EE. UU. acusa a Irán de no presentar «propuestas constructivas» en la negociación nuclear
Teherán y representantes de los firmantes del pacto nuclear de 2015 pausaron las conversaciones en Viena y esperan retomarlas «de urgencia» la próxima semana. Después de cinco meses de silencio de radio por parte de Irán, el regreso a las discusiones en Austria fue la ocasión de redistribuir las cartas. Pero mientras el nuevo Gobierno iraní de Ebrahim Raisi exige el levantamiento de las sanciones económicas, Estados Unidos asegura que Irán «no parece ir en serio» para salvar el acuerdo.
Este viernes 3 de noviembre en Viena, y sin grandes avances, se pausaron las conversaciones para salvar el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias nucleares (Francia, Alemania, Reino Unido, Rusia y China), de las que participa indirectamente Estados Unidos.
Las partes cerraron la séptima ronda de negociaciones sin acuerdos concretos y sensaciones poco positivas sobre las posibilidades de rescatar el pacto, firmado para frenar el desarrollo del programa nuclear iraní. El punto muerto se presenta porque Teherán supedita el cumplimiento de lo pactado al levantamiento total de las sanciones internacionales, algo que Washington no parece dispuesto a aceptar.
El compromiso de las partes en Austria es consultar con sus gobiernos y retomar los diálogos la próxima semana. Pero el tiempo apremia. «Nos esperan importantes desafíos. El tiempo no es ilimitado. Hay una evidente sensación de urgencia y no tenemos mucho tiempo, y mucho trabajo por hacer», explicó Enrique Mora, número dos del servicio diplomático de la Unión Europea y coordinador de las negociaciones.
Aún como un participante indirecto de las negociaciones, Estados Unidos observa con recelo la postura de Irán, que esta semana había presentado dos borradores de propuestas para acercar posiciones. «Irán ahora mismo no parece ir en serio en cuanto a hacer lo necesario para volver al cumplimiento, y por eso terminamos esta ronda de conversaciones en Viena», explicó el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en una conferencia de prensa en su país.
«Si el camino para volver a cumplir el acuerdo resulta ser un callejón sin salida, buscaremos otras opciones», añadió, sin dar más detalles.
En la misma línea, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que el Gobierno iraní «no llegó a Viena con propuestas constructivas». «Irán empezó esta nueva ronda de negociaciones con una nueva ronda de provocaciones nucleares (…) y todavía no han alcanzado un acuerdo con el OIEA para restaurar la cooperación que han degradado en los últimos meses», remarcó.
Esta séptima ronda en seis años de discusión, la primera desde junio, fue iniciada hace cinco días en el Palacio Coburg, en Viena. Se trató del primer encuentro con los delegados iraníes desde la asunción como presidente del conservador Ebrahim Raisi, abiertamente antioccidental. Mora explicó que se están incorporando «nuevas sensibilidades del nuevo Gobierno iraní» sobre la base de los documentos que se dejaron cerrados en junio.
«Hace más de cinco meses, Irán interrumpió las negociaciones. Desde entonces, Irán ha acelerado su programa nuclear. Esta semana, ha dado marcha atrás en los avances diplomáticos realizados», advirtieron en un comunicado altos funcionarios de Francia, Reino Unido y Alemania, quienes añadieron que Irán exigía «cambios importantes» en el texto.
Los diplomáticos indicaron que la delegación iraní había propuesto modificaciones radicales en un documento que se negoció con detalle en rondas anteriores y que, según los funcionarios europeos, estaba terminado en un 70 a 80 %. Por ende, las discusiones tuvieron que pausarse para que cada parte consulte sus a gobiernos.
Con los beneficios nucleares del acuerdo bastante desgastados, algunos funcionarios occidentales afirman que queda poco tiempo antes de que los cimientos del acuerdo se dañen sin remedio.
Una incertidumbre que estanca las concesiones
El llamado Plan de Acción Integral Conjunto, o JCPOA, ha estado paralizado de hecho desde que Estados Unidos se retiró bajo una campaña de «máxima presión» del entonces presidente Donald Trump contra Teherán en 2018. Desde entonces, Irán ha multiplicado los incumplimientos a muchos límites del acuerdo, como enriquecer pequeñas cantidades de uranio de hasta un 60% de pureza (el uranio apto para armas exige niveles del 90%).
El anuncio este miércoles por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) profundizó aún más las dudas en todo el proceso. Esa agencia informó que Irán había intensificado el enriquecimiento de uranio en una instalación nuclear subterránea de Fordo (unos 200 kilómetros al sur de Teherán), donde se suponía que se debía cesar toda actividad de enriquecimiento.
Los signatarios del acuerdo nuclear, a excepción de Estados Unidos, (es decir Irán, Rusia, China, Francia, Alemania y Reino Unido) decidieron reunirse de urgencia en el Palacio Coburg de Viena, un hotel de lujo donde se firmó el pacto hace seis años. El entendimiento de 2015 limitó estrictamente el enriquecimiento de uranio por parte de Irán a cambio del levantamiento de las sanciones económicas.
Estados Unidos, todavía fuera de las conversaciones oficiales, envió una delegación, encabezada por el enviado especial de la administración Biden para Irán, Robert Malley. Se alojaron en un hotel cercano y eran informados de las conversaciones por diplomáticos de los demás países.
En las discusiones de esta semana, Irán había pedido, entre otros puntos, que Estados Unidos descongelara 10.000 millones de dólares en activos como gesto inicial de buena voluntad. Según Enrique Mora, para la reactivación del acuerdo Estados Unidos deberá «cumplir plenamente» sus compromisos, es decir levantar las sanciones económicas que paralizan a Teherán. Lo mismo deberá hacer Irán y frenar los desarrollos nucleares.
Por su parte, Irán mantiene que su programa atómico nunca fue diseñado para producir armas nucleares. O eso era antes, como lo afirman las agencias de inteligencia estadounidenses y los inspectores internacionales. Irán tuvo un programa organizado de armas nucleares hasta por lo menos 2003.
El mayor problema según casi todos los miembros del JCPOA (excepto Irán) es que los inspectores del OIEA nunca pudieron supervisar completamente el programa de Irán porque Teherán siempre ha limitado el acceso total a sus instalaciones.
Con Reuters, AP y EFE