Así se vigila el cielo para que ningún asteroide impacte con la tierra
Los asteroides son rocas espaciales, restos de material que quedaron flotando en el espacio después de la formación de los planetas. Los científicos tienen catalogados más de un millón y medio de asteroides en nuestro sistema solar. De ellos, son considerados potencialmente peligrosos aproximadamente 35.000.
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El 30 de junio de 1908, una roca espacial de aproximadamente 40 metros de diámetro, cayó en una remota zona de Siberia, cerca del río Tunguska. Este asteroide, convertido en meteorito al impactar contra la tierra, destruyó todo en más de 2.000 kilómetros cuadrados cercanos a la zona de impacto, incluyendo el derribo de unos 80 millones de árboles. Afortunadamente, al caer en un lugar tan remoto, este impacto no afectó a un gran número de personas. En 2016, Naciones Unidas decidió celebrar el Día Internacional de los Asteroides el 30 de junio, en conmemoración del conocido como evento de Tunguska. El objetivo de Naciones Unidas con este Día Internacional, es concienciar a la población y aumentar la conciencia pública sobre el periodo de impacto de los asteroides.
Todos los días caen a la tierra toneladas de rocas espaciales, pero no nos damos cuenta porque la mayoría de ellas son muy pequeñas y o bien se desintegran en la atmósfera, o bien caen en zonas remotas sin causar grandes efectos. De los millones de asteroides que flotan en nuestro sistema solar y que conocemos, sólo son considerados peligrosos para nuestro planeta unos cuantos miles.
La peligrosidad de un asteroide está determinada por varios factores. Juan Luis Cano es responsable del Servicio de Información de la Oficina de Defensa Planetaria en la Agencia Espacial Europea, la oficina de la ESA que vigila nuestros cielos nos explica que se consideran asteroides peligrosos los que “se acercan a la tierra a menos de, aproximadamente, 50.000 millones de kilómetros y si superan un tamaño de alrededor de los 140 metros de diámetro. Esto no significa que los que sean más pequeños no sean peligrosos, pero el límite está establecido ahí desde hace varios años”. Además, influyen otras variables como la composición del asteroide, el material del que está hecho o su consistencia. Es decir, su densidad y su propensión o no a desintegrarse al entrar en la atmósfera.
«Es muy importante que cuando uno descubre un asteroide, se le vigile lo máximo posible»
Los institutos de astrofísica, una red de observadores amateur y sobre todo, las grandes agencias espaciales, son las encargadas de observar el cielo cada noche y por todo el planeta, en busca de asteroides que aún no están descubiertos y de la vigilancia y seguimiento de los que ya están catalogados. «Es muy importante que cuando uno descubre un asteroide, se le vigile lo máximo posible».
Cuanta más información tenemos de un asteroide, más preciso es el cálculo de su órbita y tenemos mejor capacidad de saber con mejor precisión si va a pasar cerca de la tierra o si tiene posibilidad de impactar”. En España, la ESA tiene varios telescopios con los que vigilan el cielo cada noche, por ejemplo, en Tenerife está el OGS, un telescopio de 1 metro de diámetro. Juan Luis Cano comenta que la ESA “también participa en un telescopio Smidt, en el Observatorio de Calar Alto, en Almería”.
Para mejorar las capacidades de detección de asteroides potencialmente peligrosos y para realizar vigilancias y seguimientos más exhaustivos de los asteroides ya catalogados, la Agencia Espacial Europea, está poniendo en marcha un nuevo telescopio que han bautizado como Fly Eye. El ojo de mosca, es un telescopio diseñado específicamente para la detección de asteroides, situado en Sicilia, y que van a empezar a probar este mismo año, para empezar su funcionamiento el año que viene.
Si las agencias espaciales detectasen un asteroide en dirección a la tierra, la manera de actuar sería diferente, en función del peligro que un hipotético impacto pudiera suponer. Si su diámetro es menor a 50 metros, el consenso de la comunidad científica es que se evacuaría la zona prevista de impacto. En cambio, “si el objeto fuera mayor de 50 metros, las agencias espaciales tendrían que empezar a diseñar planes para cambiar, de alguna forma, la trayectoria del asteroide. Esto puede ser, por ejemplo, impactando algún tipo de satélite diseñado para ello…”.
De los asteroides del Sistema Solar, los científicos conocen más de un millón y medio. Cuanto más grande, más fáciles son de detectar, y más de ellos se conocen. De los catalogados, se consideran cercanos a la tierra, y por ende más peligrosos, unos 35.000. De momento, nuestro planeta no está en peligro, pero los científicos insisten en que es importante vigilar el cielo constantemente porque hay asteroides que aún no hemos descubierto.