“El flujo migratorio a la UE debe regularse”, dijo Josep Borrell
La Unión Europea (UE) “necesita migrantes”, aunque algunos Estados no estén de acuerdo, pero el flujo migratorio “debe regularse”, aseguró ayer sábado en Roma el alto representante comunitario para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, para quien no se puede permitir que las personas “se conviertan en un arma”, como ha hecho Bielorrusia.
“La inmigración es un gran problema con muchas caras, que debe regularse, no debe existir la percepción de un flujo incontrolado donde algunos obtienen beneficios, otros arriesgan sus vidas y a menudo son engañados: Europa está experimentando un invierno demográfico, se necesitan personas de fuera, pero para gestionarlo hace falta una política común de inmigración y asilo”, dijo.
“Pero hasta ahora, lamento decirlo, los Estados miembros de la UE no se han puesto de acuerdo y las propuestas de la comisión no han sido aceptadas”, añadió en un foro internacional sobre el Mediterráneo organizado por el Ministerio italiano de Exteriores.
Josep Borrell insistió en que lo que hace falta es “una forma de gestionar la inmigración, porque cada país defiende sus propias fronteras, pero también las de la Unión Europea; porque no todos son solicitantes de asilo, hay que estudiar la situación para tratar los casos de manera diferente”.
“El problema de la inmigración se ve exacerbado por situaciones como la de Bielorrusia, que ha llamado a personas de todo el mundo con falsas promesas. No podemos permitirnos eso, no podemos permitir que la gente se convierta en un arma”.
Repatriaciones.
Un avión de Iraqi Airways con 419 inmigrantes partió ayer de Minsk con destino al país árabe, el quinto vuelo de repatriación desde el estallido hace casi un mes de la crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y Polonia.
Según informó el aeropuerto de Minsk, en el avión viajaban 415 adultos y cuatro niños menores de dos años, todos ciudadanos iraquíes.
Alrededor de 2.000 inmigrantes de Oriente Medio llegaron el pasado 8 de noviembre al lado bielorruso de la frontera con Polonia, desde donde pretendían entrar en la Unión Europea (UE), principalmente en Alemania.
Después de una semana de tensión con los guardias fronterizos polacos, el 16 de noviembre fueron trasladados por las autoridades bielorrusas a una nave industrial cerca de la frontera que sirve desde entonces como un centro de acogida.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estimó en unos 2.000 los inmigrantes y refugiados que se encuentran en la frontera con Polonia, en su mayoría kurdos de Irak, pero también sirios, iraníes, afganos, yemeníes, cameruneses .
En total, en Bielorrusia habría unos 7.000 migrantes, pero sólo un “número limitado” ha expresado su deseo de volver a casa de manera voluntaria.
El Consejo de la Unión Europea impuso esta semana al autoritario régimen de Alexandr Lukashenko las primeras sanciones por la crisis migratoria, restricciones que fueron secundadas por Estados Unidos. (Con información de EFE)