Tras las huella de la Totoaba para su conservación – Reporte Indigo
¿Están sobreviviendo? ¿A qué edades están llegando los ejemplares de totoaba? ¿O se mueren el primer año y entonces no tiene sentido que estén liberando animales?
Esas son las interrogantes que surgían en la Unidad de Biotecnología en Piscicultura de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) tras la liberación de miles de crías de totoaba nacidas ahí y liberadas en el Alto Golfo de California, su hábitat natural.
El encargado de dar las respuestas es Luis Enriquez, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Marinas y responsable del Laboratorio de Trazabilidad Genética de la unidad.
“Cuando decimos trazabilidad a lo que nos referimos es trazar de dónde viene, seguirle la huella, por eso decimos trazabilidad. Si yo tengo un animal, lo puedo analizar, hago esta prueba de paternidad y le digo: sus padres son animales que están en la unidad de ABC, lo puedo trazar hacia atrás a la unidad de producción de totoaba de la UABC, o la puedo trazar a la Unidad de Sonora, a esto se refiere, a seguirle la huella”, dice.
Pruebas de paternidad de la totoaba
Para realizar su trabajo, el investigador colabora con instituciones como la Fiscalía General de la República (FGR) y la Procuraduría General de Protección al Ambiente, (Profepa), donde analiza genéticamente muestras de totoaba que provienen de aseguramientos de la pesca ilegal.
“Lo que hacemos es una prueba de paternidad, todas las muestras que revisamos de la población silvestre las analizamos para ver si alguna de esas muestras proviene de los reproductores de aquí, es decir, si son hijas de las que nosotros tenemos aquí, es una prueba muy precisa y permite identificar claramente si viene de esta unidad
“También tenemos información de los reproductores de la Unidad de Sonora, y de la Unidad de La Paz y podríamos distinguir si un animal que es capturado de la población silvestre, es silvestre realmente, o proviene de alguna de las que se han estado haciendo para la liberación de la especie”, explica.
Luis Enriquez recuerda que la primera vez que solicitaron su apoyo fue en 2013 o 2014 y a lo largo de estos años han tomado alrededor de 3 mil 400 muestras, de las cuales han encontrado ocho ejemplares de totoaba nacidas en la unidad.
“Aunque podamos darle dos interpretaciones: o se mueren muchas, o la población es muy grande, cualquiera de esos dos escenarios nos dicen que en la población silvestre todavía hay muchos animales y eso es bueno”, explica.