 4,600 millones de años, por lo que durante la supuesta colisión atravesaba la era Neoarcáica. Durante este período, el planeta experimentaba un proceso de oxigenación molecular gracias a las primeras bacterias que realizaban la fotosíntesis de manera acelerada.
La propuesta del equipo dirigido por Thomas Donlon, del Departamento de Física Aplicada y Astronomía del Instituto Politécnico Rensselaer en Nueva York, contrasta significativamente con otra hipótesis sobre un probable choque galáctico. Según esa directriz alternativa, hace 11 mil millones de años, el protodisco de la Vía Láctea colisionó con una galaxia enana denominada Gaia-Sausage/Enceladus.
Qué dicen las arrugas de la galaxia
La clave de la investigación radica en el estudio de las estrellas bajo los pliegues o arrugas que presenta el propio disco galáctico. Aunque la Vía Láctea es relativamente “plana”, al igual que el disco del sistema solar, tiene fluctuaciones en su topografía que permiten conocer su violento pasado.
Según los astrónomos, estas arrugas en el disco galáctico son probablemente vestigios de colisiones pasadas. Cuantos más pliegues tenga una galaxia en espiral, más reciente fue su colisión. Si el escenario de la fusión hace 11 mil millones de años fuera exacto, el disco de la galaxia sería mayoritariamente plano. Sin embargo, no lo es, afirman los investigadores.
“Al observar cómo estas arrugas se disipan con el tiempo, podemos rastrear cuándo la Vía Láctea experimentó su último gran colapso, y resulta que esto ocurrió miles de millones de años más tarde de lo que pensábamos”, señala Donlon.
El equipo de físicos estudia el comportamiento de la Vía Láctea a través de simulaciones por computadora. Al señalar el punto de partida como dos protogalaxias que chocan entre sí, es posible visualizar la forma de los pliegues o arrugas que tomará una nueva estructura. En algún momento de esas simulaciones, las marcas del disco coincidieron con los datos actuales proporcionados por el telescopio Gaia de la Agencia Espacial Europea.
Las arrugas de la Vía Láctea fueron previamente descubiertas por Gaia en 2018. En ellas se confirmó que la galaxia tiene una topología con depresiones, montes y ondas, donde navegan las estrellas. “La historia de la Vía Láctea se reescribe constantemente en este momento, en gran parte gracias a los nuevos datos de Gaia”, afirma el autor.
La siguiente gran colisión de la Vía Láctea será con su compañera, la galaxia de Andrómeda, en aproximadamente 4,500 millones de años. Ambas se acercarán y orbitarán como sistemas binarios hasta “chocar” y combinarse. Los astrónomos explican que este tipo de eventos son generalmente imperceptibles para los planetas.